Antes de echarme al mar tenía amigos. Ellos podrían dar fe de mi horror por todo lo que suene a terrorismo. También de mi desdén por toda ideología que cause sufrimiento, entre lo que incluyo al nacionalismo en los países democráticos (lo siento, búsquenme en La Tortuga).
Dicho eso, se acaba de celebrar una cosa rara llamada CONFERENCIA DE PAZ en San Sebastián (España) sobre no sé qué posible fin de la banda asesina ETA, y alguna cosa se puede comentar usando sólo la razón y no las emociones ni las preferencias. No digo “intentaré ser imparcial”, porque no lo soy: estoy de la parte de las víctimas, de los derechos humanos de las personas antes que los de los pueblos, y de la ley. Simplemente intentaré ser coherente.
1.- Los que han VENIDO a la llamada Conferencia de Paz no son unos pelagatos; son gente con un recorrido y una experiencia. Otra cosa es que sean adecuados para venir aquí a hablar de esto; otra cosa más es que hayan hecho algo bueno participando en esta pantomima; y otra cosa más es que quiero saber quién les ha pagado las gambas y el palacio, a ver dónde están ahora los de ”con mis impuestos a Kofi cero”.
2.- Una CONFERENCIA es algo en lo que se juntan personas (viene de “conferre”, que significa “llevar con”, ”reunir”). No puede llamarse conferencia un bodrio inventado por A para decir lo que gusta a A y ha escrito A para gloria de A, sin contar con B. Y si B dice algo le parto las piernas. Aun así, no critico que se celebre, porque ahora están hablando los que antes sólo ladraban, simplemente se han reunido “ellos” a hacer su PERFORMANCE, ya la han hecho y por mí que hagan 500 así, pero que no esperen mi aplauso sólo con eso.
3.- Tampoco es de PAZ porque ésta no existe antes, ni tiene por qué haberla después ya que no se pide el “cese de la violencia” sino sólo “una declaración pública de cese de la violencia”. Es decir, no se plantea la realidad de dicho cese ni su verificación sino sólo su manifestación, que es como si la policía me para a la salida de la discoteca a las seis de la mañana y se conforma con mi “declaración pública de que no he bebido”.
4.- Ya está bien de marear la perdiz con que si fulanito “ha dialogado”, o “ha negociado”, o “ha hablado”. Hablar SE DEBE HABLAR con todo el mundo cuando se es un gobernante. La diferencia es “sobre qué se habla, y qué se acuerda, si se acuerda algo”. Toda la vida han hablado los enemigos si con ello se pueden ahorrar más daño o tiempo, y no se debe criticar a un gobernante “por hablar” con el enemigo, sino “por lo que acuerda” con el enemigo.
5.- Ya está bien de decir que ETA está prácticamente DERROTADA. Quienes dicen eso están deseando ponerse la medalla que no les toca y aún no toca. ETA estará derrotada cuando lo esté, y hoy no lo está. Alguien está derrotado cuando entrega sus armas y cuando manifiesta una clara voluntad de no continuar peleando, y ETA no ha hecho ninguna de estas dos cosas. Que le pregunten al GRAPO, que aparece cada 5 años.
6.- Es obvio que el sector abertzale está dando PASOS, y negarlo es de tontos.
7.- Pero también es de tontos CREER que esos pasos son a) sinceros; b) fiables; c) irreversibles; ch) consensuados; d) suficientes; e) libres; f) sentidos. Si tenemos en cuenta todas estas carencias de los gestos de los abertzales, no debe haber problema en reconocer que, aunque estén haciendo teatro, es mejor este teatro que el tiroteo.
8.- No es de tontos sino de babosos decir que estos pasitos son una muestra de que los abertzales han emprendido una APUESTA por la paz, por la reconciliación, etc., etc., porque eso no se ha visto aún por ningún lado. Están haciendo un teatro “por imperativo legal”, como cuando en su día juraron la Constitución. Aun así repito que prefiero el teatro al tiroteo, y añado que yo después del teatro no me voy de copas con el actor sino que éste se va a su camerino y yo a mi barco, hasta nuevo aviso.
9.- Es de tontos (perdonen la insistencia, pero es que así a lo mejor nos acordamos más) pretender que los abertzales sientan/incuben/muestren/comprendan/emprendan cualquier SENTIMIENTO o afecto hacia todo lo que no sean ellos. Queremos de ellos que no peguen tiros y no nos griten, pero de ahí a exigirles que nos feliciten el Santo hay un largo trecho. Es un empeño inútil pretender escuchar de ellos un “lo siento”, los seres humanos no deberíamos gastar energía esperando eso.
10.- Está claro que el problema terrorista NO ES SOLO un problema policial, aunque también es policial (durante mucho tiempo ni siquiera fue un problema policial, porque parecía que a muchos les daba igual, o “lo comprendían”). Y ello es así porque la cuestión terrorista está adherida a otra separatista, y ésta a otra nacionalista, y ésta a otra cultural, y ésta a otra social, y ésta a otra histórica, y ésta a otra económica... (cuando digo adheridas no quiero decir que estén justamente adheridas, a mí se me adhiere un chicle cuando lo piso y lo normal sería quitármelo de inmediato). Por eso además de medidas policiales debe haber otras educativas, y culturales, y sociales, y humanas, y legales... y sobre todo debe haber una reflexión muy profunda de TODOS sobre en qué consiste el nacionalismo, cuáles son sus ventajas, sus inconvenientes, y si vale la pena exhibir el nacionalismo como una virtud en una formación que aspira a gobernar a una comunidad humana con derecho a la pluralidad. El nacionalismo es un callejón muy largo que sólo tiene dos opciones: o seguir adelante hasta el final, o dar media vuelta. No es una plaza redonda, un ágora donde uno encuentra gente, dialoga, aprende, ve, escucha, cede. No digo que el nacionalismo sea en sí violento, pero sí es emotivo antes que racional; cuando la emoción sirve de base a una política el resultado sólo puede ser sectario, y de la secta a la violencia hay un paso.
11.- El paseo por la Concha de Kofi y los suyos, que dicen “venir de buena fe” y “con la esperanza de ofrecer ideas”, me recuerda al paseo lamentable de "La Cruzada de los Niños" allá en la Edad Media, cuando decenas de miles de críos se agruparon por toda Europa formando ríos humanos con la intención mística de llegar a Tierra Santa y convencer al mundo de que debían parar la guerra y respetar los Santos Lugares. Pensaban que exhibiendo su inocencia y candor podrían ablandar al Mal. Los padres los dejaron ir, mitad por fe y mitad por librarse de una boca. Los críos fueron embarcando en diversos puertos como Marsella y otros, en docenas de barcos. El resultado es claro: no llegó ni uno a su destino, acabaron vendidos a miles como esclavos, miles en harenes, cientos en el fondo del mar, cientos robados a bordo, cientos asesinados en Africa... Que ahora venga la Cruzada de los Niños a hablarme de “resolver el último conflicto armado de Europa”, hace que se me quiten las ganas de escuchar eso tan sabio que es que me inciten a sentarme y dialogar, abordar fórmulas, avanzar hacia la superación...
En un conflicto matrimonial puede ser útil un MEDIADOR, pero no traemos un mediador para sentar en una mesa a una mujer maltratada y a su agresor y decirles que se miren a la cara y hablen, la mujer lo consideraría una burla y le darían náuseas, y nos pediría que de momento encerremos al criminal y luego ya veremos si con un cristal en medio tiene el valor de dirigirle la palabra. Pues aquí igual.