Rajoy se aparecerá a los españoles
el 1 de Agosto (de 2013, que nadie se equivoque). Hay que avisar a Pitita
Ridruejo de que esta aparición mariana no es de las que le interesan a ella,
sino a Rubalcaba, pero entenderán que yo denomine “apariciones” a los momentos
en que Rajoy se manifiesta, ya sea en la tele como poltergeist o en forma de Ya
Tal, siempre hay algo de inasible, de fascinante cuando Mariano irrumpe, como
un holograma, como “los otros”… y total para lo que luego dice, quiero decir,
lee.
Rajoy ha decidido bajar del Sinaí
como Charlton Heston cuando hizo de Moisés, cargado con las Tablas de la Ley para reñir a su pueblo
empeñado en embrutecerse con becerros de prensa. Ha sido muy tonto, él o sus
asesores tontos, porque hace un año y medio hubiera tenido a toda España detrás
cuando Rajoy era una solución, al revés que ahora cuando Rajoy es un problema.
Hace un año y medio tenía el carisma del ganador soso; hace un año tenía la
ocasión de ir más rápido que la
Justicia como dijo Espe; hace medio año tuvo la ocasión de
apagar el móvil o borrar el contacto Bárcenas. Ahora, sólo le cabe hablar de
que la EPA
mejora, que las exportaciones suben… como si eso interesara a la España del Empecinado.
Para Rubalcaba y las Supremes es
todo un éxito, porque ellos se conforman con poder gritarle a Mariano y sacar
folios o camisetas protesta, montar un megáfono en San Jerónimo y salir en La Sexta; les horrorizaría –y a
mí- que de verdad hubiera posibilidad de hacerse cargo del gobierno de España
(¿Se imaginan España gobernada ahora mismo por el PSOE?).
Pero que nadie se engañe, el
mérito no ha sido de los políticos, pues ni uno sólo ha sacado nada a la luz,
ni ajeno ni propio; ha sido El Mundo, y
a rebufo El País. Y eso debe hacernos pensar, porque hasta el momento, toda la
artillería que mueve a la izquierda a promover akelarres parlamentarios y
mediáticos se debe exclusivamente a páginas de la prensa blanca con caracteres
negros. Ningún diputado converso, ninguna garganta profunda con carnet, ningun
bonzo con cargo; todo viene de los denostados periodistas.
Y eso me ha recordado al tiempo de
la campaña del 95 de los Gal, Filesa, Roldán, Cruz Roja, RENFE, etc., contra
Felipe; la campaña del 04 con el 11-M con el Titadine, el Chino, Al-Kaeda y
ETA, los servicios secretos y la pesca contra Zapatero; y ahora la campaña del
13 con Bárcenas, el Bigotes, la Cospe, las cuentas, etc., contra Rajoy. Si se
fijan hay unos 9 años entre campaña y campaña, lo que significa que la política
española debe pasar cada 9 años la
Prueba del Nueve para ver si es suficientemente democrática,
se ve que es el tiempo que le duran a
PedroJota los créditos bancarios. Como verán, en todas esas campañas no
ha habido ninguna iniciativa política sino periodística, y los políticos se han
limitado a chupar rueda y cámara de los caprichos de PedroJota. La campaña del
95 tuvo éxito, la del 04 no, la del 13 está por ver.
Lo que sí es llamativo es que los
socialistas se rasguen la pana cara en el caso Bárcenas por meras informaciones
de El Mundo cuando todo está –lo que está- subiudice, y se lanzan a la
Vía Apia derechos al Coliseo con su ticket
comprado para Rajoy y los leones, y sin embargo despotricaran contra ese mismo
periódico cuando hacía eso mismo pero en sentido contrario con el 11-M.
¡¡Albricias!! De golpe el periódico El Mundo se ha vuelto serio, creíble,
fiable, Pedro Jota es el garante de la democracia y el genio de la información,
cuando hace unos años con el 11-M era el intoxicador, manipulador, mercenario,
amarillista… era el paranoico empeñado en lo que aún no estaba juzgado y más
tarde en rebatir lo que ya estaba sentenciado, como si realmente una sentencia
cambiara un atentado y la cabeza de un terrorista.
Que yo recuerde, ZP nunca hizo una
comparecencia en el Congreso para hacer frente a las publicaciones de El Mundo.
Al revés, todo eran exorcismos y vaderretros ante aquéllos que leían aquéllas
páginas tan minuciosas y tan puzzlerianas que algún día serán resucitadas
cuando alguien se decida a contar la
Verdad, y se sustituya a la verdad de copiapega que hasta
ahora tenemos como placebo.
Ahí es donde entra la Vara de Burgos. En 1800 Don
Gabriel Císcar escribió un tratado sobre
los pesos y medidas. Císcar fue uno de los dos españoles (era valenciano, de
Oliva) siendo el otro, por cierto, Don Agustín Pedrayes, un catalán insigne de
la “marginada” Cataluña borbónica, que asistieron a la Comisión del Metro
convocada por Francia para renovar los sistemas de medida con el metro y el
kilo y fastidiar a los ingleses con su pulgada y su pie. Císcar alude en su
tratado a la famosa Vara de Burgos, que fue creada como unidad de medida
compuesta de unos 3 pies
casi exactos, y que fue modelo para otras en Toledo, Valencia, Santiago,
Aragón, Allariz… Se suponía que esa vara daría unidad de criterio para medirlo
todo, en todas partes igual. Sin embargo, -relata Don Gabriel-, la famosa Vara
de Burgos estaba torcida, arqueada y según se tomara por una cara o por otra
llegaba a diferir en “más de un quarto de línea”. Y si se comparaba con la Vara de Toledo, diferían en
más de décimo y medio de línea.
Aplicado este rollo al problema
actual, me sirve para decir que no sólo es un problema el que haya dos varas
diferentes de medir, sino que una misma vara puede dar diferente resultado
según quién la empuñe y por dónde la coja. Rajoy va a presentarse al Congreso
porque unos partidos se lo exigen a raíz de unas informaciones periodísticas;
los mismos partidos que despreciaban esas informaciones periodísticas cuando
iban contra ellos. Créanme que las apariciones de Rajoy tienen algo de cómico,
pero también tienen algo de inocente, de kitsch, de prehistórico, cuando vemos
quiénes son y cómo actuaron en su momento los que tanto vociferan ahora contra
él.
La memoria es un enemigo. Triste
país es aquél en el que te repugna dar la razón a cualquiera de los dos bandos.