viernes, 24 de agosto de 2012

EL PILLO SANCHEZ-GORDILLO, REY DE MARINALEDA






  El pillo Sánchez-Gordillo
va jugando al pillo pillo
por los campos andaluces
dando besos a las cruces
que estacara el Tempranillo.
Todo arrasa, nada queda
por alameda o por casa
cuando pasa con su grey
sin tasa, moneda o ley,
el rey de Marinaleda.

En su mundo del revés
se cuela en un dos por tres
y se lanza dando tumbos
a la piscina en gallumbos
del palacio del marqués;
como nadie se querella
echa arroz a la paella
con su sombrero de paja
y a los suyos agasaja
con su sonrisa de mella.

 Afuera los picoletos,
como monjes recoletos
callados junto a la reja,
dejan a España perpleja
de ver a guardias tan quietos.
La enseña republicana
que tan bonita engalana
las entradas de palacio,
es para el rey prefacio
de un morado que fue grana.

   Y mientras, el aforado,
el ilegal diputado
y alcalde banderillero,
fustiga a nobleza y clero
y a la Banca da un recado:
“Volveré, aún no he acabado,
que cual Ghandi reencarnado
como MacArthur vendré,
y los duros sacaré
al que no esté sindicado”.









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