Cuando las barbas de tu vecino... Señores, llevamos unos años viendo a nuestros vecinos lavar sus barbas, a veces con lejía o con aceite de ricino, y normalmente a la fuerza. Pasó la guerra de Yugoeslavia, más tarde el zarpazo saharaui, y ahora se levanta el edredón de Túnez, Egipto y quién sabe cuántos. Entre medias y en segunda fila los chispazos locales de Marruecos, Chechenia, Ukrania... seguramente hay más cosas que no recuerdo.
Europa vive el sueño pacífico de los Erasmus, entre bicicletas de Amsterdam y barquitas del Retiro, como si no fuera con ella. Pero sí va. No es posible, y sobre todo no es bueno, dejar de mirar las revueltas de los vecinos como si no tuvieran nada que ver con nosotros. Miramos sus manifestaciones y sus heridos como miramos los Tsunamis de Indochina o los huracanes de Florida, no es cosa nuestra...
Pues yo sólo me pregunto una cosa: ¿Está Europa preparada para aguantar una inestabilidad de intensidad media pero constante en su vecindario y con ataques agudos cada cuatro o cinco años? De hecho, los picotazos a veces entran en el redil a través de atentados, intifadas de inmigrantes o contraculturales sin gracia. Como decía Dylan, "times are changing"; además de la crisis tenemos unos monstruos al lado que crecen sin pedir permiso, y Estados Unidos ya no tiene casi motivos inteligentes para aguantarnos el rollo. Es la hora de Europa, si es que aún tenemos reloj. No se trata de sacar la espada del Cid ni de relanzar a nuestros propios monstruos, sino de tomar conciencia de que el mundo está cambiando y ya no nos vale el pergamino de la superioridad moral; hay que salir, mirar y aprender, quitarse la venda de la Reina Victoria y preguntar más; si somos los adalides de la igualdad debemos aceptarla en los que mirábamos desde arriba, y si hablamos de derechos universales debemos admitir que el Universo es, al menos, el planeta. No hace falta ser milenarista para apelar a la razón, ni hay que ponerse tétrico para sembrar pánicos; todo tiene arreglo si se mira con cierta anticipación y sentido del humor, aunque ambas cosas escasean. San Agustín sitiado en Hipona por los bárbaros de Genserico no perdió la lucidez pero seguro que fue una excepción. Europa debería poner a remojar sus luengas barbas de tantos siglos, hará mal si se deja sorprender por un mundo que ya gira a 45 r.p.m. y no a 33, aunque muchos menores de 30 años casi ni sepan a qué me refiero. Atarse los machos, estudiar, pactar, guardar, hablar, defender, ayudar, unir, corregir, trabajar... son las palabras de la Europa del XXI. Cortarse las barbas, o esperar que nos las corten.
¿Preparada Europa? En fin, qué complejo. Me da la impresión de que hay muchas Europas. Una de ellas, es evidentemente la de la vida fácil, inconsciente y despreocupada, otra la progre políticamente correcta censuradora -siempre escandalizada por cualquier burrada que diga la derecha aunque no por las burradas propias-, pero otra es la de los ghettos enquistados de coches a la brasa y otra es la de la peligrosa ultraderecha emergente que mantiene más activos silenciosos de los que parece.
ResponderEliminarEspaña es Europa pero no es Europa. Los países de Europa que tomamos como referencia están ya de vuelta de muchos errores de años pasados en los que se les fue la mano con las ideas sociales a la vez que practicaban esa igualdad guays de salón. El resultado de la política guays fue un lenguaje de eufemismos, una legión de asistidos por el Estado que espera que éste se lo solucione todo, unos ghettos de inmigrantes hacinados y rabiosos, cada vez más encajonados en los límites orgullosos de sus culturas y la ultraderecha como revulsivo radical y visceral no pensante- parece que no tuvieron bastante con la segunda guerra mundial- ante un sistema que más que aplacar iras las fomenta. La suerte es que son países muy ricos, con tanto dinero en las arcas como para tenerlos calladitos a todos, mal que bien, con el estómago lleno y la tele puesta. Y que en lugar de sangre tienen anticongelante en las venas.
España, en lugar de haber aprendido de los errores de los países del norte y tomar el atajo parece que quiere seguir el mismo camino a ver hasta dónde llega en su afán eufemístico europeísta. El problema es que no es un país tan rico y que hay una visceralidad latente que sale con una gran facilidad y de la que abusan los políticos arengando a las masas unas en contra de otras, recordando contiendas pasadas todo el tiempo para que no se aplaquen los odios etc.
Loa árabes necesitan sus revoluciones, sus emancipaciones, tener a los gobernantes que ellos elijan sean los que sean porque supone esto su maduración histórica como países lejos de los protectorados bienpensantes occidentales. A pesar del caos, las muertes y el horror es posible que a la larga -muy larga, me temo- esa maduración les sea beneficiosa y consigan una verdadera democracia. Lo que no quita para sentir verdadero horror y temor ante la situación actual.
Pero con uns países islamistas inestables no tiene por qué ir la cosa tan mal, ni tan bien. Imagino que en estos próximos años la principal preocupación será el petróleo que los árabes ricos nos tiene que vender para ser tan ricos y nosotros necesitamos comprar. Cierres de pozos, chantajes, aperturas, negociaciones... Ni el volcán islandés nos va a parar tanto. A veces tendremos que ir en bici y las Gazelle de Amsterdam y las barcas del retiro podrán ser una buena alternativa de transporte.
En fin, lo de siempre, pero con más pimienta. La incógnita es la cabezonería de Israel. ¿Seguirá en sus trece hasta morir con el kippa puesto?
En todo caso la historia que nos espera en fascículos es fascinante, para no perdérsela.
Cicero
pues apúntate a la primera fila conmigo y unos cuantos, Cícero, voy a por palomitas que a lo mejor es lo único que nos queda. Me da pánico la ultraderecha y los demás "ismos" que pueden salir de todo esto por imitamonos, hay cosas (e ideas) que aparentemente están muy lejos pero que a veces crecen de golpe porque nadie hacía caso a sus semillas.
ResponderEliminarUn extremo suele llevar a otro, sí, vamos de extremo a extremo, dando bandazos y entre medias hay pequeñas épocas de paz y bonanza. Pero, a pesar de todo, y esto es lo sorprendente, avanzamos. Tengo mis teorías al respecto, pero son un tanto frikis y te iban a asustar.
ResponderEliminarQue haya suerte hoy, día clave, y no mueran muchos.
Cicero
Oye, que aquí el único que se asusta es el censor, puedes poner lo que quieras. Día clave.
ResponderEliminarEs que es muy largo y no tengo tiempo para exponerlo, además de que se basa más bien en la animalidad del ser humano y la evolución. Y que mientras los árabes se juegan su futuro y el de sus vecinos:( lo que pase hoy allí es clave no sólo para Egipto sino para todos los demás países árabes, por lo que Mubarak no se va a querer ir ya que posiblemente tiene presiones de otros dirigentes árabes para no hacerlo, ya que si triunfa esta revolución no habrá quien pare las protestas en otros lugares) yo tengo que ganarme la vida hoy y comer, y salir a hacer unas gestiones, auqnue lo mismo mañana Irán nos envía una bomba atómica y ya no pueda. Pero hoy debo seguir con lo mío aunque el mundo se hunda, no hay más remedio.
ResponderEliminarPero un día de estos te cuento el rollo friki ese. Eso sí, prepara una almohada por si te duermes. :-P
Buen fin de semana, Corsario.
Cicero