La UEFA
acaba de aprobar la entrada de Gibraltar como miembro, y se abre la posibilidad
de que su selección compita internacionalmente.
Hermoso país, España. Mandamos
orgullosos al Chikiliquatre a Eurovisión, pero al mismo tiempo nos mosqueamos
porque no nos votan y decimos que no nos quieren. “Quién querrá ser el amigo
del enemigo de sí”, dice una frase que ya no sé si la leí o la soñé, pero sirve
ahora, para Eurovisión y para Gibraltar.
He buscado en Internet los
estatutos de la UEFA,
pero en mi nivel cortito de Internet me ha sido imposible; si alguien los
encuentra que me lo diga. Buscaba los de ahora (de 2001, que al parecer impedirían
la entrada de Gibraltar al no ser una nación reconocida por la ONU), pero según parece la
petición se había presentado antes de esa fecha, y conforme a los estatutos
anteriores sí habría entrado. Eso es lo que ha determinado el TAS (Tribunal de
arbitraje deportivo).
España ha dicho que agotará los
recursos jurídicos, pero si lo hace como de costumbre, más bien habría que
decir que “se agotará ante los recursos jurídicos”, porque no he visto país más
cretino en la defensa de sus derechos que España. También ha dicho la UEFA que España no debe
preocuparse, porque nunca tendrá que enfrentarse a Gibraltar (Hombre, es un
consuelo, aunque es posible que visto nuestro papel internacional el medio de
lograr que no se enfrenten sea excluir a España de la competición para que
Gibraltar pueda intervenir tranquilamente sin traumas morales y sin “estrés postcolonial”).
Pena.
Ya les digo que mi idea era buscar
las cosquillas al asunto jurídico, como si nuestro gobierno necesitara ideas técnicas
para defender el asunto:
1.- El argumento de que reunía las
condiciones bajo el anterior estatuto puede que no sea válido, pues una cosa
son los requisitos para tramitar la entrada, y puede que otra sean los
requisitos para permanecer en la
UEFA; es posible que reuniera aquellos requisitos, pero si no
los reúne para permanecer conforme a los nuevos estatutos debería denegarse en
todo caso su permanencia.
2.- Seguramente la decisión del
TAS es recurrible con fundamento. Lo que no entiendo es cómo España ha
permitido que se someta al TAS, pues un arbitraje es una resolución entre dos
partes legítimas. Si Gibraltar no existe técnicamente como ente jurídico, no
debería admitirse un arbitraje entre un ente (La UEFA) y otro que no existe jurídicamente
(Gibraltar). España habrá estado fina, seguro.
3.- Aunque se resolviera a favor de
la inclusión de Gibraltar, no debería admitirse la inclusión de su selección
pues, parea empezar, la UEFA
debe comprobar que puede ejercer el deporte con ciertas condiciones, y la
primera de todas es que su campo de fútbol esté en un sitio legal, y el gibraltareño
no lo es, pues es suelo español, como todo lo que hay una vez termina la pura
roca (todo el llano es legalmente español sin duda pues no se incluye en el
Tratado de Utrecht).
El campo de fútbol gibraltareño está sobre suelo ilegal; es suelo
español según el tratado de Utrecht y Gran Bretaña lo ocupó ilegalmente, pues siendo
inicialmente de España, y una vez que fracasaron diversos intentos de España de
recuperarlo militarmente, hubo después un acuerdo medio tácito de dejarlo como
neutral para que nadie lo ocupara ni mucho menos edificara, pero más tarde Gran
Bretaña definitivamente lo ocupó ilegalmente: España dejó que entraran para
instalar un campamento humanitario por una epidemia (realmente lo hicieron en
dos veces seguidas, en 1815 y 1854), con la especialidad de que al poco se
fueron los virus pero se quedaron los ingleses, grandes amigos de España. O
SEA, QUE EL CAMPO DE FUTBOL DE GIBRALTAR ES SUELO INVADIDO DE ESPAÑA, LA
UEFA SABRÁ LO QUE HACE SI LO PERMITE.
ESPAÑA POR SUPUESTO YA LO PERMITE Y SE CALLA.
4.- Dice la UEFA que este asunto no debe
entenderse como interferencia en lo político sobre Gibraltar. A ver, señores de
la UEFA, en
Gibraltar TODO ES POLÍTICO, cada piedrecita que se toca tiene consecuencias políticas
porque no se sabe si es una cagarruta de mono gibraltareño o es un trozo de la muralla
española y la Torre
del Diablo que volaron los ingleses en 1810 bajo pretexto de su alianza con
España, así que Señor Platini déjese de tonterías.
Habría más argumentos jurídicos
para impugnar esa admisión de Gibraltar, y para revolver el asunto de fondo,
pero sinceramente me aburre. Como corsario prefiero lanzar frascos de fuego –lo
que ahora es políticamente incorrecto y además la violencia es una vulgaridad si es para parchear la insustancialidad de un gobierno-,
pero tampoco quiero ya molestar a mi cautivo leguleyo, el licenciado Monsieur
Bonne-nouvelle de la
BaixMarine; para qué hacerle gastar neuronas, papel y tinta,
si no sólo no le van a hacer caso las autoridades de Aduanas sino que ni
siquiera se lo van a leer.
Si pensara que alguna autoridad
española tiene voluntad de ejercer su deber, me arriesgaría a acercarme a
tierra soto riesgo de ser detenido, todo sea por el honor de España; pero acercarme
a tierra para que se rían de mis pliegos y provocar que me detengan a mazmorras
como al señor de Malaspina y a las pocas cabezas pensantes como el señor Jovellanos,
todos encarcelados, me disuade, ya lo haré otro día, que aún no entrego mi
libertad de morir como yo quiera –única cosa que me queda-.
Lo que sí me ha dicho Monsieur de
Bonne-nouvelle es que esto nos podía servir de lección. Dice que lo de
Gibraltar viene de cuando España se sumió en una guerra civil en 1701-1713 por
causa sucesoria; que seguimos perdiendo territorio cuando los ingleses se
aprovecharon de nuestras divisiones en 1815; que en la guerra civil de 1936-39
volvimos a perder territorio giraltareño, pues los ingleses aprovecharon nuestra
lucha interna para construir un aeródromo en suelo hispano.
En fin, que la lección está clara: DIVISION INTERNA = DEBILIDAD EXTERIOR. Ahora, en 2013, Gran Bretaña vuelve a
sacar provecho, una vez más, de nuestra división interna. No en vano habrán
tomado nota de nuestras críticas feroces a la foto de nuestro presidente con el
suyo (Aznar y Blair, aunque en este punto las divisiones españolas son más
complejas y comprensibles), o de las –estas sí, catetas e insufribles- polémicas
españolas sobre las “selecciones nacionales vasca, catalana, etc.”. ¿Cómo puede
un país oponerse a la selección de Gibraltar si está emocionado de la muerte
con las selecciones vasca, catalana, y la del Reino de Patones? (no incluyo a
las restantes, pobrecicas, como la valenciana, canaria, y otras “autontómicas”
porque en su candor no hacen sino seguir como Caperucita el caminito de baldositas
amarillas que le ponen delante.
Como diría Forges: “País”. La
verdad, si yo fuera gibraltareño, también preferiría ser británico. Imaginen lo
que deben pensar cada vez que miran hacia acá.
En todo caso, si llegara el caso
de poder leerme los estatutos de la
UEFA alguna vez y que resultara que en algún sitio se deduce
que la pertenencia a la misma es por tener algún carácter de nación o algo así,
España debería reivindicar una vez más la restitución pues es el efecto
inmediato si la Corona Británica
enajenara la propiedad. De hecho, ya lo ha hecho cuando pasó la decisión al
parlamento, y luego cuando el parlamento pasó la decisión al pueblo
gibraltareño, argumentos ambos que nunca se han esgrimido por España, como
tantos otros. Les dejo para meditarlo el resumen de ese
trocito del tratado, para que lo lean por sí mismos, que es siempre lo mejor:
Tratado de Utrecht. Cesión de Gibraltar a Inglaterra
Articulo X. 13 de Julio de 1713:
"El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este
Tratado a la Corona
de la Gran Bretaña
la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente
con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha
propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para
siempre, sin excepción ni impedimento alguno. Pero…..que la dicha propiedad se
ceda a la Gran Bretaña
sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el
país circunvecino por parte de tierra. ………Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le
pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de
la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que
se dará a la Corona
de España la primera acción antes que a otros para redimirla."
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