Decía Lou Salomé que los amores correspondidos mueren de éxito, y los no correspondidos mueren de hambre. Esto puede aplicarse a cualquier otra cosa, pues viene a significar que aquello que nos hace triunfar es lo mismo que provocará nuestra caída. Algo así decía C. M. Cipolla en su libro sobre el auge y decadencia de los Imperios.
Hoy quiero referirme a la violencia política que hemos conocido en la última semana. Vivimos tiempos malos, es verdad; la crisis es una lluvia que ha hecho germinar nuevas peleas, delincuencia, malos tratos, suicidios… hemos visto casos de gente que asalta oficinas de banca, que se sube a grúas, gente desesperada.
Pero también, y esto es lo peor, estamos viendo violencia provocada por gente que tiene sueldos de funcionario, subvenciones, gente paniaguada o en vías de paniaguarse. Se ha dado una paliza a un político del PP en Murcia; se ha atacado con pintura una sede del PSOE en Valencia. Todo esto no debería tener que ver con la crisis. Y por supuesto que no me sumo a los que hacen responsables directos a los partidos o a los sindicatos de la violencia que estamos viendo aparecer, porque la idiotez es culpa sólo de los idiotas.
Pero sí me sumo a los que creen que los políticos y los politizados tienen “algo que ver” con esto. El nivel del lenguaje y el de la educación ha bajado a unos mínimos que ni en tiempos de Nerón. Y lo siento, pero creo que la izquierda tiene aquí mucha más culpa que la derecha, no me vale eso de que “todos tienen su parte de culpa, luego todos tienen la misma”. Es imposible ver un debate ideológico sin que a uno le empiecen a llamar fascista, ultraderechista, o franquista, simplemente por tener otra idea democrática distinta que la que sustenta la izquierda divina. Hace muchos años que no oigo a nadie llamar a otro “comunista, rojo, maoista” en un debate con gesto insultante, y menos aún hacerlo a gritos con la vena marcada en el cuello y el ojo encendido como vemos a algunos mientras el regidor del programa empieza a aplaudir para que se arranque el público y cortar la palabra al otro dando paso a publicidad. Pero fascista es lo primero que empiezan a decirles a unos que hablan calladito y sonriendo, sin que haya un solo día en que no ocurra. Hace muchos años que no veo a policías detener a afiliados de izquierda cuando se agrede o se llama asesino a un político del PP, pero no así al revés. Hace muchos años que no veo a un partido democrático conservador organizarse para asediar sedes de la izquierda, pero sí he visto lo contrario unas cuantas veces. Hace mil años que no veo en la tele a nadie con responsabilidad pública cantando el “Cara al sol” ni levantando el brazo, pero veo todos los días a gente con responsabilidad pública con el puño cerrado y cantando el himno por el que también se mató a miles (en España, en otros sitios a docenas de millones) al grito de “la lucha final”, o el “buen golpe de hoz”. Sinceramente, debe ser muy aburrido ser tan respetuoso con las ideas de gente que jamás lo sería con las de uno. Los que nacieron en la guerra tienen ahora 75 años, y los que entonces tuvieran 15 años para empuñar un arma tienen ahora 90. ¿A qué estamos jugando? ¿Cuántos fascistas quedan hoy en España? ¿Son fascistas los 10 millones que votan a un partido cuya única culpa es no llevar la boina de Pablo Iglesias? Y claro, es posible que idiota haya sólo 1 de cada 100, que tome el mensaje por donde no es y tire una pedrada, pero en un país de cuarenta y tantos millones de habitantes un 1% de idiotas es muchísimo como para darles ideas.
No digo esto como crítica; la crítica se la harán ellos mismos cuando se miren al espejo, si tienen capacidad para ello. El PSOE de Felipe ganó por su fuerza moral, y se hundió cuando la perdió. El PSOE de Zapatero llegó al poder por una emoción, y parece que sólo sabe sostenerse en el gobierno apelando a las emociones, cada día una, porque lo que es gobernar ya ha demostrado lo que entiende por ello. “Hay que incrementar la tensión”, que dijo ZP por lo bajinis; de lo que no se dan cuenta es de que, una vez destapada la tensión, es un ventilador que tira para todos lados. Y ahora, que me llamen fascista a mi también.
Esto.. Te iba a llamar, con tu permiso... :-P
ResponderEliminarQue no, que no eres fascista.
Teniendo más cercanía con las ideas de izquierda me desagrada profundamente que en estos últimos tiempos solo sepa dar berridos a coro. Siempre ha ido un poco así, pero desde el 11-M las cosas se extremaron mucho. Creo que se ha abusado siempre de ver en la derecha al enemigo perpetuo en lugar de hacer autocrítica. Es mucho más cómodo que ponerse a revisar los fundamentos de la propia izquierda, que es donde está el problema, no funciona porque no es viable lo que se les ocurre.
A mí también me gustaría un izquierda más presentable.
Cicero
Hola, Cicero, pues encantado de tu comentario, y espero que no te arrepientas si te digo que me gusta. Creo que esto es algo que cualquiera con cierto sentido de la equidad debía poder decir, pero parece que nos resulta muy difícil por no dar argumentos al enemigo, pensando que el otro no va a hacer el mismo esfuerzo que nosotros. Por supuesto, sé que decir "izquierda" es una generalización más, igual que decir "derecha", y estaremos de acuerdo en que en la izquierda hay muchos tipos, unos mejores y otros peores; izquierda no es sólo socialismo, socialismo no es sólo PSOE, PSOE no es sólo "este PSOE", y "este PSOE" no es sólo Zapatero, lo malo es que por desgracia cuando uno se mete con el zapaterismo le acusan a uno de "antiizquierdista". Bueno, bienvenido al club de los que seríamos quemados siempre, da igual quien prenda la antorcha.
ResponderEliminarMatizando, te diría que yo estoy de acuerdo con la izquierda -en general- en determinados asuntos, pero hace años que no voto, ni izquierda, ni derecha ni nada. Recuerdo que en el 11-M personas de izquierdas querían obligarme a que votara al PSOE, pero yo me negue.Comenzaron las coacciones, los insultos en internet, y ya me convencí del todo de que no era ese el camino. No me gusta esta izquierda, esa actitud de que como uno es de izquierdas, en teoría tiene una superioridad moral que le permite todo, insultar e incluso recurrir a la violencia. Recuerdo hace poco con lo de Pérez Reverte como lo insultaban por haber insultado él a Moratinos. Era tan absurdo condenar un comportamiento insultante insultando a su vez... Pero bueno, yo tengo mis propias teorías de por qué las cosas son así, lo que pasa es que es muy largo de exponer, no tengo demasiado tiempo y además te aburriría.
ResponderEliminarDe todas formas, a la derecha no la considero "enemiga", sería muy simplista verla así. La izquierda me gusta porque gracias a ella se consiguieron derechos y libertades -aunque otros la tuvieron que sufrir en sus carnes- y a la derecha la veo más realista en asuntos económicos.
Cicero
Me parece muy correcto lo que dices, es una lástima que la gente que más y mejor razona es la que se está apartando del (uso del) sistema por cómo lo utilizan nuestros supuestos líderes, y eso es general a todos los partidos. Por supuesto puedes extenderte todo lo que quieras, aquí no aburres a nadie, que estamos sólo unos poquitos y estamos todos por la labor de pensar, creo.
ResponderEliminarSobre el avance que ha supuesto la izquierda, eso es evidente, y en todas las épocas; lo normal es que la gente de centro de una época hubiera sido de izquierdas 50 años antes, pero otros ya le han hecho el trabajo. La gente de derecha pura ya no lo sé, ésa posiblemente nunca se lo plantee. Pero igual que reconozco eso, también creo que es un error de muchos el querer anquilosar los problemas y soluciones de una época y trasladarlos a la generación siguiente, esperando que ellos se peleen por las mismas cosas que los anteriores, y con ello les privamos del derecho a que avancen en sus propios problemas (no digo que tú pienses eso, ojo). Bueno, tampoco quiero aburrir yo, ale. Mañana más.