jueves, 9 de agosto de 2012

LAS DOS TORRES Y EL ALGARROBICO.






Hay que estar muy limpio de conciencia como Jesús en el Templo para echar a los mercaderes que lo profanaban. Hoy el Templo es el Planeta, y los mercaderes que lo profanan son los que se cargan los recursos para tener 5 Ferraris en vez de 4. Meterse con ellos sigue pareciendo difícil porque todos destrozamos también a nuestra manera y nos lo pueden afear. Pero quizá para ello también sirve LA LEY, que nos ahorra el trabajo si no nos empeñamos en desacreditarla.

Después de las sentencias sobre el hotel del Algarrobico (en el mediterráneo español), que habrá que demoler a coste millonario y si el Olimpo no dispone otra cosa, ahora tenemos una sentencia del Tribunal Supremo que declara la ilegalidad de dos torres de otro punto del mismo litoral. En esos momentos a mí me gusta pedir a las barcas costeras que me digan qué cosas dice la prensa, porque no sé qué tienen los pleitos del medio ambiente que parece que con él se reblandecen las neuronas. 

Hay que decir también, para los puristas, que la promotora de las dos torres ha anunciado que seguirá recurriendo donde pueda y como pueda, y está en su derecho, así que es posible que en su día dentro de unos cuantos siglos obtenga otra sentencia que le dé la razón, todo es posible; como siempre, lo importante de la justicia española no es qué dice sino cuándo llega, así que al tiempo.

El asunto de las dos torres ha ocurrido en un lugar maravilloso cuyo nombre da igual y al que acudo de vez en cuando para hacer la aguada y comprar sogas de cáñamo. Casualmente entre mis prisioneros llevo a un leguleyo de esa comarca, Monsieur de Bonnouvelle de la Posidoine-au-Baixmarine, que entre ron y ron me ha contado algunas cosas. Me ha sonado todo raro.

Dice que la sentencia será inejecutable porque la construcción ya está habitada. No sé que tontería sea esa, cuando cada día hay decenas de desahucios de fincas hipotecadas repletas de familias. El que algo esté habitado no impide el que se cumpla una sentencia, a lo sumo puede ralentizarlo si en lugar de salir voluntariamente deciden hacer como en Massada o en Numancia.

Dice que había un expediente de expropiación iniciado por la en su día ministra Cristina Narbona y que esto puede variar las cuantías a pagar. Tampoco entiendo qué cosa haya que pagar cuando algo es ilegal; se indemniza cuando se priva a uno de un derecho, o -como diría un cursi- de un derecho legítimo, como si todo derecho no fuera legítimo. O sea, cuando uno no tiene un derecho, eso vale cero y la indemnización por cero es cero. Más aún, habrá que ver quién paga el coste de todo, de las costas del pleito, de las costas del mar, de los costes de derribo, de las castas que se asombran… pero lo de indemnizar es para verlo. Es más, no hay que plantearlo porque si no hay un derecho no hará falta ya expropiarlo.

Dice que si la promotora podrá pedir indemnización al Ayuntamiento porque éste en su día le otorgó licencia para construir. Que yo sepa, la licencia se fue dando a posteriori y en virtud de acuerdos en varias fases que son los que han sido tumbados por el TS. Esos acuerdos fueron impugnados en su día dando lugar a los procesos que han culminado en la sentencia actual. Vamos, que desde el principio ha habido pleito sobe el tema. Eso quiere decir que la construcción se inició antes de tener la licencia, o antes de tenerla definitiva y segura, y que la promotora sabía o debía saber que había recursos en marcha, así que la promotora sería la única culpable de haberse generado su propio perjuicio pues o bien empezó ilegalmente la obra antes de tener licencia o bien la empezó cuando sabía que ésta estaba ya impugnada y aun así decidió seguir, así  que no entiendo que pueda pedir indemnización por un daño quien se lo ha causado a sí mismo. No lo entiendo yo ni el Código Civil.

Dice que habrá que indemnizar a los adquirentes. Pero éstos también sabían o podían saber lo que ocurría. Si a alguien pueden pedir indemnización será a la vendedora que les enchufó un caballo enfermo. Si eran conscientes de la incertidumbre derivada de los recursos no podrán reclamar nada porque ya sabían dónde se metieron. Si no lo sabían, podrán reclamar civilmente contra la vendedora por vicios ocultos, o penalmente por estafa.

Dice que no se hará nada porque ya no queda nada que proteger. Ese argumento me lo he encontrado muchas veces, y lamentablemente fue muy utilizado durante años para legitimar los atropellos a la naturaleza diciendo que como ya no quedaba naturaleza que proteger no tenía sentido corregir lo mal hecho. Eso, en primer lugar, significaba desconocer lo que es la naturaleza, porque ésta casi siempre se recupera si se la deja en paz, no se recuperará lo mismo pero aparecerá un sustituto igualmente natural y que repondrá el equilibrio perdido. Como nunca se recupera el equilibrio es, desde luego, dejando que la infracción siga sin sancionarse y sin rectificarse lo mal hecho, especialmente porque en tal caso la única lección que saca el infractor es que cuanto más gorda sea la que monte, más fácil será eludir la acción de la LEY.

Dice que a los propietarios les han dicho que ellos no deben preocuparse porque lo que prima es el Registro de la Propiedad. Vaya consejo. El registro no juzga la legalidad urbanística de la construcción de los inmuebles pues a él nadie le dice si las licencias están impugnadas o no, se presume que esa vigilancia la hace la administración (sí, ésa). El Registro presume que las cosas son legales pero no sana lo que sea ilegal y para eso tiene un artículo que es el 33 de la Ley Hipotecaria que dice que la inscripción no convalida los actos que sean nulos con arreglo a las leyes. Si se permite el acceso al registro de las obras nuevas en construcción, esto es antes de estar acabadas, díganme si cabe esperar que el registro tome cartas una vez que la obra se acaba y no supera el examen municipal que sucede a la certificación final de obra y la cédula de habitabilidad, que muchas veces vienen a posteriori.

En fin, que le he pedido al Señor de Bonnouvelle que cuando aparezca un argumento menos insultante para discutir sobre el tema me despierte. De momento, me voy a hacer la siesta. Me ha dicho que más argumentos no conoce, pero que sí se acuerda de que cuando se avisó de que había intención de expropiar, la obra de las torres empezó a ascender vertiginosamente, a razón de una planta por día o por semana, ya no lo recuerda, pobrecillo. Pero eso sí que no me lo creo; no es posible que se levanten dos torres en un mes cuando su pleito es capaz de durar años y años.

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