Ocho hombres sin piedad,
junto al Papa. “C-8”
lo ha llamado alguien y con razón, como paralelo al G-8 que analiza las cosas
del mundo; aquél las almas. El Papa se ha reunido con 8 cardenales, hombres de
rojo que han auditado la Iglesia Católica
como los hombres de negro auscultan la España Caótica. Y ahora a
esperar.
En el grupo -que con el Papa
son 9- hay tres que hablan castellano aunque ninguno es español (si lo fueran,
tendrían que entenderse con pinganillo), así que un tercio de la reforma de la Iglesia se decidirá con un
relaxing café con leche. El obispo de Solsona no ha sido invitado, lo cual es
lógico pues el Pontífice quiere gente interesada en el futuro del mundo y no en
el pasado de una pista de tenis.
Pero ahí están, dispuestos ahora
a licuar todas las propuestas que les han remitido desde allende las diócesis.
Ojo y cuidadín, porque las recogidas generales de propuestas han sido a veces
el preámbulo de revoluciones, y si no miren lo que pasó con los “cuadernos de
quejas” promovidos en Francia para los Estados Generales de 1789.
Dicen que dijo Napoleón eso
de que “si quieres aparcar un tema, nombra una comisión”. El Papa ha nombrado
la suya no tanto como órgano sustitutivo de la Curia sino como grupo de consejeros (con ello,
por cierto, apunta maneras en cuanto a desmontar el dogma de la “Infalibilidad
del Papa”, tradicionalmente malentendido por otro lado). Lo que habrá que ver
es si, tras su trabajo, la comisión de cardenales va a ser una forma de aparcar
los conflictos o una forma de afrontarlos. La presunción debe ir a lo segundo
si miramos la composición del grupo, o sea que parece que va en serio, lo que
tampoco significa que el Papa se vaya a vestir ahora de Elvis.
El suplemento del ABC de hoy
es una pequeña joya que cuenta muchas cosas al respecto. Incluye una entrevista
con Eugenio Scalfari -fundador del diario italiano La Repubblica- que es una
pieza maestra de periodismo y que podría representarse en los teatros como un
diálogo olímpico entre un creyente que es Papa y no creyente que no es
anticlerical; un punto más de ciencia y parecería sacado del San Manuel Bueno
Mártir de Unamuno. Incluye un buen puñado de frases de Bergoglio que si fueran
del Che Guevara o de Gandhi estarían en los posters de media juventud pero como
son del Papa no servirán ni para envolver bocadillos, allá cada uno, Ehret wen Ihr
auch wollt (admirad a quien queráis) que dijo Goethe en las Elegías de Roma y sólo
yo sé quién me lo escribió en una dedicatoria, que la otra ni se acordará.
El Papa, en este momento en
que sabe que se juega a cada fotograma un lustro de oxígeno, ha programado una
visita a Asís, la cuna de Francisco el otro, el que amansó al lobo, el
franciscano y no jesuita. Ha recordado la ineludible llamada que sintió el
italiano cuando, estando rezando en la iglesia derruida de San Damián, una voz le dijo “restaura mi iglesia”, y así lo
hizo con unos cuantos iluminados como él, mientras en el convento del mismo San
Damián quedaba su espejo Santa Clara para fundar las Clarisas; ha recordado también
el Papa como guía a la clarisa Santa Teresa de Lisieux, cuyos únicos méritos
eran la bondad y la ternura, y ha recordado también el ABC el libro de Sergio Gobulin La lista de Bergoglio, donde cuenta las veces en que el entonces obispo se jugó
la vida para salvar a tantos perseguidos por la dictadura argentina, aunque
habrá muchos que prefieran desde su sofá de sky warholiano hablar de un Papa-facha.
Claro, no es lo mismo lo políticamente correcto que lo políticamente correcto
(no es una errata, si acaso un error).
A lo dicho, “Francisco,
restaura mi Iglesia”, y trabajo tiene. El Papa Francisco está abriendo una caja
de Pandora en los tiempos del Panduro, la lista de Malaquías hablaba de
antipapas y las listas de espera le obligan a hacer cola como a casi todos, él
ha formado su comisión y la Noche
de los Capelos Largos está servida aunque aún no sepamos cuáles serán ni si serán
rojos o púrpuras… o blanco. Habemus Papam, y ojalá que no se quede en un mero
Habemus Fumatam.
Sencillamente me encanta, en el fondo y en las formas. En tu acertada línea. Gracias.
ResponderEliminarJa,ja, pues qué raro eres!!
ResponderEliminarGracias a ti, y saludos