jueves, 28 de febrero de 2013

CARMEN CHACON, FELIPE DE ORLEANS, PERCEVAL Y EL CARRO DE LOS LOCOS.










   Lleva toda la razón Carmen Chacón (para su desgracia): Se ha convertido en anécdota e insignificante. Con su abstención en el Parlamento Español en la votación sobre el “derecho a decidir” de Cataluña, ha pasado de ser diputada a ser anécdota, de candidata de futuro a residuo de presente. Al igual que Alicia en la casa del conejo blanco, se ha tomado el bebedizo del PSC y se ha reducido a insignificante, como ella dice, pero no para pasar desapercibida como ella quiere sino para dar el mayor cante de los últimos tiempos en alguien que pretende, como el Tercer Estado de Sieyes, “ser algo”.



   Y es que hay abstenciones que llevan mucho mal. En el Ciclo Artúrico el elemento cumbre es la búsqueda del Grial, y en la búsqueda del Grial el elemento cumbre es el momento en el que Perceval, de un modo imposible de explicar, se encuentra de repente en el palacio del Rey Pescador y presencia la fascinante Procesión del Grial que pasa ante él, con el Grial ante sí, la lanza, Repanse de Choye, las portadoras… y entonces él… ¡se calla! El error de Perceval es no preguntar en ese momento a quién sirve el Grial, y su silencio le hace culpable para todo el ciclo, su historia entera es el intento de regresar a un castillo que no tiene caminos ni casi dimensiones para resarcirse del fallo de su primera vez. Inocente él, su peripecia es un himno a la candidez y un reproche al alma pura que carece de curiosidad o lo aparenta o lo parece por no significar egoísmo, pero ése no era el día de callarse, y ser hombre en tal fecha debía ser HABLAR, preguntar, salir del niño y preguntar sin miedo, dar la cara. Sí, Carmen, eso era, dar la cara. Claro, si es que quieres gobernar España, porque las cosas no se gobiernan “no apoyando las cosas” sino “haciendo” cuando hay que hacer.



   El error de Carmen es creer que todo encuentra tarde o temprano su olvido o su perdón, pero esto es muy peligroso como norma de conducta, y es insalvable en momentos cruciales (de encrucijada y de cruz) como el que España vive ahora. El ejemplo para eso es el de Felipe de Orleans, “Felipe Igualdad” para los amigos. Felipe era duque de Orleans, lo que significa primo del rey Luis XVI. En la Revolución Francesa jugo a estar en el saco de “La Revolución de los Privilegiados” (aristócratas, intelectuales) que como todo el mundo sabe es la primera de todas, previa a la de los Exaltados (Robespierre, Lenin), la de los Moderados (Brumario, NEP), y la del Poder Personal (Napoleón, Stalin). Felipe Igualdad era diputado cuando hubo que votar la condena a muerte de Luis XVI; nadie esperaba –ni exigía- que el duque de Orleans votara a favor de la ejecución de su primo reinante, lo consideraban una sobreactuación innecesaria e incluso antiestética. Sin embargo, el histriónico y acomplejado Orleans votó muerte, para sorpresa de la asamblea. Tonto él, porque hubieran matado a su primo igualmente, quizá eso mismo pensó él para despenalizarse, pero lo cierto es que tampoco eso le libró de ser guillotinado él mismo en ese año de 1793, y que desde entonces (aunque ya venía de antes) las ramas Borbón y Orleans se disputan a muerte los tronos y los odios, ahí tenemos a la querida Luisa Fernanda hermana de Isabel II de Borbón casada con Antonio de Orleans duque de Monpensier y aspirante secreto –o no- a derrocar a la reina borbona; ahí tenemos a la hija del anterior llamada María de las Mercedes de Orleans, que para lipotimia de Isabel II va y enamora al hijo de ésta, Alfonsito XII y montan la que no está escrita y dónde vas Alfonso XII dónde vas triste de ti porque la pobre Orleans se muere para alivio –quién sabe- de Isabel II y a ver si te casas con quien debes que será en segundas nupcias María Cristina de Austria (bendita guerra de sucesión entre Austrias y Borbones y Tratado de Viena de 1725 que los reunió en redil); ahí tenemos a nuestro Luis Alfonso de Borbón que en su pretensión al trono francés se topa con el partido orleanista… etc etc.



Conclusión: que Felipe Igualdad se encontró en una votación en la que, hiciera lo que hiciera, se la jugaba y ya votara sí o no, o incluso se abstuviera, se veía involucrado en algo en lo que lo único que no puede decirse es que su voto fuera “una anécdota”. Había que dar la cara, podía equivocarse o no, pero hay momentos en los que un hombre o una mujer deben saber demostrar a dónde quieren ir y a dónde quieren llevarnos, y no conformarse con ”no subirse al carro de los locos”, porque cuando el carro de los locos aparece no nos debemos limitarnos al ”me subo o no me subo”, sino “debo pararlo, porque va a causar un destrozo”. Felipe se la jugó, pero al menos no se abstuvo, dio la cara para que se la partieran pero no quiso aparentar equidistancia en una votación que excluye por definición la equidistancia en todos aquellos que aspiran a ser líderes. Carmen Chacón ha jugado a Yo Claudio tras las cortinas, cuando en esa votación tocaba ser Bruto o Marco Antonio, uno de los dos y cara a cara.




   Eso es, Carmen. Eso era, mejor, porque para ti, después de lo de tu abstención, te queda reservada una urnita en tu partido (tendrás que elegir, por cierto, si PSOE o PSC), eso sí una urnita pequeñita, la reservada a las INSIGNIFICANCIAS O A LAS ANECDOTAS, COMO TÚ MISMA TE HAS DEFINIDO.



   P.D. Hay que recordar que esta señora, que ahora se abstiene, fue Ministra de Defensa de España, nombrada por el Presidente Zapatero, que era un Presidente muy GUAY.



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