lunes, 24 de noviembre de 2014

EL COMETA PHILAE, 67P Y MEMNON







Antes un rayo de luz era Marisol. Ahora el rayo de luz es lo que puede salvar a un cacharro perdido en un cometa. También antes los cometas venían a la Tierra y nos traían desgracias; ahora es la Tierra la que va a los cometas. Oh, tempo, oh, mores.



   El artilugio Philae se ha caído en el cometa 67P, que es como el nombre de una entrada secreta de Mortadelo y Filemón, maldita ciencia. Digo se ha caído porque no ha aterrizado como debía y se ha quedado en un ángulo que no recibe luz solar alguna para renovar sus pilas. Philae ha consumido poco a poco su batería de 4.5 voltios como las de la pretecnología del cole, y su corazoncito se ha helado como se moría sin pilas en la angustia y el amor la chica del Paciente Inglés, en la Cueva del Nadador. Allí en un cometa frío la máquina se ha muerto, abandonada como Ariadna abandonada por Teseo en Naxos, Dido abandonada por Eneas en Cartago o Katie Escarlata por Rhett Buttler en Tara con su tara, solas y oscuras a despecho de los machos alfa.



   Ya ven, en España tenemos un toro enamorado de la Luna y ahora en el Cometa tenemos un aparato enamorado del Sol. Por su ausencia ha muerto de amor, seco y frío. Philae no ha sido Phileas (Fogg), protagonista de La Vuelta al Mundo en 80 días, capaz de vencer mil obstáculos en su viaje; el cometa no tenía que dar la vuelta a La Tierra sino volver a la Tierra, que no es lo mismo, y con él tenía que llevar a Philae para que nos mandara datos y fotos y enigmas para la Nasa. Pero el cacharro o satélite ha caído mal, cojea como Vulcano cuando lo arrojaron al vacío y se rompió renqueando desde entonces (miren el cuadro de Velázquez, cómo Vulcano está desnivelado no por praxiteliano sino por su afección).



   Philae está mal apoyado y por eso no recibe luz y no emite, apagado como Juana la Loca sin la luz de su Hermoso. Pero los de la bata no pierden la Esperanza y dicen, como decía Juana la Loca o Aurora Bautista, que el satélite no está muerto sino que está dormido, que despertará. Dicen que un rayo de Sol de la próxima primavera podrá hacer revivir la chatarra, no me digan que no es romántico, vamos que ni el Príncipe de Blancanieves resucitando a la ínclita, ni siquiera le piden al Sol que luzca con amor para el cometa, basta el rayo, de luz suave y no el de Thor.



  Cuando algunos éramos estudiantes de Podemos en el Madrid de Tierno, era muy fashion ir al Alphaville a ver cine que no entendías y de paso el Laberinto de Pasiones; una de aquellas películas era El Rayo Verde, de Eric Rohmer, la cual contaba que el último rayo de sol sobre el horizonte es verde, el rayo no el horizonte, o son lo mismo. Verde quizá se viera desde el 67P, desde la plancha estúpidamente fría de plasma, verde morado de Philae y ¡zas!, ya no hay rayo y casi no hay pilas…………   Vaya historia, les confieso que desde que vi 2001 de Kubrik y creo en los sentimientos de las máquinas siento piedad por todo cacharro que se extingue, incluidos los humanos, los cuales -a pesar de que el Ateneo votó que Dios no existía-, deben tener alma ya que la tienen las máquinas. Ese Satélite Comansi llorando en el cometa, con frío, sin su familia, mientras ve los últimos rayos verdes o ultravioletas… no me digan que no es de Bradbury.



   Y aun así… no crean, que yo envidio al cacharro por enamorado de la luz, como Plotino y Visconti. Ese artefacto tiene las esperanzas puestas en el rayo de luz que vendrá quién sabe cuándo, y hasta entonces en el purgatorio como Adonis… Y ahora les hablo de Memnón, que es lo que me apetecía desde el principio. Memnón no busca el último rayo de luz sino el primero.



   Los colosos de Memnón son dos gigantes de piedra que hay en Egipto, busquen en la Wikipedia que me aburro. También se habló de dos columnas en la antigüedad. Una de ellas, Memnón, espera ansioso el primer rayo de luz del día y entonces emite un breve gemido, cuando el rayo roza su punta.



   Las tradiciones dicen que es el llanto alegre de Memnón por su madre la Aurora cuando la ve surgir con sus rosáceos dedos (esto último es de Homero). Memnón era un joven hermoso, el más hermoso, y había muerto luchando contra Aquiles. Fue recordado con el monumento. Hölderlin dio otra versión, cuando advirtió que Memnón gemía porque estaba alejado de Diótima y suspiraba cada día por ella, por la lejanía de ella, por la muerte de ella, ayudado por el rayo del sol.



   Yo creo que al pobre satélite, al Philae, deberían darle un tercer nombre (el segundo, que ya tiene, es el de sus cradores Churyamov-Garasimenko). Deberían rebautizarlo como Memnón. Quizá así, los dioses se apiadaran de él y le mandaran al Sol, y éste lo calentara y le hiciera revivir, y vuelto a la vida se dejara llevar por Venus y nos fuera traido a la Arcadia donde estamos, bañados en el rio Alfeo y rodeados de cuadros de Poussin, todo por el rayo, el rayo que no cesa.