jueves, 29 de agosto de 2013

BANDERAS TIRANAS












Es lamentable que el sentido común no nos haya dictado ya una solución sobre qué hacer con las banderas republicana y la rojigualda con el águila de San Juan.



Es una pena porque, a falta de un mínimo de empatía social, nos estamos lanzando a un debate liliputiense sobre si son legales, constitucionales, aconstitucionales, paralegales, ilícitas, preconstitucionales, legales en su exhibición pero no en su proclamación, nos restregamos textos, sentencias y reseñas de sentencias como si éstas resolviesen algo, etc. etc. Puff.



No voy a hacer hoy un estudio sobre cada una de ellas, que lo merecen cada una, -conste- por su apasionante interés histórico y antropológico para entender a España o mejor, Iberia.



La polémica, para los Españoles por el mundo que cada vez son más, ha surgido (la causa inmediata, no la eficiente, ni la remota, ni la mediata) porque unos lelos de las Nuevas Generaciones del Partido Popular de España se han ido haciendo fotos con gestos o banderas franquistas o directamente neonazis.



Y se ha agravado porque otros más lelos aún –éstos son los peores, los adultos responsables de sus niñatos- se han limitado a recriminarles, como cosa de chiquillada, en lugar de expulsarlos de forma automática. No se dan cuenta de que cada día que pasa sin expulsarlos del PP, será un año más que tendrán que sufrir el que el PSOE le exija en el Parlamento la condena del franquismo. Allá ellos. Y los otros.



Como digo, no voy a hacer un estudio histórico intentando justificar cada una, lo bueno y lo malo, la historia del BOE de cada una, aunque sea una historia preciosa, porque hoy no toca que si no me distraigo y me quedo hasta las tantas escribiendo sobre lo accesorio. Me limitaré a matizar dos cosas antes de que algún listo intente dejarme en evidencia:



1) la bandera republicana, con la franja morada, sería realmente la de la II República, pues la I mantuvo los dos colores rojo y amarillo, y por tanto no sería propiamente la de los ideales republicanos sino los específicos de esa II República tan guay para muchos y tan horrenda y sectaria para otros; bueno, eso es verdad, pero también lo es que en la I República se dieron en los primeros momentos de la Revolución de 1868 movimientos republicanos que ya enarbolaban la tricolor y así consta por ejemplo en descripciones de las revueltas en tierras valencianas –otra cosa es que las diversas facciones terminaran transigiendo en mantener sólo los dos colores; frente a eso, también sería verdad que el morado no era inicialmente un color subversivo por republicano, sino más bien por masón, como parece desprenderse de las investigaciones sobre el toque morado de la bandera que bordaba –o dicen que bordaba- Mariana Pineda, llevada al cadalso por silenciar a sus supuestos cómplices republicanos cuando quizá lo que escondiera fuera una cuadrilla masónica. 2) El águila de San Juan no es un invento de Franco sino que ya la usaban los Reyes Católicos, aunque es cierto que Franco modificó el escudo retirando los símbolos de las dos Sicilias y reforzando el castellano leonés. Seguramente habré dicho algo más matizable aún, o rectificable, hoy me da un poco igual, porque lo lamentable supera a lo instructivo.



Lo lamentable es que nuestros abuelos se tragaran todo lo que se tragaron, unos a otros y otros a unos, unos antes con Franco, y otros después y cada uno con su drama personal ya fuera del 36, del 39 o de los 40 años siguientes, con tal de que sus nietos (NOSOTROS) tuviéramos un país mejor para vivir. Y los nietos, los niños, los NIÑATOS, que no nos enteramos ni de la décima parte, nos dediquemos ahora a jugar a presumir de historia como si fuéramos nosotros los fusilados, los torturados, los exiliados. Se me revuelven las tripas sólo de pensar que ahora nos tocase vivir bajo cualquiera de esas dos banderas.



Estoy seguro de que siempre podremos encontrar diferencias entre una y otra bandera, que si ésta es más legal que la otra, menos mala, más histórica… pamplinas hoy.



En mi opinión, y aquí termino por hoy, da igual si son legales, constitucionales, delictivas, etc., porque sencillamente las dos son DEPLORABLES ((sé que me lloverán piedras)). Y lo explico. Me da igual todo lo demás que rodee a una bandera, si sé que con la misma se cometieron atrocidades entre hermanos, y no con carácter aislado sino como parte de una contienda fratricida organizada, prolongada, sistemática, cruel.



Cualquiera que haya leído conoce cientos de casos en los que se han cometido las peores barbaridades, los mayores horrores y las crueldades más inimaginables, por gentes que tenían una u otra de esas dos banderas en una mano y un arma en la otra. Si uno no es muy joven, además, habrá oído de personas conocidas docenas de casos particulares en los que eso se produjo. Ello significa que, cuando uno saca a pasear cualquiera de esas dos banderas, está imponiendo a un buen porcentaje de españoles un montón de recuerdos trágicos, absolutamente repugnantes, que sólo provocan sentimientos de miedo, dolor, y de ahí se pasa al odio y a la sed de venganza por cosas que realmente ocurrieron a otras personas y en otros lugares. Pretender ser herederos de aquéllos para lo bueno y no para lo malo, como pensando que “mi abuelo o mi padre sí merece respeto y el tuyo no”, es tan abyecto como ignorar que la gran mayoría de los seres humanos (incluyendo los españoles de entonces) fueron mucho menos libres de lo que parece para decidir nada, pues los acontecimientos de un país convulso se los llevaron por delante como hormigas en medio de un huracán. Los verdaderamente culpables, malos y retorcidos suelen ser minorías y todo el resto suele ser la víctima ya de unos o ya de otros.



Pasear las banderas que lucían orgullosos los criminales de uno y otro bando me parece inmoral, por todo el dolor que generaron, y sin que sea excusa el que bajo tales banderas también hubiera mucha gente bienintencionada, intelectuales preparados, personas con humanidad.



Los republicanos de hoy podrán decir que ellos no tienen la culpa de lo malo que pasara en la II República y que siempre hay ”descontrolados” en toda campaña hermosa (en fin, habrá que comprarles esa historia, si es la que les gusta), pero yo sinceramente no puedo sentir mucho aprecio por una II República que se levantó en el Ateneo pero se fue a dormir a una Checa, y les planteo lo siguiente:



El día que los republicanos renuncien a la franja morada y adopten la bandera roja y gualda, ese día sí deberá temblar la monarquía española porque es cuando multiplicarán por cinco sus adeptos. Si aceptaran un consejo, yo les diría que ser republicano no exige adorar una bandera que sembró el horror en millones de españoles (aunque quizá ellos piensen que esos aterrorizados merecían sufrir ese terror). Lo cierto es que mientras mantengan la franja morada, para media España seguirán pareciendo un montón de conciudadanos empeñados en revivir momentos traumáticos para millones de españoles. Y lo mismo pienso para los que sacan orgullosos la que tanto usó Franco.



No puedo entender que unos compatriotas quieran que otros sufran de miedo o de dolor, ni con una bandera ni con la otra, y para entender eso no hace falta que llamemos al Tribunal Constitucional ni a los Juzgados de Instrucción.

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