lunes, 28 de octubre de 2013

DOCTRINA PAROT: ¿RETROACTIVIDAD EN LAS INTERPRETACIONES JURÍDICAS? PUES NO. ((con interesante corrección final de Valentín Ruiz Font))



Vaya por delante un abrazo a toda víctima de todo delito, y una invocación a la ley, sea quien sea el delincuente. No voy a opinar (hoy al menos) sobre todo lo que me sugiere el esperpento del asunto Parot, que se cae por varios motivos y no siempre por el mismo lado. Me niego, además, a sumarme a una ceremonia de confusión que en muchos casos es interesada, en otros ignorante y en algunos deleznable. 

 


Sólo quiero apuntar dos comentarios, uno político y uno jurídico.


A.- El político es que este asunto representa un doble fracaso del que somos culpables como sociedad y como Estado:


1.- El primer fracaso consiste en que es terrible que aún no hayamos conseguido que las víctimas se sientan de verdad reconfortadas. Algunos pensarán que ya se les han hecho homenajes y reconocimientos, pero a pesar de lo que se les haya hecho hay carencias no resueltas: demasiado tarde, demasiada división, demasiadas condiciones, demasiada falta de afecto. En resumen, demasiado poco.


2.- El segundo fracaso consiste en que es terrible que aún no hayamos conseguido que los autores de tanta masacre sean incapaces de haber hecho autocrítica. Las causas son muchas, pero la menos grave es la de la propia incapacidad de los delincuentes. Ahí lo dejo.


Por si alguien no lo han notado, ni siquiera hablo de víctimas del terrorismo, porque en la manifestación del otro día y porque la doctrina Parot se aplican también a víctimas de otros muchos delitos, no se hablaba sólo de ETA sino de un montón de gente sencilla que ha sufrido un ataque directo y fulminante en sus vidas y no entiende el papel jugado por el Estado en la recuperación de su equilibrio.


 


B.- El comentario jurídico, especialmente dedicado a cierta línea de periodistas listos y a redactores que gustan de ser ácidos cuando lo que aquí toca es echar azúcar, tiene que ver con la retroactividad.


En el embrollo de la Doctrina Parot hay mucho más intríngulis jurídico penal, procesal y constitucional del que parece. Sin embargo, hay una cosa que sí podemos decir sin temor a equivocarnos: se está hablando de que es un derecho humano (o no humano, da igual) el de la no retroactividad de las leyes penales, cuando lo cierto es que ese principio no tiene nada que ver en el asunto Parot.


En el asunto Parot lo que se discute es una FORMA DE INTERPRETACIÓN DE LA LEY. La Doctrina (de interpretación) Parot apareció en 2006, cuando el Tribunal Supremo hizo una interpretación de las leyes penales que regulan el tiempo máximo de cumplimiento de las penas. El Tribunal Constitucional, en 2008, ratificó en parte esta doctrina aunque la matizó diciendo que en ese tiempo máximo debía incluirse en el cómputo el tiempo de prisión preventiva (es decir, el de “calabozo en espera de juicio”), además del de condena posterior a la sentencia.


Pero si nos damos cuenta, en ninguno de estos casos estamos hablando de un cambio de leyes, sino de su interpretación. En el 2006 (sentencia del TS) no hubo ninguna reforma legal, ni la hubo en el 2008 (sentencia del TC). Lo que hubo es una forma nueva de entender un precepto legal, que antes del 2006 se interpretaba de una manera, y a partir de 2006 pasó a interpretarse de otra.


Hay que saber que la interpretación sólo cabe cuando una norma tiene un contenido “ambiguo”, que puede entenderse de varias maneras. En tal caso, es perfectamente posible y legítimo que unos lo entiendan de una manera y otros de otra, o que en un tiempo se acoja una interpretación y posteriormente se adopte la otra. Cualquier estudiante de Primero de Derecho conoce el caso del artículo 1902 del Código Civil, que sin haber variado su redacción desde el inicio, hace más de cien años, se interpreta hoy en sentido inverso a su interpretación inicial, y no pasa nada por ello.


La ambigüedad del derecho es perfectamente posible (se le suele llamar “laguna legal”), y a veces no es un defecto sino incluso una virtud o al menos un recurso de mal menor, como ocurre en el caso de las Constituciones. Ejemplo típico es el de la expresión “Todos tienen derecho a la vida” que dio lugar a que luego pudiera interpretarse de varias maneras en el Recurso de Inconstitucionalidad sobre el aborto, o el caso de los 8 miembros de 20 del Consejo General del Poder Judicial que se nombrarían por el Parlamento sin aclarar quiénes serían los competentes para los otros doce remitiéndose a Ley Orgánica y que luego el Parlamento reservó también para sí mismo, lo que unos consideraron un fraude y otros un mero recurso no prohibido.


La posibilidad de interpretar, y de cambiar de interpretación, es perfectamente viable en nuestro Derecho, y es una prerrogativa de los tribunales (1.6, 1.7, 3.1 del Código Civil) de la que se sirven para cumplir su deber de resolver conforme a las leyes.


Cuando una ley se interpreta de la forma A, y luego pasa a interpretarse de la forma B para el mismo supuesto, eso no significa que se esté aplicando mal, ni mucho menos que se esté haciendo “retroactivamente”. Sencillamente se ha cambiado el criterio, no se ha cambiado ninguna ley.


La cacareada “irretroactividad” es una condición de las leyes penales, no de las doctrinas interpretativas. Si las leyes no cambian sino que simplemente se empiezan a interpretar de una forma diferente, lo único que hay que examinar es si esa nueva interpretación se ha conformado correctamente.


Por tanto, las nuevas formas de interpretación pueden aplicarse perfectamente a sucesos pasados, pues no hay nada que lo impida ya que el impedimento es sólo para las nuevas leyes. Pero es más, la “interpretación de las leyes” es para su aplicación en el momento, y por tanto es absurdo hablar de retroactividad pues lo que hay que mirar es el supuesto del presente y aplicarle la ley conforme a la interpretación del presente; la “interpretación Parot” sobre fin de cumplimiento de condena deberá analizarse en el momento de dicho supuesto cumplimiento, que es al final del mismo y no al principio ni durante.


Sólo habría un límite a esta facultad de interpretar y serían los “derechos adquiridos”. Pero no existen derechos adquiridos cuando aún no ha llegado el momento en que debiera enjuiciarse si se dan los presupuestos para aplicar los beneficios, y menos aún con base sólo en una interpretación (léase doctrina) que admite otras alternativas. Para avalar este aserto los juristas tienen una frase muy preclara: si el legislador hubiera querido evitar las varias alternativas lo hubiera hecho estrechando la norma. Por tanto, sí tendría “derecho adquirido” un terrorista al que ya se le ha liberado tras un acto de decisión de liberarle, y al que con un nuevo criterio se le quisiera encerrar otra vez, pero no lo tiene el que está “haciéndose sus cálculos futuros” antes de que le llegue el día de hacerse el cómputo, y a mitad de camino le cambian el criterio de interpretación de la norma, porque sencillamente “no tenía nada reconocido todavía”. Por poner otro ejemplo: el hijo que espera heredar a su padre no tiene un derecho adquirido, porque para tenerlo de verdad habrá que esperar a que fallezca el padre, aunque mientras eso ocurre puede estar años haciéndose "expectativas de derecho", de igual forma a como un preso puede hacerse expectativas sobre cómo le computarán su conducta cuando le llegue el momento efectivo.

Lo que dicen los etarras es algo así como: "Miren, yo, cuando hice mis crímenes, lo hice con la condición de que me podía ir a la calle en 20 años, y ahora Ustedes me lo suben y eso es aplicación retroactiva de la ley". Frente a eso se debe contestar: No, esa expectativa se la hizo Usted porque quiso, pero no estaba en la ley sino sólo en una de sus posibles interpretaciones y por tanto no puede Usted invocar una certeza que no era tal; podría invocarlo si eso estuviera escrito en una ley, pero no lo estaba, sólo era una interpretación de las varias posibles, siendo así que Usted llevaría razón si eso hubiera estado escrito en una ley penal, pero no era así. Y en cuanto a la interpretación de la ley, una cosa es el dictar sentencia en el pasado y otra la regulación de los efectos presentes derivados de esa sentencia. Los beneficios penitenciarios son efectos o situaciones nuevas que deben analizarse en su momento, aunque la sentencia principal se dictara conforme a una norma antigua.


Pues bien, ¿Y de qué norma estamos hablando? Pues del Código Penal de 1973, que estuvo vigente hasta 1995. Hablamos de las condenas que se dictaron en ese período. Para las condenas dictadas tras la reforma de 1995 ya no existe esa banda de interpretación porque la reforma concretó la norma y eliminó la posibilidad de interpretar.


Todo arranca del Código Penal de 1973, que establecía un límite máximo de cumplimiento de penas en 30 años pero permitía rebajar éstos hasta sólo 20 años gracias a rebajas por trabajo y otros beneficios de reinserción. Los terroristas que fueron condenados hacia 1973, 1974, etc., se fueron acogiendo a partir de 1993 a esta posibilidad de cumplir sólo los 20 años y eso alarmó a la sociedad, que cambió el Código Penal en 1995 (Felipe González), eliminando la posibilidad de redención de penas por el trabajo. Más tarde, en 2003, una reforma (Aznar) subió el tope de prisión máxima hasta 40 años en casos como el terrorismo, de forma que las rebajas previstas quedaban aún más reducidas.


En estos 3 Códigos (1973, 1995 y 2003) hay tres sistemas diferentes, pero ninguno de ellos se aplicó retroactivamente. En cuanto a la doctrina Parot, ésta se aplicó sólo respecto a los asuntos juzgados conforme al de 1973 que estuvo vigente hasta su reforma en 1995.


El que se hable de “interpretación retroactiva” es, pues, un absurdo, introducido por las defensas jurídicas de los etarras, y que debido a la indolencia, seguidismo y miopía de nuestros gobernantes ha hecho fortuna logrando su propósito: confundir a nuestros fiscales, nuestros letrados, nuestros presidentes, a nuestros periodistas, a nuestros políticos y al Tribunal de Estrasburgo hasta salirse con la suya. Dicen que los abogados de los terroristas son buenos, pero yo lo rebato: sencillamente hacen su trabajo, y no conseguirían nada si los demás hicieran el suyo, que no lo hacen.

 

AÑADO ESTE COMENTARIO INTERESANTE Y FUNDADO DE VALENTÍN RUIZ FONT, QUE EN PARTE "REBATE O AMPLIA" PARTE DE LO QUE DIGO SOBRE SI LA DOCTRINA PAROT SE APLICA AL FINAL DE LA CONDENA O A TRAMOS DURANTE LA MISMA:

 Valentin Ruiz Font Todos los condenados a los que se les aplicó la doctrina Parot tenían con anterioridad a su aplicación Hojas Cálculo del centro penitenciario donde figuraba blanco sobre negro el cumplimiento de las 1/2, 2/3, 3/4 y el total de su condena junto con la liquidación de cada pena del órgano sentenciador. El cálculo de la condena para penados con el antiguo código se hace con o sin redenciones. Estos penados van acumulando trimestralmente redenciones ordinarias y extraordinarias a propuesta por la Junta de Tratamiento y aprobadas por el Juez de Vigilancia,en función de su laboriosidad, hasta 45 dias por trimestre. Una vez aprobadas por el Juez esto no es una expectativa de derecho sino un beneficio penitenciario consolidado por el principio de intangilibidad de resoluciones judiciales firmes y que ha tenido como consecuencia un acortamiento efectivo de la condena. Así el penado puede adaptar su conducta y actividades durante el cumplimiento de la condena en prisión a su expectativas de obtención de beneficios que permitan el acortamiento de la misma. Hasta ese momento es una expectativa pero una vez estas redenciones o beneficios se han reconocido y aprobado por el Juez no cabe dejarlos en papel mojado en base a una novedosa interpretación jurisprudencial. Interpretación que el penado no podía imaginar ni preveer durante los años que iba acumulando redenciones que suponían un acortamiento de su condena porque así se le comunicaba por escrito.

 

 

 

 

viernes, 25 de octubre de 2013

LA DESAMORTIZACIÓN DE MONTORO Y LA REVOLUCIÓN VENIDERA










Aunque la palabra “desamortización” suena a siglo XIX, creo que estamos de lleno en una ídem. Al estar en el mar se ve todo de muy lejos, como si uno ya no viviera. Y yo miro a España y veo un proceso que empezó hace unos años, está en trámite y será llamado “La desamortización de Montoro”.

La culpa no es de Montoro, pero será él quien se lleve la fama, como se la llevaron Godoy, Mendizábal o Madoz, a pesar de que éstos no hicieran sino continuar la inercia o intentar paliar la ineptitud de sus predecesores. Lo mismo le pasa al Señor Ministro de Hacienda del Gobierno de España Don Cristóbal Montoro, último en llegar al esperpento del siglo y que aun así será él el recordado por arruinarnos, perdón, por desamortizarnos.

¿Qué es una desamortización? En el siglo XIX se entendió por tal el llevar al mercado muchas propiedades que estaban fuera de él, entendiendo a su vez que eso era bueno, era el progreso. Había muchas fincas que no se movían, no se podían comprar, porque pertenecían a la Iglesia, o eran bienes comunes de los pueblos (pastos, bosques…), o estaban sujetos por herencia a las familias (mayorazgos…) o a fines particulares (fundaciones, capellanías, beneficios eclesiásticos…). A todos esos estados especiales se les llamaba “manos muertas”, y por eso cuando un bien estaba en una mano muerta, decían que estaba “amortizado”; por el contrario, “desamortizar” sería sacar los bienes de ese estado de parálisis, devolverlos al mercado.

El Estado pensaba que era preciso que esa propiedad pudiera ponerse en CIRCULACION (NO VOLUNTARIA, SINO POR LEY), pues de esa manera podría conseguir dos FINES: 1) cobrar impuestos por las ventas y la riqueza creada previsible, y con ello mejorar su tesorería para lograr el bien común, y 2) los ciudadanos podrían adquirir terrenos donde desarrollar agriculturas extensivas y generar industria. La idea era buena, aunque tenía una PEGA: provocaría la desaparición de las clases sociales que vivía bien en el sistema anterior. Esas clases eran dos, la primera la Iglesia a la que se le quitaron inmensas riquezas, y la segunda la clase pobre y rural, que subsistía gracias a esas riquezas de la Iglesia y a esos aprovechamientos de los bienes comunes de los pueblos.

Sin embargo, la desamortización fue perversa, porque ninguna de las dos finalidades era limpia. La finalidad de dotar de ingresos al Estado sólo sirvió para paliar los gastos de corrupciones y guerras civiles (dinásticas-carlistas, ideológicas-constitucionales) o exteriores (imperialistas) para lucimiento de nuestras dos Españas en su lucha por el poder. La finalidad de hacer circular la propiedad sólo sirvió para que la adquirieran los más ricos, los que podían pujar en las subastas. Eso hizo que la propiedad se concentrara aún más que antes, en manos de unos pocos, que para colmo a partir de entonces ya no dejaban a los más pobres pastorear, recoger leña, forrajear, etc., viéndose obligados muchos de ellos a emigrar a las ciudades o al extranjero siendo pasto del capitalismo más crudo.

   Por descontado, detrás de cada proceso de este tipo vino una revolución y mucha sangre.

   Hoy estamos en otro proceso desamortizador, aunque no se le llama así porque el palabro tiene mala prensa. Veamos, se dan todos los elementos que he citado antes:

   Se están poniendo muchos bienes en CIRCULACION, y de forma NO VOLUNTARIA. Esos bienes, en nuestro tiempo, son las propiedades e industrias de la clase media. Muchos pequeños propietarios (o sus abuelos) que habían invertido en viviendas las están perdiendo por desahucios hipotecarios, quiebras, ventas a pérdida en caso de inversión en varias, etc., más la imposibilidad de adquirir nuevas para los más jóvenes pues nadie les da un crédito. La presión fiscal hace además imposible mantener muchas de las propiedades que igualmente van cayendo en manos del fisco, los subasteros, los bancos, los trapicheos o las ventas raras a favor de especuladores inmobiliarios. En cuanto a las industrias, también están circulando, todas hacia el mismo sitio, hacia la desaparición, se van vendiendo, cerrando, se traspasan por cuatro duros…

  Antes, esas propiedades e industrias eran, hasta cierto punto, “manos muertas” como las del XIX aunque no nos demos cuenta, y lo eran porque los padres no querían venderlas (es decir, eran manos muertas no porque la ley impidiera venderlas sino porque sus dueños las querían para poseerlas y rentabilizarlas en lugar de liquidarlas)  intentaban pasarlas a los hijos de generación en generación, las industrias se fundaban para mantenerlas, vivir de ellas y pasarlas a los hijos como empresa familiar… ni los inmuebles ni las industrias estaban pensados por la clase media como objeto de venta sino como medio de vida, y nadie vende su medio de vida, salvo los piratas. La perversión empezó cuando a los inmuebles se les empezó a aplicar eso de que debían entenderse en todo caso como elemento de mercado (cuando no lo era), para así aplicarle más impuestos (y por ello empezó a tributar en renta la propiedad de vivienda aunque no estuviera alquilada, pues se presumía que Usted puede alquilarla aunque no lo haga y si no lo hace es tonto); o empezó a aplicarse al valor catastral el criterio de acercarlo al valor de mercado, como si uno fuera a vender siempre su vivienda e irse debajo de un puente a residir, y lo mismo en cuanto a las herencias aplicándoles el valor de mercado cuando lo cierto es que gran parte de los bienes de herencias no se quieren vender pues tienen valores sentimentales y familiares de carácter diferencial o sencillamente no se pueden vender porque no se puede prescindir de ellos… Pero no, nos empezaron a aplicar el cuento de que todo lo que no queríamos transmitir era “potencialmente transmisible”, y al final hemos llegado a que sea “obligatoriamente transmisible”, se está vendiendo o cerrando a la fuerza, porque nos obligan a ello con el sistema que se ha fomentado, de modo que toda una clase social se está quedando sin propiedad, o la perderá en los próximos cinco años.

  Los FINES también son los mismos: el primer fin era obtener ingresos para el Estado que necesita buscar el bien común, pero que realmente lo único que ha hecho es sangrarnos a todos para poder tener más dinerito con que financiar sus guerras civiles, que ya no se  hacen con fusiles pero se hacen con votos, con jueces, con amiguetes y amigotes, enchufados y toda la Corte de los Milagros que lleva viviendo 30 años a cuerpo de rey a costa de descalcificar a la clase media vendiéndonos el rollo del bipartidismo necesario. El segundo fin era ofrecer los bienes circulantes a los inversores, pero en este caso han hecho lo mismo que hicieron los del XIX: se lo están quedando todo los mas ricos, los bancos, los inversores, los del IBEX, los millonarios ésos que son cuatro gatos pero están dejando pobres a más de 12 millones de españoles y aún los que caerán. Los bienes que han arrebatado a toda una clase social no se están aplicando al bien común o a enriquecer al conjunto, sino que se lo llevan a las islas Barbados, lo invierten en Brasil, lo deslocalizan en Marruecos o lo declaran en Andorra, cunado no lo usan para comprar deuda del mismo Estado que les consigue el dinero en los foros europeos para así salvar ambos la cara.

Con eso pasamos a la PEGA: Nadie en la clase media ni baja está progresando, y para colmo ambos segmentos se están quedando sin la posibilidad de recuperar su terreno en dos o tres generaciones pues están perdiendo su medio de producción, como diría Marx. Se les está privando o mermando en sus inmuebles, sus ahorros, industrias, actividades, su formación, su sanidad, su ilusión, su salud, su cultura… El conventito del XIX es la cooperativa del XXI; los pastos comunales del ayer son los colegios profesionales y las guarderías y las universidades del hoy. Lo único que le está quedando a esa clase que ya era propietaria, es volver a los tiempos del proletariado que sólo tiene su capacidad de trabajar, cada vez más cansada y menos “plusvalizada”, más indefensa y menos culta, más desconectada y más idiotizada, para acabar pareciéndose a la masa de Metrópolis o de los cuentos de Dickens.

  Exagero, claro, porque en otros países están mucho peor. Bendito consuelo para dejar de protestar contra el asalto a un modelo que nos hemos dejado arrebatar por cuatro banqueros, cuatro brokers y cuatro mil ladrones con coche oficial, que ni siquiera son ya de aquí.

  Ah, y la Revolución, que se me olvidaba.

lunes, 14 de octubre de 2013

EL HERMOSO AHORCADO Y LA FEA JUEZ








  Se cuenta que, cuando el Rey José I entró en España e iba camino de Madrid en su carroza, dos mujeres le observaron y una dijo a la otra: “¡Qué hermoso ahorcado haría!”



  Para quien no lo sepa, hablamos de José Bonaparte (el llamado Rey Intruso, Pepe Botella, Rey Plazuelas, y un largo etcétera peyorativo derivado de que la gente lo odiaba al venir impuesto por su hermano Napoleón, a quien también llamábamos de todo -Napoladrón entre otras cosas-).



  El pueblo había cogido una aversión especial a los franceses ocupantes por múltiples motivos que no son del caso; sin embargo, esas dos mujeres aún sabían tener el gracejo castizo de la asesina amable, la verdugo compasiva. Desearía ver ahorcado al rey, pero no por ello dejaba de reconocer que era –pues lo era- un hombre agraciado, apuesto y con encanto personal.



  Por mi parte, me parece una de las anécdotas más deliciosas de toda la Guerra de la Independencia.



  Hoy, doscientos años más tarde, tenemos democracia, Ministeros de Cultura, enseñanza obligatoria, estamos globalizados y sabemos cómo saludan la Reina de Inglaterra y Sharon Stone, tenemos tutoriales en Youtube para la mayor nimiedad y nos educan para la ciudadanía por si falla la tele. En definitiva, se supone que somos la España más preparada de la Historia y que nos hemos gastado un pastón en campañas de Igualdad, Feminismo y Democracia. Y ahí los tenemos, a los más preparados de la Historia llamando FEA a una juez.



  Sólo saben de ella que es una profesional, técnica, trabajadora, callada, jueza, funcionaria, autoridad. Pero la insultan llamándola FEA. Ah, y HORTERA. Además de PEPERA.



  Creen que lo que más le puede doler es que la ataquen en lo que creen que para ella es lo principal: su estética, su belleza, su apariencia física. Es más curioso aún que quienes así la insultan sean parte del sector ideológico que más dice haber batallado por la dignidad de la mujer. Y más curioso aún, e indignante desde el punto de vista político, es que nadie desde la cúpula de esos sectores haya reprobado a sus “bases” o “fieles” el orientar de esa manera su protesta.



  Por descontado, a nadie se le ha ocurrido –para defenderla- reaccionar como se debe frente a lo que son unos verdaderos delitos de insultos y de coacciones. Tampoco a nadie se le ha ocurrido –para atacarla- recusarla si es que es verdad que se deja llevar por su peperismo. Para qué recurrir a cosas tan aburridas como una denuncia o una recusación, eso pasaría en países civilizados pero no en España.



  No esperaba yo una denuncia ni una recusación, pero sí una nota –mínima, en la página de contactos de un periódico, o en las noticias de la Sexta de ésas que ponen al volver de la publi una vez al mes contra la izquierda para presumir de periodismo-. Pero ni eso.



  La única que ha dicho algo es Susana Díez, que está queriendo demostrar que hay cerebro más allá de ZP y Rubalcaba, y no lo está haciendo mal si además de cerebro para pensar demuestra tener manos para actuar. Pero se ha quedado muy pero muy cortita en su “protesta”, pues ha dicho aquello tan peneuvista de “condeno todos los ataques o insultos a los jueces” (más o menos). NO, Doña Susana: ya que se pone Usted a condenar, hágalo bien o quedará peor aún. No diga eso de “todos”, porque aquí lo que ha habido es un ataque muy FEO Y HORTERA a una juez en sus propias calles de su Sevilla, en sus Juzgados, a la puerta de su casa prácticamente. Lo que hay que decir es “Condeno los ataques e insultos a la Juez Alaya, por ilegales y por injustificables, y además condeno todos los demás ataques semejantes”. Hay veces en que, cuando uno quiere ser valiente, debe serlo de verdad o no serlo.



  Pero en fin, Doña Susana es lo más a mano que teníamos para quedar bien, ya que Bibiana está con Caperucita en Manhattan.



  Ya lo ven, en la España inculta y navajera la gente tenía más gracejo para aludir a un rey, y lo del Hermoso Ahorcado ha pasado a los libros. No creo que ninguno de los gritos vulgares, twitteados y “predictivos” de los manifestantes de los ERES y las gambas de UGT pase a ningún anal –va sin segundas-.



  Y es que antes, en España, hasta la incultura era sagrada. Ahora sólo es sagrado el aborto.









miércoles, 9 de octubre de 2013

LOS SALARIOS DE DON MONTORO







  Ha dicho el Señor Montoro,
Ministro de los Erarios,
que han subido los salarios
en la vieja Piel de Toro.
Piensa el ministro que el oro
vuelve a manar de la fuente
rebosando alegremente
por las nóminas de España,
y yo digo que se engaña,
o que el espejo le miente.

  Señor Montoro, salarios
ya no quedan entre nos,
ni queda un duro, ni dos
con que alegrar los osarios
de este reino de incensarios
que antaño tuvo dinero.
No se ponga jaranero,
que sólo quedan subsidios
para pagar los presidios
de su viejo tesorero.

  Aunque quizá se refiera
con tamañas mejorías
a Ustedes, las Señorías
de política carrera,
pues a Ustedes la cartera
sí les engorda y les crece
y a todo el que les parece
merecedor de favores…
¡Ay, Montoro, echando flores
mientras el pueblo perece!






jueves, 3 de octubre de 2013

LOS HOMBRES DE ROJO Y EL PAPA















   Ocho hombres sin piedad, junto al Papa. “C-8” lo ha llamado alguien y con razón, como paralelo al G-8 que analiza las cosas del mundo; aquél las almas. El Papa se ha reunido con 8 cardenales, hombres de rojo que han auditado la Iglesia Católica como los hombres de negro auscultan la España Caótica. Y ahora a esperar.



   En el grupo -que con el Papa son 9- hay tres que hablan castellano aunque ninguno es español (si lo fueran, tendrían que entenderse con pinganillo), así que un tercio de la reforma de la Iglesia se decidirá con un relaxing café con leche. El obispo de Solsona no ha sido invitado, lo cual es lógico pues el Pontífice quiere gente interesada en el futuro del mundo y no en el pasado de una pista de tenis.



   Pero ahí están, dispuestos ahora a licuar todas las propuestas que les han remitido desde allende las diócesis. Ojo y cuidadín, porque las recogidas generales de propuestas han sido a veces el preámbulo de revoluciones, y si no miren lo que pasó con los “cuadernos de quejas” promovidos en Francia para los Estados Generales de 1789.



   Dicen que dijo Napoleón eso de que “si quieres aparcar un tema, nombra una comisión”. El Papa ha nombrado la suya no tanto como órgano sustitutivo de la Curia sino como grupo de consejeros (con ello, por cierto, apunta maneras en cuanto a desmontar el dogma de la “Infalibilidad del Papa”, tradicionalmente malentendido por otro lado). Lo que habrá que ver es si, tras su trabajo, la comisión de cardenales va a ser una forma de aparcar los conflictos o una forma de afrontarlos. La presunción debe ir a lo segundo si miramos la composición del grupo, o sea que parece que va en serio, lo que tampoco significa que el Papa se vaya a vestir ahora de Elvis.



  El suplemento del ABC de hoy es una pequeña joya que cuenta muchas cosas al respecto. Incluye una entrevista con Eugenio Scalfari -fundador del diario italiano La Repubblica- que es una pieza maestra de periodismo y que podría representarse en los teatros como un diálogo olímpico entre un creyente que es Papa y no creyente que no es anticlerical; un punto más de ciencia y parecería sacado del San Manuel Bueno Mártir de Unamuno. Incluye un buen puñado de frases de Bergoglio que si fueran del Che Guevara o de Gandhi estarían en los posters de media juventud pero como son del Papa no servirán ni para envolver bocadillos, allá cada uno, Ehret wen Ihr auch wollt (admirad a quien queráis) que dijo Goethe en las Elegías de Roma y sólo yo sé quién me lo escribió en una dedicatoria, que la otra ni se acordará.



   El Papa, en este momento en que sabe que se juega a cada fotograma un lustro de oxígeno, ha programado una visita a Asís, la cuna de Francisco el otro, el que amansó al lobo, el franciscano y no jesuita. Ha recordado la ineludible llamada que sintió el italiano cuando, estando rezando en la iglesia derruida de San Damián,  una voz le dijo “restaura mi iglesia”, y así lo hizo con unos cuantos iluminados como él, mientras en el convento del mismo San Damián quedaba su espejo Santa Clara para fundar las Clarisas; ha recordado también el Papa como guía a la clarisa Santa Teresa de Lisieux, cuyos únicos méritos eran la bondad y la ternura, y ha recordado también el ABC el libro de Sergio Gobulin La lista de Bergoglio, donde cuenta las veces en que el entonces obispo se jugó la vida para salvar a tantos perseguidos por la dictadura argentina, aunque habrá muchos que prefieran desde su sofá de sky warholiano hablar de un Papa-facha. Claro, no es lo mismo lo políticamente correcto que lo políticamente correcto (no es una errata, si acaso un error).



   A lo dicho, “Francisco, restaura mi Iglesia”, y trabajo tiene. El Papa Francisco está abriendo una caja de Pandora en los tiempos del Panduro, la lista de Malaquías hablaba de antipapas y las listas de espera le obligan a hacer cola como a casi todos, él ha formado su comisión y la Noche de los Capelos Largos está servida aunque aún no sepamos cuáles serán ni si serán rojos o púrpuras… o blanco. Habemus Papam, y ojalá que no se quede en un mero Habemus Fumatam.