Habló el buey y dijo Mú,
habló
Fabra y dijo cabra,
habló
sin pedir palabra
y
se fue como Mambrú,
a
la guerra con tutú,
con
neurona y sin correa,
que
así se alzó Doña Andrea
para
labrar su momento
de
gloria en el Parlamento
y
hacer que papá la vea.
“Que se fastidien” ha dicho
pero
en versión más vulgar
la
aprendiz de Castelar
que
más que lunar es bicho,
pues
que cede a su capricho
cuando
a pensar se atreve…
La
carrera será breve
para
quien trata a parados
y
a los demás diputados
con
un cuidado tan leve.
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