Lleva toda la
razón Carmen Chacón (para su desgracia): Se ha convertido en anécdota e insignificante.
Con su abstención en el Parlamento Español en la votación sobre el “derecho a
decidir” de Cataluña, ha pasado de ser diputada a ser anécdota, de candidata de
futuro a residuo de presente. Al igual que Alicia en la casa del conejo blanco,
se ha tomado el bebedizo del PSC y se ha reducido a insignificante, como ella
dice, pero no para pasar desapercibida como ella quiere sino para dar el mayor
cante de los últimos tiempos en alguien que pretende, como el Tercer Estado de
Sieyes, “ser algo”.
Y es que hay
abstenciones que llevan mucho mal. En el Ciclo Artúrico el elemento cumbre es
la búsqueda del Grial, y en la búsqueda del Grial el elemento cumbre es el
momento en el que Perceval, de un modo imposible de explicar, se encuentra de
repente en el palacio del Rey Pescador y presencia la fascinante Procesión del
Grial que pasa ante él, con el Grial ante sí, la lanza, Repanse de Choye, las
portadoras… y entonces él… ¡se calla! El error de Perceval es no preguntar en
ese momento a quién sirve el Grial, y su silencio le hace culpable para todo el
ciclo, su historia entera es el intento de regresar a un castillo que no tiene
caminos ni casi dimensiones para resarcirse del fallo de su primera vez.
Inocente él, su peripecia es un himno a la candidez y un reproche al alma pura
que carece de curiosidad o lo aparenta o lo parece por no significar egoísmo,
pero ése no era el día de callarse, y ser hombre en tal fecha debía ser HABLAR,
preguntar, salir del niño y preguntar sin miedo, dar la cara. Sí, Carmen, eso
era, dar la cara. Claro, si es que quieres gobernar España, porque las cosas no
se gobiernan “no apoyando las cosas” sino “haciendo” cuando hay que hacer.
El error de Carmen es creer que todo encuentra
tarde o temprano su olvido o su perdón, pero esto es muy peligroso como norma
de conducta, y es insalvable en momentos cruciales (de encrucijada y de cruz)
como el que España vive ahora. El ejemplo para eso es el de Felipe de Orleans, “Felipe
Igualdad” para los amigos. Felipe era duque de Orleans, lo que significa primo
del rey Luis XVI. En la Revolución Francesa jugo a estar en el saco de “La
Revolución de los Privilegiados” (aristócratas, intelectuales) que como todo el
mundo sabe es la primera de todas, previa a la de los Exaltados (Robespierre,
Lenin), la de los Moderados (Brumario, NEP), y la del Poder Personal (Napoleón,
Stalin). Felipe Igualdad era diputado cuando hubo que votar la condena a muerte
de Luis XVI; nadie esperaba –ni exigía- que el duque de Orleans votara a favor
de la ejecución de su primo reinante, lo consideraban una sobreactuación
innecesaria e incluso antiestética. Sin embargo, el histriónico y acomplejado
Orleans votó muerte, para sorpresa de la asamblea. Tonto él, porque hubieran
matado a su primo igualmente, quizá eso mismo pensó él para despenalizarse,
pero lo cierto es que tampoco eso le libró de ser guillotinado él mismo en ese
año de 1793, y que desde entonces (aunque ya venía de antes) las ramas Borbón y
Orleans se disputan a muerte los tronos y los odios, ahí tenemos a la querida
Luisa Fernanda hermana de Isabel II de Borbón casada con Antonio de Orleans
duque de Monpensier y aspirante secreto –o no- a derrocar a la reina borbona;
ahí tenemos a la hija del anterior llamada María de las Mercedes de Orleans,
que para lipotimia de Isabel II va y enamora al hijo de ésta, Alfonsito XII y
montan la que no está escrita y dónde vas Alfonso XII dónde vas triste de ti
porque la pobre Orleans se muere para alivio –quién sabe- de Isabel II y a ver
si te casas con quien debes que será en segundas nupcias María Cristina de
Austria (bendita guerra de sucesión entre Austrias y Borbones y Tratado de
Viena de 1725 que los reunió en redil); ahí tenemos a nuestro Luis Alfonso de
Borbón que en su pretensión al trono francés se topa con el partido orleanista…
etc etc.
Conclusión:
que Felipe Igualdad se encontró en una votación en la que, hiciera lo que
hiciera, se la jugaba y ya votara sí o no, o incluso se abstuviera, se veía
involucrado en algo en lo que lo único que no puede decirse es que su voto
fuera “una anécdota”. Había que dar la cara, podía equivocarse o no, pero hay
momentos en los que un hombre o una mujer deben saber demostrar a dónde quieren
ir y a dónde quieren llevarnos, y no conformarse con ”no subirse al carro de
los locos”, porque cuando el carro de los locos aparece no nos debemos
limitarnos al ”me subo o no me subo”, sino “debo pararlo, porque va a causar un
destrozo”. Felipe se la jugó, pero al menos no se abstuvo, dio la cara para que se la partieran pero no quiso aparentar equidistancia en una votación que excluye por definición la equidistancia en todos aquellos que aspiran a ser líderes. Carmen Chacón ha jugado a Yo Claudio tras las cortinas, cuando en esa votación tocaba ser Bruto o Marco Antonio, uno de los dos y cara a cara.
Eso es, Carmen. Eso era, mejor, porque para
ti, después de lo de tu abstención, te queda reservada una urnita en tu partido
(tendrás que elegir, por cierto, si PSOE o PSC), eso sí una urnita pequeñita,
la reservada a las INSIGNIFICANCIAS O A LAS ANECDOTAS, COMO TÚ MISMA TE HAS
DEFINIDO.
P.D. Hay que recordar que esta señora, que ahora se abstiene, fue Ministra de Defensa de España, nombrada por el Presidente Zapatero, que era un Presidente muy GUAY.
P.D. Hay que recordar que esta señora, que ahora se abstiene, fue Ministra de Defensa de España, nombrada por el Presidente Zapatero, que era un Presidente muy GUAY.