jueves, 3 de octubre de 2013

LOS HOMBRES DE ROJO Y EL PAPA















   Ocho hombres sin piedad, junto al Papa. “C-8” lo ha llamado alguien y con razón, como paralelo al G-8 que analiza las cosas del mundo; aquél las almas. El Papa se ha reunido con 8 cardenales, hombres de rojo que han auditado la Iglesia Católica como los hombres de negro auscultan la España Caótica. Y ahora a esperar.



   En el grupo -que con el Papa son 9- hay tres que hablan castellano aunque ninguno es español (si lo fueran, tendrían que entenderse con pinganillo), así que un tercio de la reforma de la Iglesia se decidirá con un relaxing café con leche. El obispo de Solsona no ha sido invitado, lo cual es lógico pues el Pontífice quiere gente interesada en el futuro del mundo y no en el pasado de una pista de tenis.



   Pero ahí están, dispuestos ahora a licuar todas las propuestas que les han remitido desde allende las diócesis. Ojo y cuidadín, porque las recogidas generales de propuestas han sido a veces el preámbulo de revoluciones, y si no miren lo que pasó con los “cuadernos de quejas” promovidos en Francia para los Estados Generales de 1789.



   Dicen que dijo Napoleón eso de que “si quieres aparcar un tema, nombra una comisión”. El Papa ha nombrado la suya no tanto como órgano sustitutivo de la Curia sino como grupo de consejeros (con ello, por cierto, apunta maneras en cuanto a desmontar el dogma de la “Infalibilidad del Papa”, tradicionalmente malentendido por otro lado). Lo que habrá que ver es si, tras su trabajo, la comisión de cardenales va a ser una forma de aparcar los conflictos o una forma de afrontarlos. La presunción debe ir a lo segundo si miramos la composición del grupo, o sea que parece que va en serio, lo que tampoco significa que el Papa se vaya a vestir ahora de Elvis.



  El suplemento del ABC de hoy es una pequeña joya que cuenta muchas cosas al respecto. Incluye una entrevista con Eugenio Scalfari -fundador del diario italiano La Repubblica- que es una pieza maestra de periodismo y que podría representarse en los teatros como un diálogo olímpico entre un creyente que es Papa y no creyente que no es anticlerical; un punto más de ciencia y parecería sacado del San Manuel Bueno Mártir de Unamuno. Incluye un buen puñado de frases de Bergoglio que si fueran del Che Guevara o de Gandhi estarían en los posters de media juventud pero como son del Papa no servirán ni para envolver bocadillos, allá cada uno, Ehret wen Ihr auch wollt (admirad a quien queráis) que dijo Goethe en las Elegías de Roma y sólo yo sé quién me lo escribió en una dedicatoria, que la otra ni se acordará.



   El Papa, en este momento en que sabe que se juega a cada fotograma un lustro de oxígeno, ha programado una visita a Asís, la cuna de Francisco el otro, el que amansó al lobo, el franciscano y no jesuita. Ha recordado la ineludible llamada que sintió el italiano cuando, estando rezando en la iglesia derruida de San Damián,  una voz le dijo “restaura mi iglesia”, y así lo hizo con unos cuantos iluminados como él, mientras en el convento del mismo San Damián quedaba su espejo Santa Clara para fundar las Clarisas; ha recordado también el Papa como guía a la clarisa Santa Teresa de Lisieux, cuyos únicos méritos eran la bondad y la ternura, y ha recordado también el ABC el libro de Sergio Gobulin La lista de Bergoglio, donde cuenta las veces en que el entonces obispo se jugó la vida para salvar a tantos perseguidos por la dictadura argentina, aunque habrá muchos que prefieran desde su sofá de sky warholiano hablar de un Papa-facha. Claro, no es lo mismo lo políticamente correcto que lo políticamente correcto (no es una errata, si acaso un error).



   A lo dicho, “Francisco, restaura mi Iglesia”, y trabajo tiene. El Papa Francisco está abriendo una caja de Pandora en los tiempos del Panduro, la lista de Malaquías hablaba de antipapas y las listas de espera le obligan a hacer cola como a casi todos, él ha formado su comisión y la Noche de los Capelos Largos está servida aunque aún no sepamos cuáles serán ni si serán rojos o púrpuras… o blanco. Habemus Papam, y ojalá que no se quede en un mero Habemus Fumatam.


2 comentarios:

  1. Sencillamente me encanta, en el fondo y en las formas. En tu acertada línea. Gracias.

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  2. Ja,ja, pues qué raro eres!!
    Gracias a ti, y saludos

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