viernes, 29 de octubre de 2010

A UN ALCALDE BOCAZAS

 


 En la Ciudad Imperial
llamada Valladolid
ha insultado su adalid
a la vid ministerial.

   Siendo mujer la agraviada
y yo aliviador de entuertos,
reprenderé sus asertos
con la siguiente rimada:


   ¡Qué pena que no haya gorros
para tapar la bocaza
de los que hablando de morros
provocan aún más engorros
que los rufianes de plaza!
   Por la boca muere el pez
y por el morro un alcalde,
pues no habrá de irse de balde
quien quiere ser, a la vez,
quien la pifie y quien la salde.

   Alcaldes hablan con tino,
y poetas con bobada,
pero en este desatino
el alcalde es el cretino
y el poeta es quien agrada.
Digo, pues, al que no calla:

Aquí, o en Valladolín,
tanto morro morroriza
sea de reina o rabiza.
¡Dejad a Leire Pajín,
y no deis más la paliza!

miércoles, 27 de octubre de 2010

CORNADAS DE REFLEXION

El día anterior a unas elecciones se dedica a la “Jornada de reflexión”, que ya sabemos que es el día más divertido del año porque o te vas a la playa o te vas a destrozar sedes. Como falta un año para eso, nuestros políticos nos entretienen con sus sustitutas, las ”Cornadas de reflexión”.

Desde la Crisis de Gobierno (que no es lo mismo que el Gobierno de la Crisis), al PP le han dado ya varias cornadas y se lo tendría que hacer mirar, o sea, reflexionar. Se estaba durmiendo leyendo encuestas y se ha despertado con una tromba de orcos golpeando la puerta. El pobrecico alcalde de Valladolid no ha sabido reaccionar y aprovechando que el Pisuerga pasaba por Soytontoelhaba se ha lucido y aún van a más las cornadas. Pepiño no quería quedarse atrás y entre plumero y rumbero le ha lanzado un nardo a Rajoy, al ojo, ete. Y por si había dudas, “Rubal, ¡acaba!” ha lanzado un guiño a los nacionalistas apuntándose al RH y los genes. España está volviendo a ser divertida en tiempos de crisis, como con Quevedo.

Esto no ha hecho más que empezar, y el PP debería reflexionar porque, como no se zafe de las cornadas que le están cayendo, sus 14 puntos de ventaja se van a convertir en 14 puntos de sutura.

Lo lamentable es que las bases empezarán a decir: “¡hay que contestar con la misma moneda!”, y nos deparen una pelea de gallos para el año que queda, que es lo que creo que pretende el PSOE y lo único que parece que sabe/quiere/puede hacer el PP, en lugar de librarnos a los mortales de las cornadas de los bancos, de Hacienda, del paro… qué desastre. Mejor no reflexionar nosotros…tampoco.

miércoles, 20 de octubre de 2010

AGUA DE CANARIAS, AGUA DE VALENCIA

     En "Memorias de Africa", hay una escena en la que Merilestríp quiere controlar las aguas del río con unos diques; los indígenas le dicen que es imposible retener el caudal, porque "...estas aguas viven en Mombasa". Eso le ocurrió a la pobre Merilestríp porque no era española: si hubiera sido de aquí le hubiera bastado con montar un partido bisagra y pedirse las aguas en cuanto le fuera posible, visto el nivel. 

     Yo no sé dónde viven las aguas españolas, pero sé dónde se mueren: en el Parlamento. Allí dejan de ser españolas y se convierten en autonómicas, tribales, qué se fizo de las aguas del Plan Hidrológico Nacional, qué se fizo del Trasvase del Ebro. Pero ahí no acaba la cosa: como somos así de listos podemos hacer autonómicas hasta las aguas internacionales... ¡Eso para que se metan con el sistema de las autonomías! Lo que deberían hacer todos los partidos es pedir lo mismo, y por la puerta de atrás podríamos pedirnos el Océano Atlántico para Castilla-León, el Mediterráneo para Cataluña, el Indico para La Rioja para compensarle que es pequeña, el Artico para Andalucía y que hagan helados para los turistas... Total, si ZP lo concede es que es posible, ya no haría falta ni que el Papa nos repartiera el mar con Portugal, como con los Reyes Católicos, lo tendríamos todo para nosotros...

     ¿Y Valencia? No necesitaría pedirse ningún agua, primero porque entre los demás nunca se la darán, y segundo porque ya tiene una muy rica, no es salada sino dulzona, alegra la vida y no se necesita el permiso de ZP para disfrutarla: ¡Viva el Agua de Valencia!

domingo, 17 de octubre de 2010

EL HOMBRE PUSO NOMBRE A LAS PROVINCIAS

 
Lo que se filtra de lo filtrable, sobre los Presupuestos de España, es que el PNV y Coalición Canaria van a ayudar al Gobierno a que parezca que en el Estado hay amor. De lo que pide CC nada he oido, pero de los otros ya se cuentan varias exigencias: las competencias…el dinerito… y ahora la gracia: el nombre de las provincias.

Esto último, que a muchos les parecerá una tontería, a mí me parece lo más llamativo, y deja muy claro qué es lo que tenemos: un partido minoritario que ni siquiera gobierna en su madriguera y que juega a aprendiz de brujo con las cosas del comer, y dos partidos mayoritarios dando el espectáculo de preferir pelearse a sacarnos de ésta.

El hombre puso nombre a los animales, y el PNV se lo pone a las provincias. Lo primero lo dice el Génesis (2,19-20), y lo segundo lo dicen los autoproclamados descendientes de Túbal. Poner nombre a las cosas es el signo máximo de poder o soberanía, y es equiparable con el poder de acuñar moneda, o de definir la frontera. Por eso en el Génesis se le dio aquel poder al hombre, cuando aún era de fiar. Génesis significa “origen”, “nacimiento”, que es lo que creen estar haciendo permanentemente en el Estado Nonnato (no nacido) del Norte. Y de eso no se quieren dar cuenta en el Estado Nosferatu (no muerto, pero casi) que es Spain.

Frente a esto, hay que decir que no es para sulfurarse, porque no es la primera autonomía que plantea esto y ya está ocurriendo con los municipios, y porque antes de criticar hay que ver qué nombres nuevos les ponen a las provincias vascas. A lo mejor en el acuerdo entra CC, y deciden sólo cambiarse el nombre entre ellas, de modo que Vizcaya pase a ser Tenerife, Las Palmas se llame Guipúzcoa, etc. A lo mejor Vizcaya pasa a llamarse Kevin Nelson y Alava se cambia a Provins Johansonn. O quizá, siguiendo al lingüista Ibarreche, pasen a llamarse Vizcayas y Vizcayos, Guipúzcoas y Guipúzcoos, Alavas y Alavos. Por si acaso, que se lo vayan haciendo mirar en Navarra, en el Condado de Treviño, en el Bidasoa…

miércoles, 13 de octubre de 2010

ZAPATERO A TUS DESFILES




Dicen que meterse con Zapatero es hacer leña del árbol caído. No estoy de acuerdo, porque llamar árbol a Zapatero implicaría que alguna vez estuvo vivo. Además, Zapatero no está caído, sino podrido, y así puede aguantar años mientras un Santo Tomás (Gómez) no le meta la mano en el costado a ver si aún resopla y le empuje.

A ZP no le ha gustado que en el desfile le abucheen, y ha movido el abanico para que Doña Carmen (siempre hay una Doña Carmen en los desfiles del Imperio) le salga al quite. Ahora quieren “protocolizar” el desfile, para que no se desmadre, el desfile. Vamos, que lo que quieren es esconderlo y privarlo del carácter público, como se hizo con las ejecuciones, los carnavales o el fútbol de los domingos.

Y yo, -que como corsario no tengo ideología pero sé que el mar detesta la incongruencia- me pregunto: ¿a qué viene ahora quejarse de que alguien haya privado al desfile de su sentido de unidad y lo parcialice? Si no recuerdo mal, el desfile era de todos hasta que ZP se quedó pegado a la silla como un novio que se declara. Y con una gran diferencia: los maleducados que gritaban el otro día lo hacían en nombre propio, pero ZP hizo su “performance” en nombre de media España, de los millones que votaban al partido llamado de los cien años. A nadie, aquel día, se le ocurrió proponer que se hiciera un protocolo para, en lo sucesivo, suprimir las sillas a los diputados, o prohibir la asistencia al jefe de la oposición. Y es que, de aquellos polvos,,…vinieron estos NODOS.

martes, 12 de octubre de 2010

EL PRIMER ESPAÑOL QUE VIO A FELIPE V


             EL PRIMER ESPAÑOL QUE VIO A FELIPE V


     Francia. Es el día de Todos los Santos del año 1700. Luis XIV y su Corte se encuentran en el palacio de Fontainebleau. Allí debe el Rey Sol celebrar tan marcada festividad y asistir a los cantos de las Vísperas de Difuntos, cosa que gusta hacer con gran solemnidad en lucimiento de su título de Rex Christianissimum, -otorgado pocos años antes por el Papa Inocencio XII-. El rito comienza tras la comida del mediodía. Nos encontramos, pues, en la tarde del 1 de Noviembre de 1700.




                         


     El monarca galo entra en la Capilla de Palacio y junto a él se sientan los demás miembros de la familia real. En el tercer taburete por su derecha se acomoda su nieto Felipe, un joven tímido, rubio y de piel clara. Cuenta apenas diecisiete años, es el hijo segundo del Delfín y ha recibido el título de Duque de Anjou.

     Unos metros más atrás, entre el público invitado, se encuentra otro joven -éste español- de veintidós años, el menorquín Bernardo José Olives Nadal. Nuestro compatriota no es consciente, en esos momentos, de la magnífica realidad histórica a la que está asistiendo: ante sí tiene a su nuevo rey, quien habrá de gobernar como Felipe V. Hacia las tres de esa tarde había fallecido en Madrid el malogrado Carlos II, dejando en su testamento como heredero del reino a Felipe de Anjou, quien por tanto queda convertido de pleno derecho en el nuevo Rey de España. Así pues, el joven Bernardo es, con casi total certeza, el primer español en ver al nuevo rey de la Casa de Borbón, aunque los presentes aún no lo sepan.


                           


     Pero ¿quién es este menorquín al que encontramos participando como uno más en las pomposas ceremonias del Rey Sol?

     Bernat Joseph Olives Nadal (así le llaman en los libros parroquiales) ha nacido en Ciutadella de Menorca el 27 de Febrero de 1678. Su padre, Marcos Olives Martí, había sido un prohombre de la isla cuyos progresos le llevaron hasta el Consejo del Rey con plaza de Ministro. La madre, María de Nadal Despujol, pertenecía a la pequeña nobleza catalana. El entorno familiar permitió a Bernardo gozar de una refinada instrucción, residir varios años en la corte de Madrid y aprender varios idiomas. La pronta muerte de sus padres y su condición de hermano mayor le obligarán a tomar las riendas de la hacienda familiar, lo que hará con buen temple y le ejercitará en el arte de observar, de enjuiciar, y también de escribir.

     A finales de 1699, con veintiún años de edad, Bernardo ha conseguido estabilizar los asuntos familiares y se siente libre para iniciar lo que considera un elemento imprescindible en su formación: un viaje por Europa. Este viaje le llevará durante dos años por Cataluña, Francia, Italia, Saboya, Flandes, Holanda, Inglaterra, vuelta por Francia y regreso a España, donde desde Madrid atravesará Valencia y Cataluña hasta llegar a su Menorca natal. Nos ha dejado un modélico relato de sus experiencias en su Diario de viaje.

     Quiere el azar que el 1 de Noviembre de 1700 Bernardo se encuentre en la corte francesa. Le ha servido de introductor el Embajador de España, cargo desempeñado por el catalán Manuel de Sentmenat, Marqués de Castelldosrius y amigo de la familia de Bernardo. Los dos españoles asisten al canto de Vísperas, por lo que el Embajador de España comparte con el menorquín el privilegio de la primicia en observar al nuevo rey Felipe V. Antes han participado en la comida real, y han podido observar cómo el Duque de Orleáns, hermano de Luis XIV, ha avisado a éste de la presencia de los dos españoles, a lo que el Rey francés ha reaccionado preguntando amablemente a los hispanos por su viaje.

     La deferencia mostrada por el Rey Sol hacia los dos españoles se debe sin duda a que el monarca se siente ya próximo a culminar sus planes sobre España. Sus embajadores le han ido informando de los cambios en la última voluntad del rey español, el cual en la cláusula 13 de su tercer y último testamento -de 3 de Octubre de 1700- se decanta por la opción francesa.

     Pocos días más tarde se conocerá en la corte gala la noticia. Felipe V emprenderá de inmediato su viaje a España de forma paralela al que efectúa Bernardo. Sin embargo, éste no siente especial apego por acercarse al nuevo rey, y marca intencionadamente las distancias en su itinerario. Queda para otro relato más extenso el analizar si esto se debe a prudencia, desconfianza, o directamente desafección. Las Baleares no son un territorio de pensamiento uniforme como se verá en las disensiones que de inmediato surgen ante las dos candidaturas, y que facilitarán el triunfo austracista en 1706. El recuerdo de la recién acabada guerra con Francia no ayuda a crear adhesiones, y Bernardo lo sabe bien pues tuvo que ver cómo su propia madre viuda se vio amenazada en Barcelona por los bombardeos franceses. Quizá ha sido informado por el embajador de los planes secretos y Tratados de Partición de Francia e Inglaterra para dividir las Españas en evitación del conflicto, y en los que Menorca junto con el núcleo de España había de quedar para el pretendiente bávaro (primero) o para el austracista después, ya que la orientación felipista no se objetivará hasta el último testamento de Carlos II, a menos de un mes de su muerte. Es posible también que Bernardo presienta que el Rey Borbón va a desatender el flanco Levantino, dejando que Inglaterra se cebe en el eje Gibraltar-Mahón-Tolón en su sueño por dominar el Mediterráneo, todo ello en una guerra previsible en la que Europa quiere decir Italia, e Italia quiere decir Milán, tan cercano a Menorca por los puentes imaginarios de Saboya, Turín, Génova, Cerdeña...
Puede que el fin de todo esto no pueda ser sino la pérdida de los fueros ante un criterio centralista que en Francia ya se ensaya... y con toda seguridad la revuelta civil, la inestabilidad y la ruina. Posiblemente Bernardo sienta el mismo desapego por cualquier otro candidato, pues la perspectiva de un conflicto devastador no podría ignorarse por cualquier espíritu preclaro como el suyo   






Fuentes

- Europa 1700. J.L.Amorós y otros. Ed. Serbal 1993
- Almansa, un dia en la historia de Europa (Hermino Gómez y otros). Edit. Erein, 2005
 - Historia de España Menéndez Pidal. T. XXVIII. Espasa Calpe 1993
 - La Guerra de Sucesión en España y la Batalla de Almansa. Fco. García Gonzalez (coord.) Ed. Silex 2009.