Hace años vivimos la caída del Telón de Acero. Hoy parece que estamos viendo la caída del Telón de Arena, y llamo así al formado por los países que tocan desierto e islam.
Los listos dicen que Occidente había optado por vencer al comunismo sirviéndose del islamismo, y que en estos años estábamos recogiendo lo sembrado. Lo cierto es que los acontecimientos de estos días están causando mucha sorpresa, casi tanta como la crisis hace dos años, lo que demuestra que la profesión de analista mundial está cayendo en descrédito. Se dice -como jarro de agua fría- que lo que está cayendo es la parte más moderada del mundo musulmán y que a la más radical ni se le estornuda; se pone el jarro caliente de que los movimientos piden democracia, que se comunican por redes y claveles que equiparan a los jóvenes de esos países con los erasmus de Atenas, y que no han mostrado ningún afán violento más que en defensa propia. Se cuentan tantas cosas que lo único que percibimos es que nadie sabe nada de lo que está pasando.
El Imperio Romano, cuando se sintió decaer por falta de chicha, pactó una fusión con su enemigo religioso, el Cristianismo, del que adquirió un empuje que lo sostuvo durante unos doscientos años más. Pensé en su día que Estados Unidos haría lo mismo con el Islam, de forma que la unión entre el Imperio Americano y la religión otrora enemiga sería la solución de futuro para el Tío Sam. Todos hemos visto los documentales sobre la invasión financiera de los USA por Arabia Saudita y sus rémoras, será que algo suena en ese río, las alianzas de turbante, las bases militares del Golfo, los santos petróleos sustituyendo a los santos óleos…
Yo no sé si el Telón de Arena se está compactando con adobe o si se está diluyendo. La arena tiene la gracia de que aunque caiga no se deshace sino que sólo se desplaza, según el viento, y eso es lo que irrita a los del Mediterráneo Norte por incapacidad de comprender a los del Sur. La diferencia entre este telón y el de Acero es que Occidente estuvo preparándose mentalmente durante décadas para afrontar el momento de la caída del Este, nos pasamos años haciendo películas de espías buenos contra la KGB , pasando imágenes del VOPO y los berlineses saltando las alambradas, muriendo entre cloacas, y Kennedy diciendo ich bin ein berliner forever… Ocurrió por sorpresa, si bien a partir de ahí estaba escrito el gran guión desde hacía tiempo. Pero para el Telón de Arena no teníamos ningún guión, al menos a disposición de la gran masa, y eso nos genera inquietud política aparte de la del bolsillo por la subida de la gasolina.
No sé en qué quedará todo, si va en serio, si será peor o mejor. Sólo sabemos, hoy por hoy, que la gente de estos países está viviendo en muchos casos un momento crítico. En estos días, además, hay un país que está llamando especialmente la atención –Libia- por el afán de su presidente Gadafi de ningunear el problema y confiar en el reloj. No pretendo jugar a augur, pero por simple probabilidad es muy fácil predecir que entre las varias revoluciones que estamos viviendo no todas van a terminar suavemente como las tunecina y egipcia. Alguna va a dar la campanada, porque otra cosa sería milagro. ¿Será Gadafi el Ceaucescu de esta década? ¿Tendrá la misma miopía y el mismo fin que el rumano? No se lo deseo, ni por el afán de acertar ni por vanidad, pero si no es él será otro, es imposible remover tanta arena sin que al menos a alguien se le meta una mota en el ojo.
Creo que no podremos digerir tantas revoluciones y tanta información de los últimos días. Es difícil enterarse de por dónde van las cosas, y yo, en la confusión en la que no me juego la vida ni la comida -al menos, por ahora-, opto más bien por contemplar la belleza, que es a veces lo único que nos queda. Descubriendo fotos de Libia estos días, antes de que una guerra destruya el impresionante patrimonio arqueológico que tienen.
ResponderEliminarhttp://www.reporter-photographe.com/lybie/sabratha.htm
Y en lo de Gadafi tienes razón, él mismo ha decidido morir como un mártir puesto que está convencido de que la Revolución es él. Se habla de que un asistente ya intentó asesinarlo. No acabará bien pero ¿Es que podía acabar bien?
Subirán todos los precios, no sólo la gasolina. Nada bueno para la crisis, aunque sí para volver a camimar y combatir la obesidad en la población. Tiempos muy revueltos. Vamos a bandazos, para adelante y para atrás, pero creo que siempre ha sido así.
Cicero