La España de Gallardón la componen 47.000.000 de zombies que cuando se
aburren invaden un hospital y cuando los echan de allí invaden un juzgado. Ante
eso, él propone una tasa para disuadirnos y para socializar el sufrimiento,
como si no fuera mejor evitar el dolor que jugarlo a (mala) suertes.
No te preocupes, Alberto. Llegas tarde a ser Alberto el Grande porque Alberto Magno ya hay uno desde el siglo XIII y además era Santo. Aunque los dos os parecéis en algo: dicen de él que se construyó su propia tumba y todos los días la rondaba, o sea como tú. Y no es que yo lo quiera, que sólo deseo ayudarte.
Mira, tengo aquí algunas ideas para que no necesites crear unas tasas, que eso es muy feo. Coincidirás conmigo en que es un poco REPUGNANTE que un Estado tenga que disuadir a sus ciudadanos de acudir a un servicio cuya prestación es teóricamente su mayor orgullo. Así que tú déjame a mí que te mande unas sugerencias en estas botellas que lanzo al agua; es difícil que te lleguen porque tú estás en tierra muy enterrado y yo en el mar muy mareado, pero San Alberto desde el cielo proveerá.
Ahí van algunas cosas que, SIN COSTAR UN DURO, aligerarían mucho los juzgados sin tener que llamarnos memos a los demás:
No te preocupes, Alberto. Llegas tarde a ser Alberto el Grande porque Alberto Magno ya hay uno desde el siglo XIII y además era Santo. Aunque los dos os parecéis en algo: dicen de él que se construyó su propia tumba y todos los días la rondaba, o sea como tú. Y no es que yo lo quiera, que sólo deseo ayudarte.
Mira, tengo aquí algunas ideas para que no necesites crear unas tasas, que eso es muy feo. Coincidirás conmigo en que es un poco REPUGNANTE que un Estado tenga que disuadir a sus ciudadanos de acudir a un servicio cuya prestación es teóricamente su mayor orgullo. Así que tú déjame a mí que te mande unas sugerencias en estas botellas que lanzo al agua; es difícil que te lleguen porque tú estás en tierra muy enterrado y yo en el mar muy mareado, pero San Alberto desde el cielo proveerá.
Ahí van algunas cosas que, SIN COSTAR UN DURO, aligerarían mucho los juzgados sin tener que llamarnos memos a los demás:
1.- Que los juicios de faltas se sigan en el Juzgado de paz de cada lugar donde ocurran. Eso ahorraría muchos trámites de notificaciones, y liberaría de muchísimo trabajo a los Juzgados de Instrucción. Existe la posibilidad legal, pero no se suele utilizar.
2.- Ejecución automática de sentencias (salvo renuncia de la parte
interesada). Sepan todos que una vez que uno tiene una sentencia a favor debe
iniciar un nuevo proceso para que se cumpla, vamos, como si al ir de inicio al
Juzgado no quisiéramos que se cumpliera la sentencia. Eso ahorraría muchos
trámites de reiniciar el proceso, y duplicidades de ordenador y carpetas.
3.- Auxilio de las bases de datos de Hacienda para la ejecución de las
sentencias. ¿No es la Justicia un valor tan esencial como la Hacienda Pública?
Pues si a mí me debe un señor 1000 euros y un juez lo ha dicho en una sentencia
debería el Estado poner a mi disposición el mismo aparato con el que el Estado
le cobra los impuestos, ¿O es que se los quiere reservar sólo para él? Con esa
ayuda se resolvería en una mañana lo que los juzgados necesitan 6 meses o más
para captar una información.
4.- Que la administración aprecie de oficio todo lo que la ley le
obliga a preciar de oficio. Dicho en castellano antiguo: la ley obliga a los
funcionarios a que acepten ciertos derechos adquiridos por el ciudadano cuando
es evidente en el caso concreto, sin que hiciera falta n siquiera que el
ciudadano lo pidiera. Sin embargo, en lugar de hacerlo así, se suelen callar y
esperar a que el pobre ciudadano reclame, después recurra, luego demande, luego
apele, luego se muera, luego sus herederos se vayan a Strasburgo, y al final un
juez Belga nos dé la razón… hasta que el Estado indulte, claro. Todo eso se
ahorraría si los funcionarios simplemente aplicarán la ley; no hay que gastar
un duro; el problema es que los funcionarios siguen las instrucciones de los jefes
políticos, y éstos seguramente prefieren que la gente se aburra pleiteando porque
mientras tanto la administración juega con el dinero y los intereses de los
particulares. Pero si me hicieran caso nos ahorraríamos miles de recursos ante
el juzgado contencioso-administrativo.
5.- Silencio administrativo positivo.-
Significa que si la administración no me resuelve algo en cierto plazo,
se entiende estimado a mi favor. Como comprenderán, esto no ocurre sino al
contrario, se me entiende desestimado. Aunque hay normas que establecen el
efecto positivo, las excepciones son tan cuantiosas que a efectos prácticos el
mayoritario es el negativo. Eso hace que los funcionarios no tengan ningún
interés especial en resolver, con lo que me derivan finalmente a tener que
llevar mi asunto al juzgado, con nuevo atasco judicial. Si el silencio fuera
positivo, ya acelerarían para evitar que yo me saliera con la mía, y
resolverían en la fase administrativa anterior a la judicial.
6.- Extensión automática de efectos de las sentencias administrativas.-
Hay muchos casos que afectan a multitud de personas de una manera prácticamente
idéntica. En tal caso, la propia administración podría ser sensible a esto, y
no obligar a todos los españoles a pleitear uno a uno para conseguir lo mismo
que un juez ha aceptado para uno de ellos. Eso sí que genera atasco judicial,
total para tener 500 pleitos iguales con 500 sentencias iguales, cuando con una
podría bastar. No es coser y cantar lo del mecanismo, pero sí mucho más útil –sobre
todo para el ciudadano- que obligarnos a peregrinar uno tras otro por los
juzgados, especialmente con el riesgo de obtener sentencias contradictorias en
unos y otros juzgados. Por ello, cuando una sentencia sea clara y sea favorable
a la pretensión de una persona, debería ser mucho más ágil el mecanismo para
que los demás afectados se beneficien, y que la administración cooperase en
ello aliviando el atasco judicial.
7.- Eliminar el Jurado. A nadie le gusta salvo a 4, y no hay ni 3 que
quieran participar. Cuesta 1.000 euros diarios cada juicio de jurado (¿Cuántos
millones al año?) y genera unos líos de comunicación tremendos. ¿Que está en la
Constitución? Lo que dice es que se “podrá”, y en la forma que la ley
determine, así que de obligatorio nada.
8.- Responsabilidad previa del Estado en materia de bancos y de seguros.
Cuando se pleitee para que un seguro pague una indemnización, por ejemplo,
debería el Estado adelantar inmediatamente el importe al ciudadano y luego
exigir el reembolso a la compañía o al banco de turno, eso evitaría muchísimos
pleitos entre ciudadanos y entidades todopoderosas. ¿El fundamento de eso? Pues
que el Estado teóricamente está supervisando con Bancos de España y con direcciones
generales la actividad de estas grandes entidades, y por tanto está pagando con
nuestros impuestos a señores muy listos para que eviten precisamente los
problemas que dan lugar luego a pleitos; si un juez me estima que el banco me
debe un cantidad porque ha hecho algo mal contra mí, debería también responder
el Estado que ha permitido que me ocurra eso al no vigilar adecuadamente la
práctica bancaria, es algo parecido a la responsabilidad de un Ministerio, por
ejemplo, si un hospital público me genera un daño, sin perjuicio de que luego
el Ministerio reclame contra el hospital o contra el culpable concreto.
9.- Cambio en las leyes o en su exigencia para que haya una preferencia
absoluta de los acreedores y proveedores en el cobro a las administraciones
públicas. Si las administraciones pagaran debidamente a sus proveedores, se ahorrarían
miles de juicios, porque de ello no sólo se derivan los pleitos contra la administración,
sino todos los indirectos que se derivan de la falta de liquidez entre
particulares que tiene como causa última el que tal Ayuntamiento o tal
Autonomía no pagó al jefe que luego no pagó al empleado que luego no pagó al
banco que luego no pagó a… bueno, el banco siempre cobra.
10.- Cambio en la sensibilidad de la Administración para los casos de
responsabilidad patrimonial. Tampoco hace falta gastar un duro, sino simplemente
asumir que cuando la administración se equivoca debe pagar y para pronto, sin
decir eso de “bueno, cuando Usted tenga una sentencia ya hablaremos”, porque
hay miles de casos que son muy evidentes, y no pueden despacharse al estilo de
la Colza, la presa de Tous, el Carmel y tantos otros, donde el comportamiento
de la Administración ha sido y es vergonzoso.
No es tan complicado realizar todo esto. Si Gallardón tiene capacidad
para socializar el sufrimiento, también podría socializar el sentido común y
empezar a hacer LO OBVIO. Por supuesto, también es OBVIO que la misma crítica
va para todos los anteriores ministros y gobiernos, que aquí ningún partido ni
gobierno se salva.
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