lunes, 23 de abril de 2012

LA PIEL DE FRESA





Quisiera tener mi piel llena de semillas, como una fresa 
Quisiera que mis pulmones fingieran ser flores, como hace la buganvilla
Tomar el color de lo que piso, como el camaleón, y llorar tranquilo cuando hace calor, como el cocodrilo
Quisiera saber a dónde debo volver aunque nunca haya estado antes, como el salmón
Ser capaz de llevar muchas veces mi peso, como la hormiga, y dejar a cada paso cien huellas, como el ciempiés
Quisiera después de morir ser mariposa, como el gusano
Quisiera que alguien tocara una flauta para mí, como si fuera serpiente
Ver en la oscuridad como un búho, y a veces no ver nada aunque haya luz, como hace el topo
Quisiera crecer aunque fuera bajo tierra, como una cebolla
Y llevar un telar a todas partes, como la araña
Dejar que el sol tirara de mí, como ocurre al girasol, y llenarme los brazos de naranjas por sólo un poco de agua
Quisiera ser capaz de pasar horas y horas aseando a los míos, como un chimpancé, y de lanzarme desde las nubes al agua sin matarme, como un pelícano
Quisiera al llorar formar una perla, como hace la ostra
Quisiera que mi cara lo dijera todo de mí, como hace un perro
Y que alguien dijera a los demás que sus palabras no me son indiferentes, aunque yo no me inmute, como pasa con las plantas
Quisiera ser una parte de todo, como si no fuera un humano,
y no luchar por alargar mi muerte, como si fuera dos.

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