lunes, 7 de febrero de 2011

EL "CHAVAL" DELINCUENTE


     En estos días se ha producido -otro más- un repugnante crimen contra una menor. Para mayor tristeza, el causante o causantes son también individuos de corta edad. Hay muchas cosas que no entiendo bien de cómo se tratan estos temas en los "medios", pero hay una que me parece especialmente insufrible: el que llamen al autor "chaval".

     Hace años, Tierno Galván llamó "estos chicos" a los jóvenes mandatarios socialistas, y eso hasta tenía gracia. Luego les dio a algunos por llamar "cachorros" a los jóvenes incorporados a ETA, que la tenía ya mucho menos. Lo de llamar "chaval" a quien ha realizado unas acciones que por delicadeza no voy a detallar me parece, además de totalmente gratuito, un favor muy flaco a nuestra higiene mental.

     Un chaval es alguien por quien se siente simpatía, en el mejor de los casos es un buen hijo y en el peor un gamberrete. Si queremos decir que alguien es joven tenemos muchas palabras: niño, joven, adolescente, menor... podríamos aludir a los puros conceptos procesales tales como imputado, sospechoso, presunto autor... pero no, tenemos que utilizar el más simpático de los apelativos, buscando no se sabe qué empatía con alguien que de momento jamás querríamos en la mesilla de noche. Muchas veces no sé si el uso de ciertas palabras se utiliza como provocación -para ganar audiencia a pesar de todo- o como muestra de falsa objetividad -buscando una equidistancia que en ciertos casos no toca-. Si no son éstas dos, sólo me queda la tercera explicación, que es la de la estupidez unida a la falta de sensibilidad, que son las más irritantes. Si a uno le obligan en su periódico o su tele a ser amarillista para conservar su sueldo, lo puedo hasta entender. Si a uno le enseñan en la Universidad que hay que ser objetivo (creo que ya no) y lo lleva hasta extremos ridículos, también tiene un pase pues la Providencia no dotó a todos por igual para asimilar enseñanzas. Pero que seamos capaces de herir simplemente porque somos incapaces de percibir el daño que hacemos es mucho más preocupante, porque significa que lo volveremos a hacer aunque cambiemos de medio o de escuela.

     Es cierto que hay muchas tendencias -que ahora no discuto- que tienden a exculpar las faltas de los menores, que las minimizan o que diluyen su culpabilidad entre la sociedad, los educadores, el ADN, Aznar, etc., Es verdad que el sistema tiende a dar segundas y novenas oportunidades a los infractores... Tratándose de jóvenes, las consecuencias de los juicios paralelos que provocan su destrucción moral pueden tener consecuencias irreversibles; pero entre eso y darles públicamente el tratamiento simpático de "coleguis" creo que hay muchas gamas de grises, y creo que en las escuelas de periodismo eso seguro que entra en alguna asignatura. Si alguien esperaba hoy algún chiste puede esperar a la próxima entrada, lo siento.

2 comentarios:

  1. Sí, tienes razón, es por la tendencia exculpatoria, se pasó del extremo culpabilizador al extremo "todo vale" y la culpa es de la sociedad y de los padres. También llaman "niño" o "niña" a personas de 17 años -porque son menores-, cuando no se puede decir que sean niños.

    Cicero

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  2. Sí, supongo que ahora estarán en todos los canales contándonos la infancia triste de los autores, su entorno difícil y todo eso... yo la verdad es que ya cambio de canal cuando empiezan con estos asuntos

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