miércoles, 11 de abril de 2012

SEÑOR MINISTRO DEL INTERIOR DE ESPAÑA




     Señor Ministro del Interior de España,

   No sé si me permite Usted dirigirle esta carta como ficción (ficción la carta, no Usted). Acabo de oír que quiere Usted endurecer los delitos o las penas o las cárceles o lo que sea para atajar la violencia callejera, las quemas de contenedores, las protestas sin testas y las Huelgas sin monasterio.

   Le contaré un secretito, lo primero.... Estoy con Usted. Como cada vez que hablo hago nuevos amigos, le confesaré que me indigna tanta “Indignación”, no entiendo que cada protesta contra la sociedad deba traducirse en una lesión a la propiedad, ni a la pública ni a la privada; no sé por qué cada expresión de idea sólo vale cuando ocasiona daños y nos toca pagarla, tampoco sé por qué piensa la gente que la policía (o el policía) es sorda para tener que gritarle o que habla algarabía para hacer que no la entiende. Me da vergüenza ajena que los políticos de representatividad nacional se dediquen a aplaudir a los niñatos y a los borrachos del Motín de Esquilache para que Spain siga siendo different, y que las pancartas legales de la manifestaciones lleven un forro reversible con lemas que ni Robespierre. Hace usted bien en propugnar una Reacción Thermidor que salve lo poco que queda de alumbrado público y de adoquinado, ahora que sabemos que no habrá para farolas nuevas hasta el 2058.

  Pero, Señor Ministro... ¿Por qué nos toma por tontos? Quiero decir, que por aquí alguno es tonto y no puedo decir que sea Usted por si me aplica a mí ahora el nuevo Código, así que debemos serlo los demás...

  Nuestro Código Penal tiene desde hace muchos años normas de ese tipo. Sobran los artículos que castigan todo lo que se hace diariamente en la calle, ¿para qué quiere Usted hacer nuevos preceptos? ¿para crear más confusión? ¿para demostrar que hace algo? ¿siente envidia de Guindos y Montoros y quiere Usted también hacer su reforma? Mire, sus adversarios no se lo van a premiar haga lo que haga, y sus amigos tampoco. Sólo los ciudadanos de a pie lo van a sufrir mientras Usted hable y no haga, pues entre Comisión de Estudio, Senado, crítica de los Vascos que se darán por aludidos, enmienda de CIU que pedirá que quede claro el Hecho Diferencial, debate de la Noria, aviso de recurso de los Sindicatos, estudiantes en Internet mandando SMS, reseña del New York Times con foto del neumático quemado, piquete ante el Constitucional gritando “fascistas”, y aparición en El Escorial, puede irse el asunto a la legislatura de cuando vuelva Zapatero (no es broma, volvieron los pantalones campana y está en puertas el calcetín blanco).

   Señor Ministro del Interior de España, es posible que Usted no conozca los delitos ya existentes de daños, desobediencia a la autoridad, atentado, amenaza y coacción y lesión a funcionarios públicos, desorden público... digo que es posible porque ya no se encuentran en España los antiguos Códigos Penales pues todas las librerías cerraron hace tiempo cuando los últimos 300 Autónomos digo Espartanos se fueron a las Termópilas a oponerse a los Golfos Pérsicos, y los libros que había en las casas han sido quemados para calentar a sus dueños (que ya no podían pagar la calefacción). Pero Usted debe tener acceso aún a las bibliotecas del Congreso donde quedará algún ejemplar. Si no sabe cómo llegar, pregúntele a Rajoy que se sabe todas las salidas por el garage del Senado por si le acosan los periodistas (“si me queréis, ¡irse!”). Caso de no encontrar un Código actualizado, no se deprima, le sugiero que busque el mugroso de las Partidas de Alfonso X y verá cómo ya en la PARTIDA SEGUNDA, TITULO XVI, se consideran infracción los ataques o agravios a los oficiales del rey pues para eso están y si no que los quiten que cuestan pasta.

  Señor Ministro, no quiero ser duro y no por bondad sino por lo de antes, que tengo miedo de Usted o del Satélite. Pero... ¿no es más fácil reunirse con los Delegados del Gobierno, con el Fiscal General, con el Consejo General del Poder Judicial, con el Señor Rubalcaba, con los liberados los libertarios los liberales y los libertinos, con El Osito Mischa y la madre de Bambi, con el Ministro de Justicia (el orden es indiferente), con María Antonia Iglesias e Isabel Durán, y hasta con los Beatles de Cádiz, y decirles: “Señores, hoy me he levantado y he pensado que,  por una vez y sin que sirva de precedente... ¡vamos a cumplir la Ley!”?

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