domingo, 14 de febrero de 2016

RELIGIOSOS DE POLOP Y GUADALEST EN BENIDORM TRAS LA PESTE NEGRA





El presente artículo tiene un propósito limitado. Pretende tan sólo llamar la atención sobre unos datos que figuran en fuentes diversas y que quizá puedan servir de hilo conductor para conocer mejor los primeros momentos de la iglesia benidormense, tras la conquista por Jaume I.


   Forma parte de un estudio sobre algo que desde hace tiempo me llama la atención: la posible relación entre el origen o refuerzo de la Iglesia de Benidorm y la Peste Negra de 1348. Dicho estudio analiza cómo la preocupación por la vida religiosa en el Benidorm de aquella época entraba en los planes de tres personas: el señor de Benidorm infante Don Pedro de Aragón conde de Ribagorza, su sobrino el rey Pedro IV el Ceremonioso y el obispo de Valencia Hugo de Fenollet. Al ser una entrada para blog, omitiré referencias a fuentes para mayor agilidad. Las insertaré en su día cuando lo exija el formato.


  La Iglesia de Benidorm suele venir referida a una fecha comprendida entre 1349 y 1356, es decir, los años inmediatamente posteriores a la devastación que supuso en 1348 la Pestilencia o “Gran Mortaldat” (así la llamaron entonces, como encontramos en el Dietari del Capellá d´Alfons el Magnánim, o en la Crònica de Pere Maça-, mientras que el término “Peste Negra” no empieza a constar sino dos siglos más tarde, a partir de 1550).


   En cuanto a la datación de la Iglesia de Benidorm, referida a la actualmente ubicada en el cerro del Canfali y dedicada a la advocación de Sant Jaume i Santa Anna, suele darse la referencia de las fechas de 1349-56 (siendo ya señor de Benidorm el infante Don Pedro, conde de Ribagorza y tío del Rey Pedro IV el Ceremonioso), como punto de encuentro de las múltiples aportaciones de tratamientos anteriores. Por su parte, Agustí Galiana (presidente de la Associació d´Estudis de la Marina Baixa, AEMABA) me ha aportado el dato esencial de que, según fuentes investigadas por él, consta que Bernat de Sarriá fue quien construyó la iglesia ubicada en el castillo de Benidorm y que lo habría efectuado en fecha anterior a 9 de Enero de 1331. Ello significaría que la iglesia de Benidorm ya existía cuando llegó a nuestras costas la gran epidemia que azotó Europa.


  No obstante, no es objeto del presente artículo profundizar en el origen mismo de la iglesia sino en ciertos acontecimientos que le afectan a partir de 1348. Por ello renunciaremos aquí a analizar todas las cuestiones que se suscitan sobre los años anteriores a 1348 en cuanto a: 1) preexistencia del mismo templo o de otros edificios religiosos en el entorno benidormense; 2) preexistencia de un culto en el mismo castillo o en otros lugares del término, fueran cristianos o incluso mezquitas, así como 3) las intenciones, realidades o localizaciones de aportación en esos años a los monjes agustinos en el término de Benidorm, pues todo ello excedería con mucho la vocación sintética de este artículo y su ámbito temporal.


   Sí nos interesan las fechas de 1349-56 como aquéllas a partir de las cuales puede entenderse consolidado el culto cristiano y asistencia a sus fieles en Benidorm tras las Reconquista. Baste citar por todas la mención literal recogida por Francisco Amillo Alegre en su Historia de Benidorm, de los orígenes a 1960. Amillo transcribe parte de un documento eclesiástico –en copia- de 1414, redactado originalmente en latín, del que extractamos algunos párrafos:


 “Benidorm, año del nacimiento del señor de 1414, jueves trece de Septiembre. Visita a la iglesia basílica del lugar de Benidorm, sufragánea de la iglesia del lugar de Polop. El ínclito señor el infante Pedro, conde de Ribagorza y de las montañas de Prades y de las universidades de los lugares de Bellaguarda y de Benidorm estableció un beneficio y una vicaría perpetua con el consentimiento del señor Hugo, entonces obispo de Valencia…


…El vicario está obligado a residir habitualmente en el lugar de Bellaguarda y celebrar allí mismo los oficios durante dos días consecutivos de cualquier semana, y durante tres domingos está obligado a celebrar en la iglesia de Benidorm y durante dos días de aquella semana…


…En el castillo de Benidorm hay erigida una capilla de Sant Jaume y un altar y un retablo, pero el altar está desnudo y no hay ornamentos, aunque el teniente de alcalde Miquel Ramírez dijo que el día de Sant Jaume se prepara el altar y se celebra, etc…”



  Para quien no esté familiarizado con el término “Bellaguarda”, diremos que éste se hallaría ubicado en el actual término municipal de Altea, en las inmediaciones de su actual casco urbano por el lado que mira hacia el Albir y Benidorm.


   El obispo Hugo del que se habla, -y que auspició la citada obligación de que un vicario celebrara misas en la iglesia de Benidorm-, es Hugo de Fenollet, quien accede al cargo precisamente por fallecimiento, a causa de la Pestilencia, del anterior obispo de Valencia, Ramón (Raimundo) Gastón el 19 de Junio de 1348, según estudió Jose Trenchs, el cual incluye numerosas referencias a los Archivos Secretos Vaticanos. Para ser honestos, la mención de José Trenchs a la muerte de Gastón no indica la causa de su muerte sino tan sólo que ocurrió “durante la peste”, aunque es posible que falleciera por cualquier otro motivo pues, como nos recuerda el Dietari de José Agramunt, “Mosén Raimundo Gastón...rigió esta Yglesia 35 años, siete meses y tres días. Murió…muy viejo”. El 3 de Diciembre del mismo año 1348, por nombramiento pontificio, fue designado sucesor de Gastón en la cátedra obispal quien hasta entonces fuera canciller real: Hugo de Fenollet.


  Es así que, al referirse el documento de 1414 al obispo Hugo y al infante Don Pedro, sólo puede estar hablando del citado Hugo de Fenollet, quien ejercerá el obispado desde el 3 de Diciembre de 1348 hasta su muerte ocurrida el 21 de Junio de 1356. Estas fechas precisas de comienzo y fin del episcopado de Fenollet las tomamos de la página episcopal de internet, si bien el Dietari de José Agramunt antes citado las sitúa respectivamente en el 29 de Julio de 1348 y el 25 de Junio de 1356. El sucesor de Fenollet será Vidal de Blanes, obispo de Valencia entre 1356 y 1369.


   Por todo lo anterior daremos, pues, por atestiguado que hacia 1349-56 la iglesia de Benidorm ya era considerada como sufragánea de la iglesia de Polop, y que un vicario de ésta última (Polop) debía residir en Bellaguarda para –además de sus obligaciones en la misma Bellaguarda- acudir a Benidorm a ejercer la cura de almas.


   A partir de ahí podemos apuntar otros datos.  

   1348.- Muerte del párroco de Polop llamado Bernat Sabater, y nombramiento de Guillem Auger.-


   La Gran Mortandat fue realmente devastadora en toda Europa, y eso no excluye a la Península Ibérica. Mucho menos al Reino de Valencia, toda vez que la principal forma de transmisión de la peste se producía por mar entre las zonas costeras a las que llegaban barcos contaminados de otras riberas. En el caso de los párrocos de las iglesias valencianas, el panorama fue realmente llamativo: sólo en la zona cercana a Benidorm morirán por la peste los párrocos de Alcoy, Castalla, Corbera, Cocentaina, Cullera, Gandía, Luchente, Mogente, Onteniente, Penáguila, y también del mismo Polop. 
 El rector de Polop fallecido en 1348 por la peste fue Bernat Sabater. Le sucedió Guillem Auger. Así pues, hasta esa fecha habría sido Bernat Sabater el responsable de la iglesia de Benidorm como sufragánea de Polop, y a partir de entonces lo sería Guillem Auger. Lo que no sabemos es el momento exacto en que empezó a ponerse en práctica la obligación de vicaría y asistencia a Benidorm en los términos pactados, si es que no constituía ya de antes una práctica no escrita.
   El tal Guillem Auger no debía ser un mero religioso de escasa influencia. En el mismo año 1348, en diversos documentos recibidos en la corte pontificia de Avignon el 15-X-1348, le vemos firmando como presbítero de Valencia varias solicitudes: a) la petición para sí de la iglesia parroquial de Polop; b) una solicitud para Domènec Pradell –presbítero también de Valencia- de la concesión de la iglesia de Carpesa en sustitución del fallecido Bartomeu de Sant Joan; y c) otro documento solicitando para Guillem Arnau, presbítero de Vic, la iglesia de Penáguila en sustitución del fallecido Guillem Descres. Es decir, que Guillem Auger se consideraba lo suficientemente influyente no sólo para pedir plazas para sí, sino también para otros dos religiosos, y hacerlo con éxito.


   El Papa Clemente VI concedió en el mismo día de su recepción (15 de Octubre de 1348) las tres peticiones de Guillem Auger. No hay que olvidar el carácter de Auger como presbítero de Valencia, ni la conexión de Guillem Arnau como presbítero de Vic, de donde había sido obispo el propio Hugo de Fenollet antes de acceder a la silla episcopal de Valencia. Esta línea de influencia Vic-Valencia también excede al presente artículo, si bien habrá de ser tenida en cuenta en un estudio más minucioso.


  De momento, nos conformaremos con conocer que Guillem Auger, nombrado párroco de Polop el 15 de Octubre de 1348, será a partir de ese día el responsable de la iglesia que existía en Benidorm.


1352.- El rector de Guadalest, Pascual de Clariana, presenta una súplica para marchar a Tortosa.

   En Guadalest no había fallecido el rector durante la peste negra, o al menos no consta su fallecimiento. Suponemos pues –sin total certeza- que en 1348 debía ser Pascual de Clariana el mismo párroco que cuatro años más tarde, en 1352, consta que pretendiera obtener un beneficio en Tortosa. Su petición será reforzada por el arcediano de Valencia, Arnau de Rocafull, que suscribe una súplica a favor de Clariana, concretamente con entrada de registro pontificio de 11 de Julio de 1352. No tenemos constancia de que Clariana obtuviera dicho beneficio, pero aportamos el dato como constatación de que durante la peste y en los años inmediatos hubo un rector operante en la iglesia de Guadalest, aunque todavía no tuviera vinculación con la iglesia de Benidorm pues, por entonces, el vínculo y la atención de almas aún se debería estar resolviendo a través de la iglesia de Polop.

  El apellido Clariana, por lo demás, parece haber sido relevante en aquellos tiempos en Guadalest, como se deduce del hecho de que el alcaide del castillo nombrado unos años antes, en 4 de Junio de 1336, se llamara Humberto de Clariana (así resulta de la obra Documentació històrica i bibliografia de la Marina Baixa, de Agusti Galiana Soriano, editada por la Associació d´Estudis de la Marina Baixa, Villajoyosa 2011).



   1357.- Captura del cura párroco de Polop, Guillem Auger, por los musulmanes.

   Este episodio resulta verdaderamente curioso, y en cierto modo influirá en la cuestión que tratamos.

   Dice el informe del Arzobispo de Valencia Don Francisco Fabián y Fuero, elaborado en 1791 sobre las fuentes archivísticas del propio arzobispado:

“…en mil trescientos cinquenta i siete cogieron los moros cautivo a Guillermo Auger, cura párroco de Polop, que se hallava de recreo en Hiffách, después de haver hecho una grande resistencia contra los mahometanos; en mil trescientos cinquenta i nueve declaró la Sagrada Penitenciaría que el citado cura no havía incurrido en irregularidad por los tiros de ballesta que dirigió en el lugar de Hiffach contra los moros porque no podía salvar su vida de otro modo; en mil trescientos cinquenta i siete desampararon los christianos a Hiffách por las frecuentes invasiones que hacían en este pueblo los corsarios de Berbería i se dio licencia a Juan de Bhaello, beneficiado de dicho lugar para residir su beneficio en cualquier Yglesia.”

   De esta narración destacamos algunos puntos importantes. En primer lugar, vemos cómo Guillem Auger habría –al parecer- mantenido en continuidad la parroquia de Polop desde su nombramiento en 1348 hasta 1357 (fecha de su captura), como mínimo, y con ella sus responsabilidades hacia la iglesia de Benidorm. Por tanto, y de haberse cumplido lo dispuesto en su momento por el obispo Hugo de Fenollet (recordemos que éste fallace un año antes del episodio que ahora narramos), debió haber sido Guillem Auger quien se ocupara de la designación del vicario que residiera en Bellaguarda y atendiera a la iglesia de Benidorm.

   Observamos a Auger, además, tomándose momentos ”de recreo” en Ifach (Calpe), en lugar de aprovechar para tal solaz los lugares más cercanos de Bellaguarda y del propio Benidorm en los que, además de haber parajes igualmente placenteros, tenía responsabilidades religiosas. Ello quizá nos indique que el sistema de atención de Bellaguarda y Benidorm por el vicario de Polop designado con residencia en Bellaguarda se estaría cumpliendo suficientemente, y que no resultaba precisa la asistencia complementaria del párroco polopino. Por cierto, a estos datos hay que añadir que desde 1340, la localidad de Calpe se hallaba en permanente estado de amenaza. Según cuenta el Informe de Fabián y Fuero, “en el año mil trescientos i quarenta los vecinos de Cálpe por causa de las frequentes invasiones de los moros desampararon la villa i se pasaron a vivir al entonces lugar de Hiffac”.

   También es llamativo el que Auger acuda a su “recreo” armado de una ballesta, como si fuera consciente en todo momento de un peligro latente, principalmente proveniente del mar. Ello nos hace cuestionarnos el tipo de recreo en que pensaba el párroco de Polop cuando decide precisamente solazarse en la costa calpina. La llevanza de una ballesta no debía ser habitual en un religioso en la época de que tratamos, pues hay que recordar precisamente las disposiciones y comentarios que la iglesia hizo contra este tipo de arma. En efecto, la ballesta era altamente mortífera y se disparaba a una larga distancia tal que hacía innecesaria la “caballeresca” lucha frente a frente con armas blancas tales como espadas, dagas, lanzas, etc. Para colmo, la ballesta traspasaba fácilmente (mucho más que con un arco habitual, excepción hecha de los formidables arcos ingleses de dos metros y flechas de un metro, manejados frecuentemente por arqueros galeses y que exigían años de entrenamiento) las armaduras de los más nobles, únicos que podían permitírse pagarse una coraza.

   Así pues, por su “recreo” y su ballesta no encontramos precisamente en el perfil de Guillem Auger un especial carácter seráfico sino más bien mundano. Ello nos llevaría a otro tema en el que tampoco entraremos ahora, cual es el verdadero carácter de muchos de los religiosos que fueron acompañando las repoblaciones cristianas en lugares “de frontera”.

   No conocemos la suerte posterior a 1357 de Guillem Auger tras ser hecho cautivo por los musulmanes. El que se tramitara dos años más tarde un expediente por la Penitenciaría para dilucidar si era culpable de violencia por usar la ballesta o si bien cabía exculparle por haber obrado en defensa propia, no significa que el propio Auger estuviera presente en el expediente, ni tan siquiera que hubiera sobrevivido o se hubieran tenido nuevas noticias de él.

  Sí se nos dice que en el mismo año del ataque, Ifach (Hiffach) quedó despoblado, y que el beneficiado que allí actuaba –Juan de Bhaello- fue eximido de residir en aquella costa tan peligrosa y se le dio permiso para residir donde prefiriera.

   El episodio del apresamiento del párroco de Polop en las playas de Ifach en 1357 se nos antoja, no obstante, mucho más complejo de lo que parece a primera vista, si tenemos en cuenta que justo en esos momentos está en pleno comienzo la Guerra de los Dos Pedros, entre Castilla y Aragón. Ello nos hace replantearnos el verdadero carácer del ataque costero, e incluso de su autoría. Sabemos que ya en el año anterior, el 4 de Septiembre de 1356, el rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso había recibido el ultimatum del rey de Castilla, Pedro I el Cruel, apercibiendo del conflicto.

   Ya para entonces, el Consejo Municipal de Valencia había recibido un informe de 31 de Julio de 1356 que le llevó a adoptar algunas precauciones, entre las que se incluía: a) dedicar especial atención a la frontera sur (por donde de hecho se iniciaron los ataques y traiciones de los infantes Don Juan y Don Fernando, hijos del anterior rey de Aragón Alfonso IV y de su segunda esposa Leonor de Castilla); y b) que el gobernador debía partir hacia Xátiva, y el baile hacerse cargo de Villajoyosa para encomendar su castillo a alguien de absoluta confianza.

   Por tanto, en el momento que analizamos la zona costera de la Marina Baixa no estaba a la espera de un simple puñado de piratas musulmanes sino en pie de guerra contra todo un reino de Castilla, y con atención muy especial al castillo de Villajoyosa. Eso nos hace preguntarnos nuevamente por la “extraña aventura” del párroco de Polop en las playas de Ifach en 1357. El 8 de Septiembre de 1356 el infante Don Juan había tomado Alicante, y el 17 de mismo mes el infante Don Fernando sale de su feudo de Orihuela para tomar Biar (si bien un estudio de Antonio Ramón Pont data ese ataque a Biar en el día 17 pero no de Septiembre sino de Octubre). El 4 de Octubre de 1356 Pedro IV de Aragón hace pública en Barcelona su declaración de guerra a Castilla; el 16 de Diciembre Valencia envía emisarios para interesarse por los tripulantes desaparecidos de dos galeras que se dirigían a Alicante y habían sido desarboladas por el capitán genovés Bocanegra; en Diciembre se veía como inminente un ataque castellano a Valencia y quizá por ello y ante la necesidad de obtener recursos o mayor apoyo militar, el 25 de Diciembre de 1356 el rey Pedro IV vende a su tío el infante Don Pedro el castillo de Guadalest. Es decir, que el año 1357 comienza con una guerra ya declarada entre Castilla y Aragón, y con especiales medidas de seguridad en la zona marítima de la Marina Baixa.

   Recordemos, por cierto, que el infante Don Pedro había sido hasta bien poco antes el pleno señor de Benidorm, pasando a compartirlo temporalmente con su hijo Alfonso a partir de 1355. En efecto, el año anterior al de comienzo de la Guerra de los Dos Pedros, en el día de Navidad de 1355 y en la capilla papal de Avignon, el rey Pedro IV premió a su tío el infante Don Pedro y conde de Ribagorza creando el condado de Denia a favor del hijo de éste, Don Alfonso de Aragón y de Foix, en cuyo condado quedaban integrados –entre otras cosas- todos los lugares que en su día “foren del noble en Bernat de Sarrià”, quedando el infante Don Pedro no obstante como usufructuario de lo que previamente era de su titularidad. Se excluía “Godalest ab son terme, lo qual és del senyor rey…e los lochs de Vilanova e Horcheta”. Sin embargo, como hemos visto en el párrafo precedente y a pesar de su reserva, la necesidad de dinero obligó al rey a vender Guadalest al año siguiente 1356 al mismo infante Don Pedro, con lo que los términos de Benidorm y Guadalest volvían a recobrar, siquiera parcialmente en la familia del infante Don Pedro y su hijo Alfonso, la conexión que tuvieron en tiempos de Bernat de Sarriá. En cuanto a Alfonso, la confianza que el rey puso en él se constató cuando recibió el mando como capitán de las tropas al sur del Júcar a partir del 31 de Agosto de 1356.

   La guerra arreciaba, hasta que en Febrero de 1357, el rey de Aragón recibe noticia de la venida de un legado papal para tratar de detener la guerra. Dice la Cronica del rey en Pere IV: “Estant Nos en la dita ciutat en lo mes de febrer del dit any (1357), lo pare sanct trames a Nos per legar lo cardenal appellat Guillerm per tractar pau y concordia entre Nos y lo dit rey de Castella…”

  Lo ocurrido con esta tregua nos es relatado de forma más detallada en los Anales de Aragón, de Jerónimo Zurita. Tomando lo esencial para nuestro estudio, podemos destacar que el infante Don Pedro se vio implicado al máximo en ese momento en la defensa de las fronteras del reino, hasta el punto de ser designado general del reino de Valencia, y de contar con su propio hijo Alfonso –conde de Denia- como auxiliar privilegiado; el legado del papa Inocencio, cardenal Guillermo, de Santa María en Cosmedín, llegó a Zaragoza el 9 de Febrero de 1357 y fue recibido por el rey de Aragón. Se concertó una reunión de comisionados en Tudela, en la puerta de Albazar para el 10 de Mayo, y de la misma resultó un plazo para llegar a un acuerdo que abarcaría “desde aquel día que se juntaron hasta el día de San Juan Baptista siguiente, y de allí un año cumplido, y más por otros sesenta días…”. Ello significa que, en teoría, desde el 10 de Mayo de 1357 debía existir una tregua entre Castilla y Aragón que abarcaría, como mínimo, todo el resto del año 1357.

   Así pues, la duda respecto a la posible autoría castellana –en lugar de musulmana- del secuestro del párroco de Polop en las playas de Ifach en 1357, dependería de si el suceso se produjo antes o después de la fecha de inicio de la tregua entre ambos reinos cristianos. No obstante, y como es fácil de suponer, las treguas pactadas por los altos príncipes no siempre alcanzan a sus últimos súbditos, por lo que habría sido posible cualquier desenlace. Lo cierto es que, a pesar de la tregua, el rey castellano no cejó en sus preparativos para continuar la guerra de inmediato.

   El día de San Miguel (29 de Septiembre) de 1357 se juntaron en Egea los delegados de ambos bandos para tratar de la paz, pero no se pusieron de acuerdo. La situación de tregua se mantuvo con algunas tiranteces hasta que al año siguiente, en Mayo de 1358, volvieron a estallar las hostilidades de una manera irreversible durante algunos años (con algún período más de tregua intermedio). La causa del reinicio de la violencia fue el ataque por el maestre de Santiago contra Jumilla, entonces en poder del infante Don Fernando el cual se había pasado al bando del rey de Aragón. El maestre de Santiago –Fadrique de Trastamara, gemelo de Enrique y hermanastro del rey Pedro I de Castilla- consiguió tomar el castillo de Jumilla, si bien su hermanastro el rey en lugar de premiarle mandó matarlo de inmediato en cuanto llegó a Sevilla a darle las buenas nuevas.

   La anterior digresión sobre la guerra de Castilla con Aragón nos sirve para proponer varias hipótesis sobre el secuestro del párroco de Polop en 1357: a) pudo ser capturado por musulmanes, como indica la información arzobispal; b) pudo ser capturado, pero por castellanos o sus aliados, en momentos previos a la tregua iniciada el 10 de Mayo de ese año y mantenida oficialmente durante al menos hasta el final de aquél año; c) pudo ser obra de castellanos o sus aliados, que hubieran desobedecido la tregua ya iniciada, teniendo en cuenta la efervescencia de preparativos y maniobras subrepticias que el rey de Castilla –según la versión de Aragón- venía organizando aun en momentos de armisticio.

   En cualquier caso, aunque no fuera por mar, ni en ese año 1357, sí tenemos constancia de que hasta el momento de la tregua de Mayo de 1357, y en los años posteriores, la guerra devastó la comarca de la Marina Baixa. Así lo confirma el estudio que de los diversos pueblos de la comarca efectúa Julia Campón Gonzalvo. Concretamente de Polop nos dice que “El castillo de Polop resultó también destruido y se tenía que reparar la acequia que conducía el agua al molino”.

   También se alude a la destrucción de Calpe en 1359 por la flota castellana tras el fracasado intento de tomar Barcelona; lo mismo respecto de Albalat; grave deterioro en Bellaguarda; Finestrat destruido; las alquerías de Alarc y Sanxet totalmente despobladas durante años; Callosa de En Sarriá, Tárbena y algunos otros lugares sufrieron graves pérdidas e incluso disensiones internas entre la población local alcanzando también –lamentablemente- dimensiones religiosas entre musulmanes y cristianos que posiblemente encubrían otro tipo de intereses económicos.

   Lo más razonable es que se sumaran ambos conflictos, el castellano-aragonés y el cristiano-musulmán, pues las situaciones de desorden suelen propiciar otras crisis como la caída de un castillo de naipes, lo que dificulta cualquier interpretación.

   No obstante, en definitiva y por lo que afecta a nuestro estudio, nos encontramos con un Polop que durante el inicio de la Guerra de los Dos Pedros pierde a su párroco, y es violentada como población viendo arrasado su castillo. Ello nos sirve de enlace con el siguiente momento al que vamos a hacer alusión.


1364.- Bernardo Gavélla, beneficiado de una Hermita en Benidorm.

La siguiente referencia a un religioso con actuación en Benidorm es de 1364 y nos la aporta el mismo informe del Arzobispo Fabián y Fuero al que ya hemos hecho alusión.

Dice en su informe: “En el año mil trescientos sesenta i quatro havia yá una Hermita en Benidórm, i era Beneficiado en ella Bernardo Gavélla;…”

   Adjuntamos a continuación una mención a Bernardo Gavella que incluye Francisco Amillo en su libro ya citado, en el que indica especto a la asistencia a la iglesia de Benidorm que “Jaume de Aliaga es vicario en 1366 y Bernat Gavella en 1377. Ambos cobran del señor territorial un salario de 20 sueldos”.

La referencia de Fabián y Fuero sobre Bernardo Gavella es al año 1364 mientras que la citada en el párrafo anterior es al año 1366 y alude al vicario Aliaga y no a Gavella, cuya presencia en Benidorm alude a 1377. Al abordar estas circunstancias con Francisco Amillo y comentar sus propias fuentes, todas ellas sólidas –como esperamos que también lo sea la de Fabián y Fuero- hemos estado de acuerdo en que realmente no son fuentes ni datos incompatibles y que lo único deseable es que aparezcan nuevas piezas del rompecabezas de aquel último tercio de siglo para completar algunos años de sombra.  

   Surge también la duda de si la Hermita a la que se refiere el informe de Fabián y Fuero sería el mismo edificio que luego deviene iglesia parroquial, -es decir la existente en el cerro Canfali- o bien podría haber sido una verdadera ermita diferente a la iglesia principal, aunque todo apunta a que se trata siempre del mismo edificio.

   Tampoco se nos dice nada sobre si Gavella era “el único” encargado de la asistencia de la iglesia de Benidorm, pues los beneficios no eran incompatibles con la existencia de párrocos o vicarios; antes al contrario, los beneficios solían ser asignaciones extraordinarias constituidas por la propia iglesia o por fieles piadosos a favor de algún religioso para que ejerciera alguna actividad “extra” aparte de las ordinarias del servicio eclesial (por ejemplo, que celebrara misas en ciertos momentos del año, o que se ocupara de determinada capilla de un templo, etc.). Ni tan siquiera se nos dice su lugar de procedencia, ni de residencia.

   Lo que sí nos permite es afirmar que, a pesar de las destrucciones y violencias derivadas de la Guerra de los Dos Pedros, -la cual aún duró con vacilaciones hasta 1365-, el culto cristiano en la iglesia de Benidorm volvió o se mantuvo durante los últimos momentos de la guerra. Por cierto que, sobre la datación del fin de la guerra de los dos Pedros, se afirma en ocasiones que se prolonga más allá de tal año 1365, pero realmente más allá de ese momento el conflicto lo será más entre los castellanos Pedro I y su hermanastro Enrique Trastamara, consistiendo la intervención aragonesa más en un apoyo velado al pretendiente que a un verdadero estado de guerra abierta entre reinos. Prueba de ello es que, el 21 de Septiembre de 1366, el rey aragonés se permitía reclamar al castellano la devolución de 35 musulmanes cautivados durante la ocupación castellana de Denia, reclamación que no hubiera sido lógica en pleno período bélico. 

1373.- Cura de Almas de Benidorm por un beneficiado de Guadalest, llamado Sancho Español.

Continúa la crónica de Fabián y Fuero: 
…en mil trescientos setenta i tres, se encomendó la cura de Almas de Benidórm, que era entonces Anexo de Polóp, â Sancho Españól, Beneficiado de Guadalést; Fue Vicaría Temporál hasta el año mil setecientos cinquenta i cuatro, en que se dismembró de la Yglesia de Polóp, i se erigió en curato bajo la invocacion de San Jayme Apóstol i Santa Ána  

  De este texto parece deducirse que para 1373 quien atendía la iglesia de Benidorm era un beneficiado de Guadalest, y no de Polop (como podría corresponder por pertenecer Benidorm a la parroquia de Polop), ni de Bellaguarda (como podría corresponder de haberse cumplido lo dispuesto por el obispo Hugo de Fenollet unos veinte años antes). También cabe la posibilidad de que el beneficio de que gozaba Sancho Español en Guadalest no fuera incompatible con el que se le asigna en Benidorm, toda vez que no había obstáculo teórico para que un mismo religioso pudiera tener varios “beneficios” en lugares diferentes. Ahora bien, esta posibilidad nos parece más dudosa pues ya hemos visto cómo Guadalest tenía parroquia y en aquellos tiempos de escasez de religiosos parece difícil pensar que en dicha parroquia de Guadalest coexistieran un párroco y un beneficiado.  

  Todo depende de cómo interpretemos la mención “de Guadalest”. ¿Quiere decir que era natural de Guadalest? ¿O bien que cumplía hasta entonces su beneficio en Guadalest? ¿O bien que estaba adscrito a la parroquia de Guadalest y que ésta lo designa en lugar de la de Polop? A veces ocurre con el lenguaje medieval lo mismo que con los monstruos de sus capiteles, que nos llevan a error por leerlos a una distancia de cientos de años.  

  Tampoco nos aclara qué había ocurrido con Bernat Gavella, quien según la versión de Fabián y Fuero estaba siete años antes (en 1366) ocupándose de Benidorm.  Lo que sí parece concluirse es que, tras la desaparición del párroco de Polop en 1357, no tenemos ninguna constancia de que la atención de almas de Benidorm fuera ejercida por ningún párroco o beneficiado de Polop ni de Bellaguarda, y que el dato siguiente que tenemos es el de que es un religioso de Guadalest quien acude a Benidorm a atender la iglesia.

  Las preguntas que se suscitan son evidentes. ¿Sufrió algún cambio la asignación de parroquia de Benidorm, pasando de Polop a Guadalest? No tenemos motivos para entenderlo así, a pesar de que, como hemos visto, Guadalest y Polop habían “estrechado nuevamente sus lazos” tras la compra de Guadalest por el infante Don Pedro, conde de Ribagorza y usufructuario del señorío de Polop y Benidorm. 

  Quizá la hipótesis más lógica consista en que, tras el cautiverio del párroco de Polop en 1357, y la ausencia del beneficiado de Hiffach y el permiso dado a éste en el mismo año para vivir donde se sintiera seguro -como indica el informe de Fabián y Fuero- ante el peligro pirático, más las destrucciones causadas por la Guerra de los Dos Pedros en toda la zona costera de la comarca (incluida Bellaguarda de forma grave), se hubiera producido un proceso de retirada de la población más hacia el interior, en busca de seguridad, y que ello afectara también a los religiosos. 

  Es posible que el beneficiado de Guadalest, Sancho Español, tuviera que acudir a Benidorm a cumplir su misión debido quizá a que no existieran otros religiosos que osaran vivir más cerca de la costa en aquellos años. Imaginamos con cierta conmiseración a aquél Sancho Español, acudiendo temeroso –o escoltado- en sus días de obligación religiosa, desde la seguridad de su castillo de Guadalest hasta las playas de Benidorm, imaginando ser objeto en cualquier momento de un ataque de piratas, de castellanos, o de la propia población musulmana con la que aún se mantenían abiertos conflictos de convivencia. La situación, que no debía ser fácil para él residiendo en Guadalest, quizá hubiera resultado del todo inasumible de haber tenido que residir en Polop o Bellaguarda.


1372-73.- Pere Bonet, Arnau Ripoll, Jaume d´Aliaga y Sancho Español.-

De los años 1372 y 1373 tenemos algunas noticias interesantes en cuanto a la cura de almas de Benidorm. No quiere ello decir que se hayan producido cambios más intensos que en otros años, sino simplemente que de este período disponemos de más fuentes, incluidas por Agustí Galiana Soriano en su obra ya citada.   

 En primer lugar, por un documento de 1372 emitido por el obispo de Valencia, Jaume d´Aragó, sabemos que al llegar ese año Pere Bonet era presbítero, vicario y arrendatario de la iglesia de Guadalest. Ello nos indica que la parroquia de Guadalest seguía perfectamente atendida en aquellos años.   

Otro documento de 12 de Abril del mismo 1372 nos amplía la información sobre la rectoría de Guadalest. En él se cita a “Arnaldo Ripoll, rectori ecclesie de Guadalest ac beneficiato in Sede Valencie”, es decir Arnau Ripoll rector de la iglesia de Guadalest, y beneficiado en la Catadral de Valencia. Este documento, en relación con el anterior, nos permite inferir que en 1372 Arnau Ripoll era el verdadero rector de la parroquia de Guadalest, pero que no ejercía allí su ministerio pues parece resultarle más rentable atender el beneficio de que disfruta en Valencia, y que delega su propia parroquia de Guadalest a Pere Bonet, quien hace de vicario en ella y percibe algún tipo de renta por ese servicio.

  La conducta de Arnau Ripoll merece un seguimiento mayor que lamentablemente no podemos hacer por falta de fuentes. En documento de 12 de Abril de 1372, València, también citado por Agustí Galiana, permuta sus beneficios de Valencia por uno en la iglesia de Villajoyosa, lo que nos configura un retrato de Ripoll más movido del previsto.

  Por lo que respecta a Benidorm también hay referencias en dicho año y en el siguiente. Un documento otorgado en Valencia el 22 de Noviembre de 1372 alude a Jaume d´Aliaga a quien -como ya vimos- cita Francisco Amillo como vicario responsable de Benidorm ya en 1366. El documento lo denomina como “presbítero, y vicario de Benidorm, dependiente de la de Polop”, y le encarga por un año la cura de almas de la iglesia de Altea. Ademas establece “que en cuatro fiestas al año pueda celebrar dos misas, una en Altea y otra en Benidorm”.  En el año siguiente, 1373, parece observarse un cambio, si recordamos lo que recogía el informe de Fabián y Fuero sobre Benidorm, cuando indicaba que “…en mil trescientos setenta i tres, se encomendó la cura de Almas de Benidórm, que era entonces Anexo de Polóp, â Sancho Españól, Beneficiado de Guadalés.”  

¿Podría significar esto que Sancho Español sustituyó en 1373 a Jaume d´Aliaga, hasta entonces asistente o responsable de Benidorm? Hemos visto cómo a Aliaga le encomiendan, en 1372 y por un año, la cura de Almas de Altea que debía compaginar con el mantenimento de la Benidorm. ¿Es posible que la llevanza de ambas asistencias se demostrara inviable al cabo de ese año, y que por motivos que desconocemos Aliaga fuera relegado de la asistencia a Benidorm, propiciando el nombramiento de un nuevo encargado que fuera exclusivo para la iglesia benidormense?   

 Ignoramos qué debió ocurrir en ese año 1373 para provocar el presunto cambio. Es cierto que existen muchas posibles explicaciones, pues la época estaba plena de convulsiones, pero hay algún otro indicio que nos hace pensar que el nombramiento de Sancho Español se produjo en una situación no totalmente ordinaria. Ese indicio sería el hecho de que el propio Sancho Español no parece haber durado mucho en Benidorm, apenas lo hará cuatro años –como máximo-, lo que significaría que su destino benidormense no formaba parte de sus mayores aspiraciones y podría haberse debido a una situación provisional que era urgente atender.  

 Disponemos de una referencia a otro documento de 1377 que dice así: Juny 18 i 20, Valencia. Testament de Sanç Spanyol, preveré, beneficiat a l´esglesia del monestir de San Vicent de Valencia. Nomena marmesors Arnau Ripoll, retor de Guadalest. Este documento nos revelaría que el Sancho Español (Sanç Spanyol) que en 1373 había pasado de tener un beneficio en Guadalest a ocuparse de la cura de almas de Benidorm, habría marchado al poco tiempo a Valencia como presbítero y beneficiado en la iglesia del Monasterio de San Vicente, donde ya estaría en Junio de 1377, y que allí habría hecho testamento dejando como marmesor (especie de administrador hereditario o albacea) a quien según el documento seguía ocupando por entonces la rectoría de Guadalest, el ya citado Arnau Ripoll. 

La relación afectiva y económica de Sancho Español con Guadalest parece evidente, mucho más que con Benidorm, pues pone su máxima confianza post-mortem en el rector de Guadalest, y da a entender que tenía alguna propiedad que justificara el nombrarlo como albacea.  Por tanto, podemos concluir dos cosas de lo dicho hasta ahora: en primer lugar, parece que durante las décadas de 1360-70 fue la parroquia de Guadalest la que venía tutelando la iglesia de Benidorm mucho más que la de Polop, a quien teóricamente correspondía. En segundo lugar, a partir de 1377 se abren unos años de incertidumbre sobre la asistencia directa a la iglesia de Benidorm. ¿Fue retomada por Jaume d´Aliaga, si es que éste vivía? ¿Fue asumida por Bernat Gavella, como resultaría de la datación aportada por Francisco Amillo? ¿Se constituyó entonces el tándem Aliaga-Gavella, siendo Aliaga el vicario que a distancia se responsabilizaba de Benidorm, mientras que Gavella era el beneficiado que personalmente atendía in situ a los benidormenses?

1395 y 1397.- Continúa la cura de Almas de Benidorm bajo responsabilidad del rector de Guadalest, Arnaldo Ripio (Arnau Ripoll).- Posible delegación para Benidorm en Domingo Martí.

 En el Archivo de la Catedral de Valencia se conserva un Pergamino que figura como “Apoca de Domingo Martí, Beneficiado de Guadalest, a favor del cura Arnaldo Ripoll, por pensiones de dicho beneficio. 17 de Abril de 1395.”  Por su parte, de dos años más tarde es otro pergamino que contiene otra Apoca de Domingo Martí, de Benidorm, a Arnaldo Ripio, cura de Godolés” (Guadalest) realizada en 19 de Marzo de 1397. Seguramente la lectura completa de estos pergaminos nos ayudaría a entender mucho mejor su trascendencia. 

 Debemos poner en relación ambos documentos.    

Una ápoca era un recibo o carta de pago. Decimos todo esto, no obstante, con todas las reservas, pues sería preciso conocer el texto íntegro de todos los documentos para entender exactamente qué están queriendo decir y quién está pagando a quién, dado que los términos jurídicos no se entendían igual en unas épocas que en otras. Es decir, lo interpretaremos en el sentido actual, por el que un recibo es entregado por quien cobra, dándolo como justificante a favor de quien ha recibido el servicio. 

De estos documentos podemos al menos inferir que Arnaldo Ripoll seguía siendo el párroco oficial de Guadalest en 1395 y 1397 (cargo que ya detentaba, como hemos visto, al menos desde 1372), y que pagó ciertas cantidades a Domingo Martí por las que éste le expidió unos recibos en 1395 y en 1397.   Muy posiblemente estos pagos se deban a que Ripoll mantenía su rectorado de Guadalest en términos semejantes a los que ya veíamos en 1372, es decir, manteniendo el control de la parroquia pero residiendo real o principalmente en Valencia, donde ya disponía de un beneficio seguramente mucho más interesante, (delegando en un vicario la asistencia ordinaria de la propia rectoría de Guadalest, como le vimos haciendo con Pere Bonet), si bien asumiendo gestiones de su rectorado como eran las de atender la iglesia de Benidorm.    
 Domingo Martí aparece en 1395 como beneficiado de Guadalest, pero en 1397 ya aparece como “Domingo  Martí, de Benidorm”, lo que nos hace sospechar que Martí sería de natural benidormense, si bien habría disfrutado hasta entonces de algún beneficio en Guadalest, lo que le haría ser bien conocido de Ripoll. Ello habría justificado el que en 1397 se le concediera el beneficio (“premio”, podríamos decir) de asistir a partir de entonces a las almas de la iglesia de su propia localidad benidormense. Siendo –no obstante- justos con el lenguaje, tampoco podemos asegurar que Martí fuera en 1395 “sólo” beneficiado de Guadalest en 1395, pues sólo tenemos la referencia de que en tal año cobra su servicio como beneficiado de Guadalest, pero nada nos impide imaginar que para tal año ya fuera también beneficiado de Benidorm, cosa que podría plantearse si apareciera alguna nueva fuente hoy desconocida.  

 Yendo por tanto a lo que sí podemos asegurar, diremos que Arnau Ripoll, rector de Guadalest, precisaría de un colaborador para cumplir sus obligaciones con Benidorm, y quién mejor para ello que el religioso benidormense –aparentemente- Domingo Martí para que se ocupara de esta función, el cual a su vez cobraba una cantidad por ejercer tal ministerio, al menos en 1397.  La personalidad de Martí es un enigma, pero es posible que perteneciera a alguna familia de cierta relevancia en Benidorm. Su apellido coincide con el de otro personaje conocido del Benidorm de fines del trescientos, Johan Martí. Recordemos que en el Archivo del Reino de Valencia hay un documento de 1373 que narra cómo un corsario de Benidorm llamado Johan Martí (en alguna fuente citado también como Johan Maror) había capturado cinco sarracenos en Berbería y los había vendido en pública subasta, también en Benidorm. Ello nos da un indicio de que en el Benidorm de fines del XIV podría existir una familia apellidada Martí en la que hubiera un corsario y un religioso.     

 Dice literalmente el documento: “Item, rebí d´En Johan Ferràndez, alcayt de Benidorm, qui en loch nostre los avia rebuts d´En Johan Marti, corsari del dit loch, per dret de delme de V sarrahïns, que pres ab la sua barqua en Berberia, dels quals féu encant en Benidorm axí que abanides mesions de la panática e dret de pilotage e altres segons que-s mostre per scriptura d´En Goçalbo Ferràndez, notari qui-n fa testimonis, prevench-ne al dit delme: CLXXX sous.”  Por cierto, que el alcaide Johan Ferràndez de 1373 parece también ser el mismo “Joan Ferrandis (alcaid)” –y posible pariente del notario de Benidorm citado en la misma fuente, Goçalbo Ferràndez- que encontramos en otro documento de 1381 con el cargo de alcaide de Benidorm en la tantas veces citada recopilación de Agustí Galiana Soriano, donde se cita como benidormenses a Joan d’Albarrasí, Antoni Armengol, Nicolau Armengol, Joan Ferrandis (alcaid), Pere Girart, Pere Lóipez, Vicent Maimó, Pere Provençal, Miquel Ramírez, Nicolau Sosa.   

Algo apunta a que los apellidos Martí y Ferràndez tenían cierta relevancia en el Benidorm de 1373 y en los años siguientes. También he tenido ocasión de tratar en algún otro artículo la tremenda conflictividad de la costa mediterránea precisamente en esos años, lo que quizá podría explicar esos cambios que hemos detectado entre 1372 y 1377, para lo que me remito al artículo “Johan Maror (o Marti) ¿Primer corsario de Benidorm? en Revista de Moros y Cristianos 2014, Ajuntament de Benidorm, págs. 79 y ss.).  En cuanto a Arnau Ripoll, aparente “protector” de Domingo Martí, debió sobrevivir en poco a aquél nombramiento de 1395 pues existe otro pergamino de 1399 de la Catedral de Valencia donde figura el Inventario de los bienes de Arnaldo Ripoll, cura de Guadalest. 2 de Agosto de 1399.  

  Si interpretamos “inventario de bienes” en sentido actual, todo apunta a que estamos ante un inventario hereditario. Así pues, para el año 1399 el cura de Guadalest Arnaldo Ripoll ya habría fallecido, apenas dos años más tarde de haber encomendado a Domingo Martí la cura de almas de Benidorm. 

  El comienzo del siglo XV será una nueva etapa, en la que ocurrirán otras muchas cosas, como los nuevos ataques devastadores a Benidorm, el cambio a la dinastía Trastámara, el declive de la rama señorial de los condes de Denia y muchas cosas más, aunque eso ya es otra historia. O Historia.