martes, 27 de marzo de 2012

...Y MANDAR (Elecciones andaluzas)




 (Y el Corsario, hacendo amigos).

   La debacle del PP en Andalucía nos debe una explicación, y una explicación que se debe pagar, como diría el alcalde Pepe Isbert en Bienvenido Mister Marshall. Dado que el PP no ha de pagarla por aquello de los recortes, lo haré yo por él a la manera corsaria.

   Ruego que me corrijan los taurinos y me olviden los ayatolas del lenguaje por lo que voy a decir. Según el Cossío, u otro, el secreto del Toreo estaba en las tres palabras “Citar, parar, templar”. A eso añadió Marcial Lalanda, u otro, una cuarta: “…y mandar”. Viene a cuento, conste.

   No saben lo que me alegro, de puro snob, por pensar diferente de casi todos los analistas. He oído atribuir el fracaso del PP a la política de recortes, a la subida de impuestos, al desencanto por el incumplimiento de promesas, a la huelga inminente, a la indiferencia por la corrupción socialista… Yo creo que es todo lo contrario. Le ha fallado lo mismo que le falló a ZP: la inacción, no la acción. A todos los que decían que ZP había perdido votantes por sus reformas yo les contestaba que ZP había perdido por no haber adoptado esas mismas reformas mucho antes. Ahora el PP ha hecho lo mismo: ha tardado mucho en empezar a mandar, todo por un cálculo político mezquino y provinciano en el peor sentido, y la gente se ha hartado de él; el castigo no es por las reformas que ha adoptado, sino por todas las que aún no ha tomado con tal de ganar el trono sevillano; los andaluces se han molestado por verse usados como moneda de canje, y allá que han preferido el mando a distancia de su casa en lugar del romancero gitano de “En la cabina hay un sobre y en el sobre una papela, en la papela hay un nombre y en el nombre una gabela”.

   Pero digamos antes algo que debe quedar claro, y en lo que coincido con muchos y no me alegro: el resultado del PP en Andalucía es un fracaso rotundo. En estos tiempos de bicentenarios, el confiado Partido Popular ha encontrado su Bailén en las elecciones andaluzas. Javier Arenas quería ser Javier Castaños, pero su Despeñaperros se ha quedado en Despeñavotos, su partido ha sufrido en el Sur su Guadalete  particular y ahora toca contentarse con que en Asturias habrá Covadonga, siempre que las derechas “le devuelvan el Cascos”. Es verdad que han fracasado los encuestadores, la Bruja Lola y Aramís Fuster, pero lo peor es que han fracasado en el PP los de siempre, a saber, los estrategas.

   Quiero además hacer caso omiso a los duendes soplaorejas que me dicen que el PP habría perdido deliberadamente la mayoría absoluta. Y que conste que el PP tendría motivos: 1) no tener estómago para levantar más alfombras socialistas en este siglo, 2) no destapar el déficit real andaluz al estilo Cospedal o Cataluña por no cabrear más a la Merkel, o 3) haber pactado con Rubalcaba un canje de cromos dejando Andalucía para el PSOE y la calle para el PP (o sea, tú  me dejas Sevilla y yo mando un tranquimazín a los indignados, huelguistas, niñatos, pancarteristas, quemacajeros, trotaconventos y buenas gentes). Lo pensaría, si pensara que alguien piensa tanto en la política. No; creo de verdad que el PP quería la Absoluta en Andalucía igual que el Barça quiere meter ocho goles cuando ya gana por siete; creo que el PP quería Sevilla a toda costa como Franco quiso el Alcázar aunque con ello perdiera Madrid y como Hitler quiso Stalingrado aunque con ello perdiera Moscú; creo que Rajoy quería un gran triunfo para premiar a Arenas, y para revalidar sus recortes, y para vender más deuda, y para dar un aire a los andaluces de Cataluña, y para hacerle al Señor Rubalcaba otro Pasapalabra sin pasar por la casilla de salida, y para… y paro. Cosa diferente es que haya hecho lo necesario para ganar, y yo creo que no; no puede pretender ganar un candidato que no tiene pixels para plantarse en un debate aunque sea en Canal Sur, ¿cómo negarse a hablar en una tele que luego querrás que te secunde?

   Ahora estamos en el día después, en la legislatura después. Otros cuatro años esperando a Godot. ¿Qué ha pasado? Sí, ya sabemos que el PP ha estado mejor que nunca en porcentaje de votos y en diputados, pero eso por desgracia no oculta lo peor. Y ni siquiera pienso que lo peor para el PP sea el no haber obtenido la mayoría absoluta. Eso me da igual, porque no creo que eso hubiera cambiado mucho las cosas (no las mías) a pesar de los eslóganes. Lo peor de estas elecciones para el PP es que en cuatro meses ha perdido más de 400.000 votantes, sólo en Andalucía. ¿Es eso o no es un problema? A 100.000 personas por mes, en cuatro años serían 5.000.000 de votantes menos, “sólo en Andalucía”; creo que vale la pena hacérselo mirar.

   Supongo que Rajoy piensa que todo tiene arreglo, tarde o temprano, (vamos, como con el Prestige). Y ahí se equivoca, o al menos con un sector de sus votantes. Debe pensar que la Merkel, la Standard and Churros y el Wall Street Grandenauer le van a perdonar en cuanto se ponga al tajo. Pero cuando uno tiene sólo una bala de plata y tiene al Hombre-Lobo delante, debe hacer lo que tiene que hacer, y no usar la bala como mondadientes.

   Una vez vi un documental en el que un perezoso (el animal, me refiero), moría a manos de un jaguar, simplemente porque era incapaz de trepar más rápido a un árbol a pesar de haber visto al jaguar desde muchos segundos antes de ser atacado. Al PP parece que le pasa lo mismo, y lo vengo diciendo desde hace cuatro meses. Han hecho cosas, sí, cosititas, todo a la espera de las elecciones andaluzas, y ya ven qué alforjas para qué viaje. Han hecho códigos para los bancos, sí, “para ver si los bancos quieren…”; normas para políticos, sí, “cartitas de conducta” que son como las de Elena Francis; han anunciado grandes reformas, sí, como la Gran Victoria que anunció Vernon antes de atacar nuestra Cartagena de Indias en el XVIII y se volvió con el timón entre las piernas; han prometido dinero para proveedores de ayuntamientos, sí, que son como prometer “Mortadelos-ICO” para conseguir un puñado de millones tarde y mal mientras son incapaces de hacer que el Banco Central Europeo deje de dar los dineros de CIEN MIL EN CIEN MIL MILLONES A LOS BANCOS a los que deben luego enchufar su deuda… Todo esto no lo digo yo sino que lo dice Europa, lo dicen los que nos están perdonando la vida. No sé si prefiero que la incapacidad sea por esencia o por estrategia, me da pánico cualquiera de las dos.

   ¿Reformas? Sí, claro, las que ha hecho hasta ahora son de la Señorita Pepis. ¿Decepción por las reformas? No, la decepción será por las no adoptadas. Está claro que la izquierda no le iba a felicitar por sus reformas, si nunca le votó. Pero… ¿qué es lo que querían los que sí habían votado al PP? Si la gente le votó en Noviembre fue sabiendo que tenía que tomar medidas duras o muy duras; la gente que le votó (y la que no le votó) ya sabía que incumpliría sus promesas pero que era el teatro preciso por guión de Estado; la mayoría absoluta en España fue para que empezara a sacar medidas desde el día 2 y no desde el día 100 que es ahora, o no con la parsimonia del perezoso que se aferraba a un BOE y si me apuran a Las Partidas y al Fuero Juzgo. Nos habían prometido que apagarían el incendio y en cuanto salieron elegidos nos avisaron de que aún tenían que ir a encargar las mangueras. Señores, a la Absoluta se viene Presupuestado, se viene informado, pactado, viajado, leido, mercrominizado, llorado, se viene limpio de tonto y faja y aquí sólo vemos que nos piden que nos apretemos el cilicio y nos dan 15 días para hacer sugerencias a la Ley de Transparencia (¡Gracias, Soraya! 15 días otorgados al Tercer Estado después de 4.000 años de espera! Bendito Abate Sieyés).

   Citar, parar, templar… y mandar. Por desgracia, esta crítica no es para un único partido sino para todos los que mandan. En Andalucía parecía que la crítica se cebaría en el mandato garcíamarquiano del PSOE Andalusí. Lo de Citar ya lo habían hecho muy bien, tenemos la política llena de “Casas de”, según parece, y con nuestro dinero. Lo de Parar, es para no hacer chistes, nos han parado el mundo entre todos. Lo de Templar… no es un mérito que estén templados los que nunca se inmutan a pesar de haber arruinado a docenas de miles de personas con sus caprichos mientras sus amigotes se pasaban “de la raya”. Pero Mandar… eso es lo que, al menos, esperaban muchos de los votantes del PP, y es lo que su partido no ha hecho. Tampoco es cierto que el PSOE haya remontado, porque ha perdido otros 90.000 votantes, así que Rubalcaba debe ir el segundo al médico después de Rajoy y callarse eso del cambio de ciclo como no sea un ciclo a peor aún. Algunos han asociado la épica de Andalucía con la de Astérix acorralado por los PP-romani, pero la caida de votos lo desmiente, y a mí me haría gracia si en vez de la Galia me hubieran citado algo más baratario, como la Cora de Tudmir, el Reino de Patones, o –en la misma Andalucía- la joya rebelde de Omar Ben Hafsun.

   Pero centrémonos en el PP. Los 400.000 rajados del PP son más graves que los 4.000 que perdió Pirro en su primera batalla frente a Roma, sí, aquella “Victoria Pírrica” en la que a pesar de haber hecho unas 7.000 bajas a Roma sufrió una sangría tal en sus propias filas que llegó a decir algo así como “con otra victoria como ésta habré quedado totalmente fuera de combate” (semejante a lo que dijo o dijeron a Luis XIV tras la “victoria amarga” de Malplaquet en la Guerra de Sucesión.

   En el escudo de Sevilla hay una madeja de lana entre las letras NO DO. No tienen nada que ver con el Noticiario Documentado donde veíamos pantanos. Es un jeroglífico heráldico que significa “No Madeja Do”, o sea, “no me ha abandonado”, en homenaje a la fidelidad que la ciudad andaluza tuvo con Alfonso X, al cual no abandonó en momentos de peligro. El PP parece empeñado y empreñado con Andalucía, como si fuera su Alcázar de Toledo o su Stalingrado, y no la deja en paz. Podía “dejar” la autonomía andaluza, toda vez que ya ha conseguido el voto abrumador de los andaluces para el gobierno de España y para las grandes alcaldías.

   Lo que podían hacer ahora que no hay nuevos comicios a la vista es, sencillamente, MANDAR (claro está, a menos que haya elecciones a Presidente de la Comunidad de Propietarios en el bloque de Cristóbal Montoro el mes que viene, que igual lo paran todo hasta entonces).

martes, 20 de marzo de 2012

DOS NOTICIAS DE 2012 (LA CONSTITUCIÓN DE CADIZ Y LA FRAGATA MERCEDES) UNIDAS POR DOS MUJERES Y UN HOMBRE.

 
Necesito contar algo que no sea de política actual. Todos me entienden, seguro.

Déjenme que les cuente otras cosas de mi propio tiempo. Miren, en ese año suyo de 2012 hay dos noticias que han llenado algún que otro periódico. Por un lado la celebración del bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812, ese texto que para muchos es el origen del liberalismo en España. La otra noticia ha sido la vuelta a España –tras largos pleitos- de los tesoros materiales de la Fragata Mercedes, hundida cerca de Cádiz en 1804 por la Royal Navy británica, y cuya carga preciosa había sido recuperada por el cazatesoros Odissey.

Cada una de estas noticias está asociada a un nombre de mujer, de forma más o menos feliz, y estas mujeres se unen entre sí por un hombre, Don Diego de Alvear, marido de ambas.

Empecemos por la Fragata Mercedes. A bordo de la misma hacía viaje en 1804 desde Montevideo hacia Cádiz una familia, la del general Don Diego de Alvear y Ponce de León. Alvear era descendiente de los fundadores de las Bodegas Alvear, creadas en 1729 y que en 2011 estaban en Japón ofreciendo sus vinos de Montilla. Diego había nacido en 1749 y estudió con los Jesuítas hasta que los echaron de España en 1767. Fue un gran militar, hombre erudito y muy competente, lo que le valió cargos de confianza en el virreinato del Río de la Plata, donde vivió unos 30 años. Allí se había casado con la porteña María Balbastro en 1781. Tuvo ocho hijos con esta mujer, y con ella y los ocho partió para España en el Año del Señor de 1804, en una expedición de cuatro fragatas (Mercedes, Medea, Fama y Santa Clara) mandadas por el Brigadier José de Bustamante y Guerra, y siendo Alvear el segundo al mando.

España estaba en paz con la Inglaterra desde 1802, año en que se firmó la Paz de Amiens. Pero las cosas no estaban pacíficas y el rey Jorge III, nuevamente atacado por la porfiria, buscaba la guerra (como lo prueba la sustitución del pactista Addington por el más resuelto William Pitt el Joven, en el mismo 1804). Los barcos ingleses se plantaron ante la expedición de Bustamante el 5 de Octubre de 1804, cuando la flota ya acariciaba las costas españolas. Alvear fue mandado a parlamentar con los británicos, y para ello subió con su hijo mayor Carlos María, de 14 años, a una barquita que les alejó de la fragata Mercedes donde quedaban la esposa María Balbastro y los otros siete hijos. De repente, por algún azar feamente explicado, los ingleses descargaron todos sus cañones sobre la fragata Mercedes hundiéndola con cientos de marinos y con la esposa y siete hijos menores de Alvear, que murieron ante la mirada horrorizada de Don Diego.

El único hijo superviviente de Diego y María fue el citado Carlos María, que con los años se sintió más hijo de su madre americana que de su padre andaluz y se convirtió en uno de los héroes de la independencia de Argentina y Presidente de su Asamblea, en padre de Torcuato de Alvear (Intendente de Buenos Aires) y en abuelo de Marcelo Torcuato de Alvear, Presidente de la República Argentina entre 1922 y 1928. Gran historia la de Carlos María, y la de todos los demás.

El jefe de la escuadra inglesa y responsable de la muerte de la esposa del español y de tantos otros fue Sir Graham Moore, quien seguramente actuó por amor a su patria. Curiosamente, un hermano de éste, sir John Moore, morirá defendiendo a España en la Guerra del Francés, apenas cuatro años más tarde, dejando su vida y su sangre en las lomas de la Coruña, y allí está enterrado entre unas rejas bajas a la sombra de unos árboles. 

El resto de la flota española se rindió y Don Diego de Alvear fue hecho prisionero y llevado a la Albión capital Londres. Allí fue bien tratado, conforme a su dignidad y por la vergüenza del trato dado a sus hombres.

Don Diego se entretenía con poca cosa. Como católico, iba regularmente a misa y entre devoción y devoción conoció a una joven irlandesa, Luisa Rebeca Ward, nacida al parecer en Ostende (Bélgica), según contó su hija Sabina de Alvear y Ward en la obra que escribió sobre su padre y dio a publicar en 1891.

La joven Luisa debió hacer renacer en Don Diego el ánimo tras la pérdida de casi toda su anterior familia, y así el general regresó a España en 1805, y contrajo matrimonio con la irlandesa en 1807 en su Montilla natal.

En ese mismo 1807 se le pondrá al mando de las unidades de artillería de Cádiz. Allí conocerá al almirante francés Rosilly, refugiado en la Tacita de Plata desde Trafalgar por causa del cerco inglés, y allí tendrá que someterlo en Junio de 1808 cuando estalle esa guerra entre España y Francia que ganó Inglaterra, y que fue llamada de la Independencia de España y sólo significó la Independencia de América.

El momento culminante (entre otros muchos) de la carrera de Alvear se produce a finales de 1809 y comienzos de 1810. La guerra se pone muy difícil para España tras la catastrófica derrota de la Batalla de Ocaña (19 de Noviembre de 1809). Esa batalla se dio en el centro de España, pero cualquier militar podía presumir que con ella se perdían los cuatro puntos cardinales de la piel de toro. Alvear supuso, acertadamente, que muy poco tardarían en llegar los franceses ante los muros de su Cádiz, como así fue.

Los imperiales de Napoleón barrieron la Mancha y Andalucía, y el 5 de Febrero de 1810 se presentaron ante las marismas gaditanas del Puente Suazo. Un día antes había llegado aquél al que llamaron salvador de Cádiz y que no fue Alvear sino otro que pugna por robarle la fama: el duque de Alburquerque. Alburquerque fue otro gran militar que tuvo una intuición genial, a saber, la de acudir con sus tropas a defender Cádiz en lugar de empeñarse en defender Sevilla. Alburquerque estaba previamente en Extremadura, y ante el avance francés por Despeñaperros y Granada pudo tener la tentación de acudir en socorro de Sevilla; pero vio claramente que esa empresa era un sacrificio inútil y prefirió salvar sus tropas y el honor de España tras la cortadura gaditana, y para allá se fue con sus más o menos 10.000 hombres.

La crónica general y las palmas suelen ser para este Alburquerque, y cierto es que su venida se considera providencial para la salvaguarda de Cádiz y de toda su obra incluida la Constitución del 12 que ahora celebramos. Pero igual o más cierto es que Cádiz podía haberse salvado o al menos peleado por su vida sin la llegada de Alburquerque, gracias a las ingentes y sabias obras de fortificación que había preparado el genio de Alvear ante la inminente llegada de los franceses. Alvear apostó 383 cañones de gran calibre cosidos entre las imbricadas defensas gaditanas, entre fuertes y caños, islotes y murallas. Tan magistralmente fueron dispuestas las defensas por Don Diego que el ejército francés no pudo entrar en una ciudad de 50.000 habitantes después de ocupar un país de 10 millones de seres (a salvo parte de Alicante y Murcia). Curiosamente, los cañones que salvaron a Cádiz fueron en buena parte los procedentes de los barcos desmochados de la derrota de Trafalgar; posiblemente, si no hubiese habido un desastre en Trafalgar no se hubiera salvado Cádiz ni sus Diputados de Cortes, pues no habríamos tenido en esa ciudad tantos cañones y tan potentes para defender la urbe.

El día 8 de Febrero de 1810 es aquél en el que Luisa Ward entra en la pequeña historia de Cádiz y sus milagros. Se lo cuento ahora. Los oficiales ingleses aliados a España y cuyos barcos estaban apostados en las aguas gaditanas (pues no les dejaban entrar en la ciudad por miedo a que hicieran otra gibraltarada), invitaron a Luisa Ward, como británica que era, a refugiarse con ellos ante el inminente ataque francés. La buena de Luisa fue a pedirle permiso a su marido para protegerse con sus compatriotas, transmitiendo a Don Diego la pésima impresión que los aliados tenían de nuestra capacidad de defensa. Entonces Alvear le negó a su esposa el permiso, y le contestó: “Dile a esos señores que mientras tu marido mande la artillería, de seguro que no entrarán (los franceses); y si quieren convencerse de ello que te acompañen mañana, y vente tú a comer”. Luisa de Cádiz obedeció a su marido, y al parecer los ingleses también, quienes el día siguiente 9 de febrero hicieron una inspección con Alvear a la primera línea y quedaron muy impresionados por la pericia del general español, no volviendo a insistir en alejar a Doña Luisa de Don Diego.

Estas cosas parecen muy tontas, pero no está de más recordar a algunos personajes que no fueron diputados, ni liberales, ni otra cosa que profesionales en su país, y que también estuvieron ahí para que hoy hablemos de la Pepa, y de la Mercedes, y de tantas cosas. Don Diego de Alvear fue uno de tantos a los que se debe esa épica que ahora se quiere rememorar, sin tener en cuenta que para aquéllos de entonces la épica fue sólo necesidad, dolor y responsabilidad. El hundimiento de la Mercedes va asociado a la desgracia de María Balbastro y tantos otros anónimos. La Constitución de Cádiz va unido al de Luisa y tantos otros anónimos. Entre medias, como un Jano de dos caras, la vida de Don Diego de Alvear, terrible si se mira hacia un episodio, victorioso si se mira hacia el opuesto. La vida y la Historia, como siempre, un río de seres humanos que caen en una sima labrada por la locura de unos pocos.

LA CONDENA DE JAUME MATAS



 El ex-presidente de la Comunidad Autónoma de Baleares (JAUME MATAS) ha sido CONDENADO POR PREVARICACION Y MALVERSACIÓN de caudales públicos. Matas fue miembro del Partido Popular, al que pidió la baja en marzo de 2010, justo antes de que lo expulsaran, una vez dictadas por el Juzgado las primeras medidas cautelares.

 La noticia es curiosa pues viene justo después de que, hace sólo una SEMANA, el PP haya INDULTADO a dos señores de otro Partido, -el catalán CONVERGENCIA I UNIO-, que habían sido condenados por delitos similares de Prevaricación y Malversación. Concretamente se libró de la cárcel a Josep Maria Servitje Roca, ex secretario general de la Consejería de Trabajo en los tiempos de Jordi Pujol, y Víctor Manuel Lorenzo Acuña, ex cuñado del congresista de CiU Sánchez Llibre.

  Realmente la sentencia de Matas le condena por algunos delitos más y también le absuelve de algunos otros delitos de que se le acusaba. Pero el titular va a ser el mismo: condenado por listo, por tonto, prevaricador y malversador, igual que los indultados.

  No hay que ser una lumbrera para “saber que el PP sabía” que la sentencia de Matas estaba al caer, y no hay que ser Casandra para predecir que ésta podía ser catastrófica. En tal caso, tampoco hay que ser Esopo para fabular que el PP puede haber indultado a los prebostes de CIU para crear un precedente y un amigo que en el futuro le aplauda el indulto a Matas.

  Si es así, qué maravillosa es la política. Ya daba un poco de repelús el indulto de hace una semana, máxime si tenemos en cuenta lo que les diré en el párrafo siguiente. Pero si encima tiene segunda parte como antecedente para justificar un indulto a Matas, la cosa no dará repelús sino repetelús.

  Daba grima lo de CIU porque a los indultados se les había condenado no por una sóla prevaricación y por una sóla malversación. Era peor. La sentencia decía “delito continuado de prevaricación en concurso medial con el de malversación”. Esas palabrejas tan técnicas que la prensa elude por aquello no estudiar significan DOS COSAS: 1) que al hablar de “delito continuado” nos está indicando que no hubo un acto único de prevaricación sino una conducta continuada en el tiempo que incurría en igual falta de forma reiterada; el delito continuado otorga el beneficio al acusado de que sólo se le acuse como si hubiera cometido un único delito, aunque yéndose al tramo más grave de la condena; y 2) al hablar de “concurso medial” se quiere decir que un delito ha sido necesario para cometer el otro, y ello trae como consecuencia otro beneficio al acusado: el de que sólo se le condenará por el delito más grave de los dos. A los curiosos les remito a los artículos 73 a 77, 404 y 432 del Código Penal.

  En relación con lo anterior, deben saber que la sentencia de los señores de CIU había impuesto condena a cuatro años y seis meses de prisión y seis años de inhabilitación absoluta, una vez aplicados los DOS BENEFICIOS que les pongo en el párrafo anterior. Vamos, que si se hubiera aplicado la suma “no bonificada” de todas sus infracciones les podía haber salido una condena más perpetua que la del Conde de Montecristo. Y aun así, no contentos los Dioses con tanto beneficio, ahora van y los indultan para que ni siquiera se hagan la foto de Barrionuevo en la cárcel de Guadalajara. País, que diría Forges.

  Hace unos días salió en la tele DURAN I LLEIDA DEFENDIENDO la pertinencia del indulto o sea más o menos la honorabilidad de estos señores o sea dejando a los jueces compuestos y sin puñeta. Ningún político ha salido a discutir esta medida, que yo sepa, pero luego se quejan de que se critique a “la clase política” si ninguno está nunca para chistar contra estas cosas (ya me gustaría ver a cualquiera de mis grumetes condenado por prevaricación y malversación, a ver si el Señor Rajoy salía a indultarlo como a un toro o a un ninot).

  Por cierto, ya sé que el expediente se inició con Zapatero, y qué, peor aún. Y ya sé que el indulto está en la ley, y qué, peor aún. Lo que también sé es que aquí todo se filtra cuando alguien quiere, así que a ver si alguien puede filtrarle a la plebe el expediente de concesión de ese indulto tan majo, que me gustaría ver la MOTIVACIÓN, porque sepan que todo acto administrativo debe estar motivado, según el artículo 54 de la ley 30/1992, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y de Procedimiento Administrativo Común, de 30 de Noviembre. En el BOE que publica el indulto no se incluye la motivación, será que nadie se atreve, pero una filtración guapa de ésas no estaría mal...

martes, 13 de marzo de 2012

EL MARQUES DE SANTA CRUZ, DE GUINDOS Y JUNCKER




Hoy he tenido en la mano un LIBRO que buscaba desde hace años. Por supuesto, y gracias a la crisis, no he podido comprarlo. Pero ya sé cómo es de gordo. Se trataba de las “Reflexiones Militares” del 3º MARQUES DE SANTA CRUZ. Nunca debí bajar a tierra, Trece y Martes, ni te cases ni desembarques.

Santa Cruz era el título del asturiano Álvaro José de Navia Osorio y Vigil de la Rúa, nacido en Puerto de Vega, en 1684, y muerto en la campaña de Orán de 1732, a manos de los argelinos. Grandísimo militar, tan desconocido para nosotros como la solución de Pi y el modo de crear empleo. Lo traigo a colación por OTRA COSA que también me ha pasado hoy: el ver la foto del Ministro Español Señor DE GUINDOS siendo apabullado por un europeo llamado Juncker, que lo estrangula o  hace como que. (http://blogs.wsj.com/eurocrisis/2012/03/13/eurogroup-goes-half-throttle-on-spain/)

Sepan que JUNCKER es un político de Luxemburgo y que Luxemburgo es un país unas siete veces más pequeño que la provincia de CUENCA, que ahí nos las dan todas y encima sin gracia. Se ve que la mala pata hacia España va con el apellido. Junkers era también la marca de los aviones Stuka que, por ejemplo, nos dejaron Guernica hecha Historia. Y que Junker sin C era también, para más INRI, el nombre que recibían ciertos miembros de la pequeña nobleza de PRUSIA, cuyo rey Federico II nos hizo otra humillación y que ahora contaré y que reengancha con Santa Cruz.

Erase una vez que unos representantes del Reino de España (vamos, como ahora), se fueron a Europa (vamos, como ahora), a pasar por tontos (vamos... complétenlo Ustedes), haciéndole la gracia a los alemanes (vamos...), y los alemanes que mandaban nos mandaron a casa riéndose de nosotros (...etc.). Ocurrió así: los ESPAÑOLES se fueron A PRUSIA, afanados en copiar de los germanos sus técnicas militares, pensando que entre el Unter den Linden, Postdam y Sansouci se cocían el secreto de la guerra y la fórmula de la Coca-Cola. El Rey de Prusia FEDERICO II les recibió muy amable pero también muy extrañado, pues de sopetón les dijo algo así como que “no sé muy bien por qué vienen Ustedes, que son españoles, a preguntarme por mis técnicas, si casi todas las he copiado o basado en la magnífica obra del español Marques de Santa Cruz”. Ridículo de España 1, Representantes de España 0. El Marqués de Santa Cruz, en efecto, había compendiado todo su arte militar publicando una obra monumental en 1730.

Ver hoy cómo un señor alsaciano se permite el lujo de tomarse ese tipo de LICENCIAS con un ministro español que ha ido hasta allí para hablar de millones de personas que están en paro, pasando hambre y deshilachando el futuro me parece tan humillante como cuando en su día debieron decirle a los embajadores españoles que habían hecho un viaje de miles de kilómetros para dejar patente la imbecilidad del Reino.

El Señor DE GUINDOS tenía que haberle contestado al osado señor luxemburgués con una Kermesse Heroica, lo menos. O mejor, haberle impedido tamaña gracia con tanto fotógrafo a la caza de símbolos, que éste lo es. Encontrarme hoy su foto lamentable en los periódicos y tener en mis manos el libro del lamentable episodio del Marqués de Santa Cruz es todo uno, además de lo lamentable que es el que gracias a los recortes impuestos por los nuevos Junkers Prusianos no pueda yo comprarme ese libro que buscaba hace años y que ahora ya sé cómo es de GORDO.

Al menos, me conformo con que para todos Ustedes no sea ya una novedad el libro del Señor Marqués, y que cuando salgan a Uropa no se dejen coger del cuello ni se conformen con que les hablen maravillas de los tratados de Klausewitz (como hacen los enterados), Sung Tzú (como hacen los que leen a Dragó), los glosadores de Sung Tzú (como hacen los inconformistas), Vegecio (como haría Mussolini), el Che (como haría quien tenga la biblioteca que yo vi)... Hablen Ustedes sin complejos del Marqués de Santa Cruz, asturiano y genio, escritor e ilustrado. En Orán, donde se acabó, le mantienen el respeto del digno enemigo y aún hay una colina que lleva su nombre, quizá De Guindos podría pasarse por allí un ratito antes de volverse para Europa.




jueves, 1 de marzo de 2012

EL MARQUES DE CAMPO Y LA CRISIS


  
   Cuando uno se pierde en Denia busca la calle Marqués de Campo. Va derecha -la calle- hacia el mar, y está llena de árboles que en verano dan sombra y en invierno quitan lluvia.

   Sepan que el Marqués de Campo era un señor que nació más campo que Marqués, y que lo hacía todo al revés para siempre salir ganando.

   Digno es de una serie de ésas de Canal 9 deficitarias, y mucho mejor que gastar dinero comprando a JR o Burt Simpson, pero esto es España y que inventen ellos.

    En 1854, el señor Marqués estaba pletórico, inauguraba su ferrocarril de Valencia a Xátiva, que había adquirido para salvar un proyecto que años antes pudo haber sido el del primer tren de España en orden y en importancia. Sí, en 1845 un tal Mister Wole había adquirido a saber por qué la concesión para hacer un tren Madrid-Valencia por Almansa, pero no lo convirtió en cosa y así se le adelantaron el Barcelona-Mataró de 1848 y el Madrid-Aranjuez de 1851. El Marqués de Campo, que entonces aún era sólo José idem, se quedó los derechos del proyecto valenciano.

   En 1854, como digo, a fecha 20 de Diciembre, el orgulloso Campo celebró la inauguración de su línea e invitó a todos los valencianos a que viajasen gratis en el viaje de inauguración, Valencia-Xátiva. ¡Qué gran idea!

   Allá fueron todos los ciudadanos, montaditos en el monstruo que echaba humo y carbonillas, como en las novelas de Julio Verne. En Xátiva pasaron una gozosa jornada.

   Sí, pero al querer subir al tren para volver a Valencia, les informaron de que debían pagar: la invitación sólo lo había sido “para ir a Xátiva”, nadie había hablado del regreso.

   Así que muchos valencianos tuvieron que rascarse el bolsillo, y volvieron a casa amargados del maldito viaje gratis que les había costado tan y tan caro. Otros ni siquiera tenían dinero para volver, y nadie sabe quién se ocupó de ellos. Otros –seguramente- se dieron a la bebida, a la mendicidad o a la ataraxia (todo esta frase ya es mía), porque se habían dejado embarcar en un embudo del que no podían salir por sí sólos.

   Vale, pero en el título dice “El Marqués de Campo y la Crisis”, ¿dónde se habla de la crisis?

   -Pues no sé, cosas del PC.