lunes, 28 de febrero de 2011

CASO MARI LUZ. A LA JUSTICIA POR EL DELITO



Supongo que están todos al tanto: la mujer de S. del Valle ha dicho ante las cámaras que su marido es quien cometió el crimen. No quiero poner demasiados nombres por no alimentar más el morbo, ya ha habido bastante, sólo me importa lo ocurrido. A la Justicia por el Delito. Per aspera ad astra.

Los debates sobre el tema no han hecho más que empezar. Dejaré a otros que hablen del éxito periodístico, el derecho ése a la información, la basura de la tele frente a la basura de la justicia, las deficiencias de nuestras leyes, we the people…

A mí hoy sólo me apetece añadir algo: el espectáculo de la señora delatando al marido me parece espeluznante… pero no cuando se derrumba, sino en la fase de antes. Imaginen que la señora no se derrumba, que no delata ni se echa a llorar. ¿Qué han hecho con ella? Si no lo he visto mal, un grupo de periodistas se ensañaron en directo con la citada, la han insultado, la han acosado de una manera vil, rastrera, humillante; gente con formación y saber hablar han atacado vergonzosamente, a veces duros como fieras y a veces sutiles como víboras, a una mujer poco instruida cuyo error ha sido dejarse llevar por el circo, verse guapetona en la tele o que alguien le haya dicho que no podía negarse a ser carnaza, al final el que entra en el juego siempre pierde porque banca sólo hay una, o te sumas o te vas, y la han pillado… Es decir, en diez minutos se han cometido contra ella varias “presuntas” infracciones penales: injurias, calumnias, acosos, todo ante las cámaras en prime time, y grabado para reemitirlo en todos los zapings pero un momento para publicidad y luego el euromillón con bote no se vayan.

La gente ahora compara, y dice que los jueces podían haber hecho lo mismo y que otro gallo nos cantaría si no fuéramos tan pacatos en la investigación de los delitos, echan de menos a la Gestapo, debe ser: ¿Cuál es la lección que sacamos? Lo que han hecho los periodistas es lo que antes se supone que hacía la Inquisición, asustar con el infierno o con la cárcel, asaltar a la gente cuando está desprevenida, sin abogados, sin escribanos… Maquiavelo nos dijo aquello de que el fin justifica los medios, y ahora tenemos un montón de periodistas diciendo “si nos dejaran a nosotros…”, ¿Qué será lo próximo? Recuerdo a Carmen Maura, haciendo un anuncio de “la madre del asesino” en una película de Almodóvar. ¿Para qué tantos siglos de evolución en nuestras leyes, en nuestro sistema judicial? ¿Va a venir algún fiscal a detener a Ana R. y a su equipo de “Justicieros” por insultar con alevosía a una mujer, aunque fuera culpable de encubrimiento?

Hay muchas lecciones que sacar de este asunto, pero yo ahora sólo pienso en los cientos de periodistas buscando fama que, con este caso en la memoria, se crean Clint Eastwood y acosen y derriben, insulten, humillen, vejen en directo a docenas de personas inocentes, serias, torpes, con tal de probar a ver si a las tres horas se derrumban y nos cuentan que robaron un caramelo en el supermercado. Goya pintó los Autos de Fé y los manicomios de España, creo que Goya murió.



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