martes, 21 de diciembre de 2010

CHILLIDA, MOODY´S, PERTINAX

Lo de la escultura de Chillida tiene gracia, pero no hay que aprovecharse. Para el Señor de Singapur que me lee y los demás externo-cleidos que no siguen las noticias de Iberia, se lo contaré en dos palabras: unos ladrones han robado un lote de obras de arte; entre ellas figuraba una escultura de Chillida valorada en unos 800.000 euros, pero al no conocer su valor la han vendido al peso a un chatarrero, por 30 euros. Hay quien dice que los ladrones sí conocían su valor, pero que también eran conscientes de lo imposible de su venta normal, por ser una obra muy conocida, y por tanto lo único que querían era desprenderse de una obra incómoda. La verdad es que, viendo el mamotreto, lo lógico es que la hubieran tirado por un arcén pues la furgoneta no sé cómo andaba.

Me niego a hacer la crítica fácil al arte moderno y mofarme del mercado snob. Me niego también a discutir aquí si Duchamp o si Warhol, Peggy Guggenheim contra Tita Thyssen o Dolly Wilde contra Nico. Si entramos, entramos a todo, y también habrá que decir que mi vecinito marca de tacón igual que CR7, o que a la cocinera de la esquina le salen unas babas en la sartén iguales que las de Ferrán Adriá, y no cobran tanto.

Lo que sí podemos hacer es una reflexión sobre Chillida y el resto de lo que está pasando. Partiendo de un trozo de hierro, el mercado ha dicho que eso vale muchos miles de veces el valor de su materia prima. Eso es el “valor añadido” que aporta un artista, y que puede ser tan importante como el que aporta un técnico, un profesional, un experto… sin embargo, a veces el valor añadido se esfuma como el aire, pues junto a él hay que colocar el “valor de utilidad”. Si a nadie sirve el valor añadido, tampoco nadie lo pagará. Y es que el valor (de mercado) de las cosas no está en cuánto pides por ellas, sino en cuánto te dan quienes lo van a adquirir. 

España acaba de sacar a la venta un lote de Deuda Pública y ha sido ruinoso. Frente a eso podemos decir que nuestra deuda es maravillosa, que nuestras reformas son guays y nuestra administración ha podido parar la crisis como Josué paró al Sol, pero parece que no cuela. Aunque digamos que nuestra economía es un Chillida, Moody´s nos dice que es chatarra, y me temo que no nos han dado más de los 30 euros ésos en lugar de la millonada que esperábamos obtener. No hay nada mejor para saber el precio de las cosas que sacarlo a la venta. Si hiciéramos eso con nosotros mismos, o con nuestros gobernantes, en seguida conoceríamos nuestro valor. Es posible que nadie nos quisiera ni regalados.

Esto es igual en todos los tiempos. Cuando asesinaron a Cómodo (sí, el de Gladiator, aunque no lo mató Gladiator), allá por el 192 d.C., Pertinax se hizo cargo del Imperio Romano. Unas crónicas dicen que accedió al Imperio por subasta, y que él pujó más que los demás. En otros sitios lo cuentan diferente, afirmando que prácticamente le obligaron a aceptar, aunque a mí me gusta más la versión de la subasta, porque me sirve para el libelo de hoy. En tiempos de Pertinax, el Imperio Romano valió lo que un militar estuvo dispuesto a pagar por él, y en otro caso se hubiera quedado para el chatarrero con todos sus templos de Marte y sus Mares Nostrums. La lección estaba clara: algunas cosas no se quieren ni gratis, sea un Imperio Romano, un Chillida, o España.

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