viernes, 31 de agosto de 2012

PERDON POR NO HABLAR DEL BANCO MALO



 


Lo siento, les pido disculpas. 

Hoy han creado lo del Banco Malo, y quería hacerles un discurso de los míos con numerosas soluciones que hubieran hecho innecesario dicho banco. Según yo lo veo, ese banco va a resolver un problema y lo que había que haber hecho -hace mucho tiempo- era evitar que el problema surgiera; para evitarlo era preciso que el Estado (más autonomías y ayuntamientos) hubiera renunciado a recaudar un poquito de dinero para sus bocatas de mitin, muchíssssimo menos dinero del que nos va a costar ahora la solución.

Pero me ha entrado mal cuerpo mientras escribía, cada párrafo me sumía más en la desazón, el señor de Singapur sabe que dedico muchas líneas a escribir propuestas jurídicas y políticas que resolverían muchos problemas, o al menos los aclararían. Les prometo que lo del banco malo y la bolsa de inmuebles en poder de los bancos era muy sencillo de resolver, si éste fuera otro país y no una cueva de parásitos que todos los días tienen que comer sin trabajar. Otro día les contaré más sobre esto, hoy me doy media vuelta y me voy a la Isla de la Tortuga a beber ron con la tortuga, les dejo -y lo lamento por casi todos Ustedes que no tienen barco para escapar- a merced de su banco malo, sus etarras, sus autonomías, sus gremlins de romería, sus fantasmas y sus identidades, sus sectarismos, sus molinos y sus gigantes, sus teorías sobre la educación, su educación, sus mítines y sus teles, sus ocurrencias de almanaque, sus Errehaches, su cainismo y su nula convicción, sus banderas y sus pirómanos, sus informadores, sus deformadores, sus formadores. Ah, y con su futuro.



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