Antes un rayo de luz era Marisol. Ahora el rayo de
luz es lo que puede salvar a un cacharro perdido en un cometa. También antes
los cometas venían a la Tierra
y nos traían desgracias; ahora es la
Tierra la que va a los cometas. Oh, tempo, oh, mores.
El artilugio Philae se ha caído en el cometa 67P,
que es como el nombre de una entrada secreta de Mortadelo y Filemón, maldita
ciencia. Digo se ha caído porque no ha aterrizado como debía y se ha quedado en
un ángulo que no recibe luz solar alguna para renovar sus pilas. Philae ha
consumido poco a poco su batería de 4.5 voltios como las de la pretecnología
del cole, y su corazoncito se ha helado como se moría sin pilas en la angustia y
el amor la chica del Paciente Inglés, en la Cueva del Nadador. Allí en un cometa frío la máquina
se ha muerto, abandonada como Ariadna abandonada por Teseo en Naxos, Dido
abandonada por Eneas en Cartago o Katie Escarlata por Rhett Buttler en Tara con
su tara, solas y oscuras a despecho de los machos alfa.
Ya ven, en España tenemos un toro enamorado de la Luna y ahora en el Cometa tenemos
un aparato enamorado del Sol. Por su ausencia ha muerto de amor, seco y frío. Philae
no ha sido Phileas (Fogg), protagonista de La Vuelta al Mundo en 80 días, capaz de vencer mil
obstáculos en su viaje; el cometa no tenía que dar la vuelta a La Tierra sino volver a la Tierra, que no es lo mismo,
y con él tenía que llevar a Philae para que nos mandara datos y fotos y enigmas
para la Nasa. Pero
el cacharro o satélite ha caído mal, cojea como Vulcano cuando lo arrojaron al vacío y se rompió
renqueando desde entonces (miren el cuadro de Velázquez, cómo Vulcano está
desnivelado no por praxiteliano sino por su afección).
Philae está mal apoyado y por eso no recibe luz y no
emite, apagado como Juana la Loca
sin la luz de su Hermoso. Pero los de la bata no pierden la Esperanza y dicen, como
decía Juana la Loca
o Aurora Bautista, que el satélite no está muerto sino que está dormido, que
despertará. Dicen que un rayo de Sol de la próxima primavera podrá hacer
revivir la chatarra, no me digan que no es romántico, vamos que ni el Príncipe
de Blancanieves resucitando a la ínclita, ni siquiera le piden al Sol que luzca
con amor para el cometa, basta el rayo, de luz suave y no el de Thor.
Cuando algunos éramos estudiantes de Podemos en el
Madrid de Tierno, era muy fashion ir al Alphaville a ver cine que no entendías
y de paso el Laberinto de Pasiones; una de aquellas películas era El Rayo
Verde, de Eric Rohmer, la cual contaba que el último rayo de sol sobre el
horizonte es verde, el rayo no el horizonte, o son lo mismo. Verde quizá se
viera desde el 67P, desde la plancha estúpidamente fría de plasma, verde morado de Philae
y ¡zas!, ya no hay rayo y casi no hay pilas………… Vaya historia, les confieso que desde que vi
2001 de Kubrik y creo en los sentimientos de las máquinas siento piedad por
todo cacharro que se extingue, incluidos los humanos, los cuales -a pesar de
que el Ateneo votó que Dios no existía-, deben tener alma ya que la tienen las
máquinas. Ese Satélite Comansi llorando en el cometa, con frío, sin su familia,
mientras ve los últimos rayos verdes o ultravioletas… no me digan que no es de
Bradbury.
Y aun así… no crean, que yo envidio al cacharro
por enamorado de la luz, como Plotino y Visconti. Ese artefacto tiene las
esperanzas puestas en el rayo de luz que vendrá quién sabe cuándo, y hasta
entonces en el purgatorio como Adonis… Y ahora les hablo de Memnón, que es lo
que me apetecía desde el principio. Memnón no busca el último rayo de luz sino
el primero.
Los colosos de Memnón son dos gigantes de piedra que
hay en Egipto, busquen en la
Wikipedia que me aburro. También se habló de dos columnas en
la antigüedad. Una de ellas, Memnón, espera ansioso el primer rayo de luz del
día y entonces emite un breve gemido, cuando el rayo roza su punta.
Las tradiciones dicen que es el llanto alegre de
Memnón por su madre la Aurora
cuando la ve surgir con sus rosáceos dedos (esto último es de Homero). Memnón
era un joven hermoso, el más hermoso, y había muerto luchando contra Aquiles. Fue
recordado con el monumento. Hölderlin dio otra versión, cuando advirtió que
Memnón gemía porque estaba alejado de Diótima y suspiraba cada día por ella, por
la lejanía de ella, por la muerte de ella, ayudado por el rayo del sol.
Yo creo que al pobre satélite, al Philae, deberían
darle un tercer nombre (el segundo, que ya tiene, es el de sus cradores Churyamov-Garasimenko).
Deberían rebautizarlo como Memnón. Quizá así, los dioses se apiadaran de él y
le mandaran al Sol, y éste lo calentara y le hiciera revivir, y vuelto a la
vida se dejara llevar por Venus y nos fuera traido a la Arcadia donde estamos,
bañados en el rio Alfeo y rodeados de cuadros de Poussin, todo por el rayo, el
rayo que no cesa.