Quisiera tener mi piel llena de semillas, como una
fresa
Quisiera que mis pulmones fingieran ser flores,
como hace la buganvilla
Tomar el color de lo que piso, como el camaleón, y
llorar tranquilo cuando hace calor, como el cocodrilo
Quisiera saber a dónde debo volver aunque nunca haya
estado antes, como el salmón
Ser capaz de llevar muchas veces mi peso, como la
hormiga, y dejar a cada paso cien huellas, como el ciempiés
Quisiera después de morir ser mariposa, como el
gusano
Quisiera que alguien tocara una flauta para mí,
como si fuera serpiente
Ver en la oscuridad como un búho, y a veces no ver
nada aunque haya luz, como hace el topo
Quisiera crecer aunque fuera bajo tierra, como una
cebolla
Y llevar un telar a todas partes, como la araña
Dejar que el sol tirara de mí, como ocurre al
girasol, y llenarme los brazos de naranjas por sólo un poco de agua
Quisiera ser capaz de pasar horas y horas aseando
a los míos, como un chimpancé, y de lanzarme desde las nubes al agua sin
matarme, como un pelícano
Quisiera al llorar formar una perla, como hace la
ostra
Quisiera que mi cara lo dijera todo de mí, como
hace un perro
Y que alguien dijera a los demás que sus palabras
no me son indiferentes, aunque yo no me inmute, como pasa con las plantas
Quisiera ser una parte de todo, como si no fuera
un humano,
y no luchar por alargar mi muerte, como si fuera
dos.
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