viernes, 13 de septiembre de 2013

LA DIADA Y LA CRUZADA DE LOS NIÑOS










Cuando yo era niño, viví dos años sin poder abrir las ventanas de mi cuarto por si me mataban de un tiro desde la casa de enfrente.



Estaba en España, por cierto. Nunca se me ocurrió llorar pensando que no era libre, ni me puse una camiseta amarilla; mucho menos aún me la pusieron mis padres.



Hoy vemos en la prensa las fotos de los niños corriendo alegres en la Via Catalana con sus Nike, sus tablets y sus diademas de colorines, extasiados como si hubieran escapado de los Serbios, o de los Hutus, mientras sus padres moquean de pathos como la mosca de Nietzsche (leáse quien quiera “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”). Sus padres les han enchufado las camisetas amarillas como si fueran la cruz de sangre que les salvará del Angel Exterminador; a mí más bien me parece que les han colgado los sambenitos amarillos de Goya y me dan pena, como me daba pena el capirote de la Inquisición que se ponía en la cabeza a modo de “prohibido pensar, prohibido saber”.



La escena de unos niños de muy pocos años de edad utilizados al servicio de una idea me ha recordado la Cruzada de los Niños, de la Edad Media. Miles de niños bienintencionados –son niños- fueron dirigidos por unos cuantos adultos que sólo pensaban en sus propios intereses, les comieron el tarro y los embarcaron a todos como si fueran los niños de Hamelín, rumbo a Tierra Santa pues pensaban que con su inocencia arreglarían la pugna por los Santos Lugares. Acabaron todos muy mal, vendidos como esclavos los más afortunados, en harenes y serrallos de Africa, en prostíbulos orientales o quien sabe si occidentales, qué más daba.



Digo “les comieron el tarro” sin ningún rubor y lo aplico aquí también, porque ya me dirán Ustedes qué sabe un niño de 10 años sobre Felipe V, Franco, Francesc Maciá, Fernando de Antequera, Fernando el Católico, el Compromiso de Caspe, los decretos de indivisibilidad de la Corona de Aragón, los fueros, el testamento de Carlos II, los vigatans, el pacto de Génova, el Padre Gallifa, el tambor del Bruch, Escipión, Ramón Berenguer, Alfonso el Batallador, Pi i Margall, el Conde de Ribagorza, Sant Pere de Roda, la prisión de Figueras, la Ciudadela, el borbónico Rafael Casanovas, Andreu Nin, Jiménez Losantos, Tarradellas, Alcalá Zamora, el archiduque Carlos… Es triste ver un independentismo disgregador, pero más triste aún es que ese independentismo esté basado en una Historia tergiversada hecha de cortar y pegar.



Pero en fin, a los niños les da igual Artur Mas que Goebbels, así que lo mejor es que los padres les vistan de catalanes con camiseta marroquí y les pongan a cantar a la LIBERTAD, como si ahora hubiera que escribir “La cabaña del Tio Pep”, o “El diario de Ana Mas”…



No tengo nada en contra así que nadie me llame centralista ni catalanófobo porque se llevaría un chasco, sencillamente me da risa. Me importa un rábano lo que hagan porque ya he dicho muchas veces que cada pueblo es libre de suicidarse como quiera, y que cuando uno se empeña en hacerlo al final lo hace. Pero me dan pena esos niños catalanes a los que sus padres, de un plumazo, les están privando de millones de amigos, de simpatizantes, de empleadores, de novios, de compañeros de viaje, de socios, de hermanos… Los liberan de 40 millones de amigos, y de 400 millones de primos, para ofrecerles la Tierra Prometida de 40 barretinas (y 40 cerbatanas de los 40 amigos que se supone que se solidarizarán con ellos en Madagascar o donde sea, 40 diyeridús o como se diga que se solidarizarán en Indonesia o donde sea, 40 cortadores de troncos de poco más acá, 40 gaiteros escoceses, 40 leñadores de Québec, 40 de no sé donde más…)



Pero bueno, me alegro por su ¡¡¡LIBERTAD!!!, gran futuro en libertad que esos padres catalanes han mostrado a sus hijos mientras lloran sobre el asfalto de las carreteras de Primo de Rivera sin pagar el peaje de los Pujol porque hoy era gratis; y luego a comer al bar de las Salchichas (con el rótulo multado por decir Salchichas y no Salxixas, digo, o parecido) y el kit completo con mechero y foto del rey descendiente de esos mismos reyes a los que pretenden echar de menos en su “catalonian paradise 1712”.



Pues nada, nada, Feliz Libertad. Niños de Cataluña, guardad la foto de hoy, por si algún día queréis echar en cara a vuestros padres que os hayan llenado la cabeza de una Historia de Goebbels y os hayan dejado más solos que la una –perdón, más libres que la una-.  

domingo, 8 de septiembre de 2013

JUEGOS OLÍMPICOS MADRID-2020, USA, PARíS Y LA GUERRA DE SIRIA.




 



No hay que sacar de tiesto el discurso de Ana Bottles, ni el apagón del vídeo, ni el sempiterno “no nos quieren” que suena a "Alberto de Mónaco ens roba”. Madrid 2020 no será, o será otra cosa, pero los Juegos Olímpicos no se pierden por una presentación. Eso es tan tonto como decir que a Urdangarín le podían negar un proyecto si no lo presentaba con gracia, o que la UGT podía rechazar un Curso de Formación porque el profesor de paja fuera ágrafo. A las presentaciones se viene ganado y se viene perdido.



Es verdad que el café con leche de My Tylor is rich dará que hablar como lo dio la Niña de Rajoy o la camisa celeste de Kennedy, cositas que llenan minutos de tertulia y aderezan nuestras vidas como un geranio, pero no se engañen: por suerte para el mundo, las estupideces de nuestro país sólo son capaces de estropear al propio país pero no tienen entidad para llamar la atención del mundo. Quien se acuerde de los chistes de la hormiguita y el elefante sabe a qué me refiero.



Una cosa sí merece análisis: entraba en lo previsible que Madrid no alcanzara los Juegos-2020; pero nadie contaba con que tuviera tan pocos apoyos. Vamos, que hemos caído tan bajo como en Eurovisión, al nivel de como cuando Zarkozy le puso la sillita a Zapatero en la cumbre de los Hombres-G, que parecía el buen hombre como esas cuidadoras de aseos de señoras que se sentaban en una sillita de enea con cara de madama de puticlú y te vendían un pitillo para disimular. La cara de tontos no se nos ha clavado por la derrota, sino por la humillación de ser los últimos, los rechazados… hemos vuelto a los tiempos en que España se quedaba siempre fuera de los Mundiales o de las Eurocopas a falta de alguien que sobornara a Malta. ¿Por qué nos ha pasado esto?



No quiero pensar que todo el equipo español se haya equivocado en sus previsiones. No comparto a quienes critican a la delegación española con cualquier greguería, porque las cosas no se habían hecho mal; las obras y los proyectos son aceptables; la euforia no ha sido tal sino prudencia calculada; ha faltado algo de chispa pero eso no ha sido el problema; si se hubieran ganado los juegos todo el mundo estaría ahora alabando el buen trabajo realizado. Ahora muchos se apuntan al sano deporte español de hacer leña del olimpista caído.



Al paso de las horas, la cara de novia plantada de Bette Davis se va transformando en cara de Hitler y la puñalada por la espalda (Dolchstosslegende) que tan bien funcionara en Alemania para explicarse el fracaso de la I Guerra Mundial. ¿Por qué nos han traicionado los miembros del COI? Los analistas empiezan a repasar las listas de “votos seguros” para ver contra quién van a organizar “La noche de los votos largos”; más de 10 y más de 20 se han rajado a última hora, qué diferente este tiempo de aquellas épocas en las que Carlos de Habsburgo sabía obtener votos para ser Emperador, o los Borja españoles sabían agrupar votos para ser Papas…



Desde 1898 pensamos que el mundo está contra nosotros. No es cierto. Sencillamente van a la suya, como debe ser.  No es una hispanofobia, sino la “egofilia” de cada país que aspira a ser algo, a diferencia del nuestro que en lugar de hacerse a sí mismo se dedica a “pensarse”. En el caso de Madrid-2020 creo que ha pasado lo mismo; es absurdo pensar que alguien ha querido castigarnos; sencillamente creo que los electores han tenido una opción prioritaria de última hora, o dicho de otra forma: han recibido un telefonazo. Es muy probable que Madrid tuviera bastante seguros esos votos que ahora le han traicionado, pero que un buen puñado de esos votos se han caído a última hora por presiones internacionales. ¿Quién ha llamado a los señores del COI?



Pues en mi opinión, el teléfono rojo de la Casa Blanca ha intervenido a última hora y éste es mucho más efectivo que los teléfonos de cerámica de Alcora dieciochesca del Palacio Real español (si los hay). El teléfono de los USA ha actuado en la última semana, si mi teoría no falla, y es la siguiente.



¿A quien beneficia que España no consiga unos Juegos? Claramente, a Francia. París viene aspirando a los Juegos igual que lo hizo Madrid cuando cedieron ante Londres; mantiene su aspiración para 2024, pues se supone que coincide con el centenario del París-1924, que conoció los VIII Juegos Olímpicos nacidos gracias al también parisino Pierre de Coubertin.



Evidentemente, si España hubiera obtenido la Olimpiada (mal dicho, Olimpiada es el tiempo entre juegos y juegos, pero en fin) de 2020, hubiera sido imposible que Francia ganara los de 2024, pues como todo el mundo sabe hay un código no escrito que hace que los Juegos salten de un continente a otro sin repetir dos veces seguidas.



Así pues, en mi opinión, Francia está detrás de la concesión a Tokyo de los juegos de 2020, no como preferencia por Japón (que yo creo que les importaba un rábano) sino para que España no fastidiara la futura elección por París. En ese sentido, nuestro amigo del norte podría estar detrás de una (más) de las actuaciones internacionales que casualmente afectan a España, como dicen que ocurrió con ETA, con el atentado de Casablanca, con el 11-M…



Mi argumento es endeble –aparentemente- porque desde hace mucho tiempo se sabe que París aspira a celebrar sus juegos, y por lo tanto la diplomacia francesa debía haber actuado ya desde tiempo antes y no habría motivo para un cambio de última hora en los “miembros traidores” del COI.



Pues sí, pero no. Miremos el escenario internacional de los últimos 15 días: la guerra de Siria, Obama queriendo hacer de Bush y su Parlamento queriendo hacer de Joan Baez. El probable uso de armas químicas ha llevado a los USA a promover un ataque contra Al-Asad, pero se ha quedado solo. Los Estados Unidos han hecho su arrancada de caballo y se han encontrado con la parada de burro de su amigo británico que, al igual que los torys de la Reina Ana en 1700, se han mostrado contrarios a una guerra internacional. Obama se ha visto de golpe solito en el estudio del fotógrafo y ése ha sido el momento en que la siempre oportunista Francia (o sea su primer ministro Hollande reconvertido en La Fayette) ha acudido a retratarse con el yankie como en tiempos de Washington, dejando a la España de Gálvez marginada a pesar de tanto trabajo. Ya tenía ganas la France de hacerse la foto del aliado fiel (léase servil), que desde tiempos de De Gaulle no había ocasión tan clara y una vez sufrido el boicot antifrancés de los USA en tiempos de la Guerra de Irak.



Hollande en los fotolitos ha hecho de Aznar en las Azores. Aznar tuvo de premio Perejil, y Hollande ha tenido de premio París-2024. Estoy convencido de que, cuando se citan ambos presidentes para hacerse la foto del francés leal, no hablan de Tocqueville sino de cambio de cromos, y que uno de esos cromos (¡ahora o nunca!) era el Olímpico.



Así que no hay que azotarse por lo bien o lo mal hecho por España en Buenos Aires. A nadie le ha importado si España merecía o no los Juegos, ni si Ana Bottles ha aprovechado su curso Mangold de inglés o su Coach de gestualización; España ha sido ignorada, sencillamente, porque había que apoyar a París, ya que éste apoya al Emperador cuando éste se lo exige.



Aquí, en España, seguimos jugando a aquello de burlarnos de las Azores, y de rechazar Disneylandia, la Fórmula 1, las bases USA, etc., etc., y eso está muy bien, pero lo que no se puede pretender es jugar además a tener un lugar en el G-8, en el G-20 (sentados), también etc., si somos un país que no sabe cuáles son sus aliados y qué costes tienen las alianzas.



No hay nada peor en el ámbito internacional que la incoherencia. Lo más sangrante, además, es que en España “lo internacional” es lo “interprovincial”, ya que tenemos tantas naciones aquí dentro, lo cual también se percibe fuera.



En fin, que yo más que pretender hacer unos Juegos Olímpicos, me conformaría con hacer la próxima edición de Humor Amarillo o de Juegos sin Fronteras jugando a romper una piñata mientras la cabra bizca revolotea. O eso o hacerse adulto. Ah, y ¡Viva Madrid!