miércoles, 12 de junio de 2013

EL MAR Y LOS GOBERNANTES






  Estoy en el mar porque aquí los descerebrados nunca duran más de diez minutos.

  En tierra, muchas personas se conducen de manera pasmosa, dañina. A medida que se sube en la escala política, económica o social, parece que se va perdiendo masa cerebral, de forma que las estupideces que hacen los humanos están en proporción directa con la mayor altura que alcanzan en la pirámide. En el mar eso es también posible, pero -a diferencia de lo que ocurre en tierra- nunca podría perpetuarse.

  Las Leyes del Mar respetan la Separación de Poderes, pues éstos existen de manera diferenciada. Pero, a diferencia de tierra, no exigimos en la teoría que sean ejercidos por diferentes personas. Es el Mar el mismo Legislador que hace leyes, el Ejecutivo que las aplica y el Juez que castiga a quienes las incumplen. En el Mar no importa que estén los tres poderes en un mismo sujeto, porque dicho sujeto no es humano. En tierra, como los poderes los tienen los humanos, hay que rogar que estén en manos diferentes, lo que tampoco se cumple.

  En el Mar se insertan algunos hombres; nos insertamos, y hacemos también Leyes, Códigos Marítimos. Pero hay también una diferencia con las leyes de los hombres de tierra: las Leyes humanas del Mar están supeditadas a las Leyes de la Naturaleza, de otra forma serían inviables. En tierra, los hombres dictan sus leyes y las imponen sobre las Leyes de la Naturaleza.

  Y acabarán con todo. Malditos sean.

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