Es lamentable
que el sentido común no nos haya dictado ya una solución sobre qué hacer con
las banderas republicana y la rojigualda con el águila de San Juan.
Es una pena
porque, a falta de un mínimo de empatía social, nos estamos lanzando a un
debate liliputiense sobre si son legales, constitucionales, aconstitucionales,
paralegales, ilícitas, preconstitucionales, legales en su exhibición pero no en
su proclamación, nos restregamos textos, sentencias y reseñas de sentencias
como si éstas resolviesen algo, etc. etc. Puff.
No voy a hacer
hoy un estudio sobre cada una de ellas, que lo merecen cada una, -conste- por
su apasionante interés histórico y antropológico para entender a España o
mejor, Iberia.
La polémica,
para los Españoles por el mundo que cada vez son más, ha
surgido (la causa inmediata, no la eficiente, ni la remota, ni la mediata)
porque unos lelos de las Nuevas Generaciones del Partido Popular de España se
han ido haciendo fotos con gestos o banderas franquistas o directamente
neonazis.
Y se ha agravado
porque otros más lelos aún –éstos son los peores, los adultos responsables de
sus niñatos- se han limitado a recriminarles, como cosa de chiquillada, en lugar
de expulsarlos de forma automática. No se dan cuenta de que cada día que pasa
sin expulsarlos del PP, será un año más que tendrán que sufrir el que el PSOE
le exija en el Parlamento la condena del franquismo. Allá ellos. Y los otros.
Como digo, no
voy a hacer un estudio histórico intentando justificar cada una, lo bueno y lo
malo, la historia del BOE de cada una, aunque sea una historia preciosa, porque
hoy no toca que si no me distraigo y me quedo hasta las tantas escribiendo
sobre lo accesorio. Me limitaré a matizar dos cosas antes de que algún listo
intente dejarme en evidencia:
1) la bandera
republicana, con la franja morada, sería realmente la de la II República, pues
la I mantuvo los dos colores rojo y amarillo, y por tanto no sería propiamente
la de los ideales republicanos sino los específicos de esa II República tan
guay para muchos y tan horrenda y sectaria para otros; bueno, eso es verdad,
pero también lo es que en la I República se dieron en los primeros momentos de
la Revolución de 1868 movimientos republicanos que ya enarbolaban la tricolor y
así consta por ejemplo en descripciones de las revueltas en tierras valencianas
–otra cosa es que las diversas facciones terminaran transigiendo en mantener sólo
los dos colores; frente a eso, también sería verdad que el morado no era
inicialmente un color subversivo por republicano, sino más bien por masón, como
parece desprenderse de las investigaciones sobre el toque morado de la bandera
que bordaba –o dicen que bordaba- Mariana Pineda, llevada al cadalso por silenciar
a sus supuestos cómplices republicanos cuando quizá lo que escondiera fuera una
cuadrilla masónica. 2) El águila de San Juan no es un invento de Franco sino
que ya la usaban los Reyes Católicos, aunque es cierto que Franco modificó el
escudo retirando los símbolos de las dos Sicilias y reforzando el castellano
leonés. Seguramente habré dicho algo más matizable aún, o rectificable, hoy me
da un poco igual, porque lo lamentable supera a lo instructivo.
Lo lamentable es
que nuestros abuelos se tragaran todo lo que se tragaron, unos a otros y otros
a unos, unos antes con Franco, y otros después y cada uno con su drama personal
ya fuera del 36, del 39 o de los 40 años siguientes, con tal de que sus nietos
(NOSOTROS) tuviéramos un país mejor para vivir. Y los nietos, los niños, los
NIÑATOS, que no nos enteramos ni de la décima parte, nos dediquemos ahora a
jugar a presumir de historia como si fuéramos nosotros los fusilados, los
torturados, los exiliados. Se me revuelven las tripas sólo de pensar que ahora
nos tocase vivir bajo cualquiera de esas dos banderas.
Estoy seguro de
que siempre podremos encontrar diferencias entre una y otra bandera, que si ésta
es más legal que la otra, menos mala, más histórica… pamplinas hoy.
En mi opinión, y
aquí termino por hoy, da igual si son legales, constitucionales, delictivas, etc.,
porque sencillamente las dos son DEPLORABLES ((sé que me lloverán piedras)). Y
lo explico. Me da igual todo lo demás que rodee a una bandera, si sé que con la
misma se cometieron atrocidades entre hermanos, y no con carácter aislado sino
como parte de una contienda fratricida organizada, prolongada, sistemática,
cruel.
Cualquiera que
haya leído conoce cientos de casos en los que se han cometido las peores
barbaridades, los mayores horrores y las crueldades más inimaginables, por
gentes que tenían una u otra de esas dos banderas en una mano y un arma en la
otra. Si uno no es muy joven, además, habrá oído de personas conocidas docenas
de casos particulares en los que eso se produjo. Ello significa que, cuando uno
saca a pasear cualquiera de esas dos banderas, está imponiendo a un buen
porcentaje de españoles un montón de recuerdos trágicos, absolutamente
repugnantes, que sólo provocan sentimientos de miedo, dolor, y de ahí se pasa
al odio y a la sed de venganza por cosas que realmente ocurrieron a otras personas
y en otros lugares. Pretender ser herederos de aquéllos para lo bueno y no para
lo malo, como pensando que “mi abuelo o mi padre sí merece respeto y el tuyo
no”, es tan abyecto como ignorar que la gran mayoría de los seres humanos
(incluyendo los españoles de entonces) fueron mucho menos libres de lo que
parece para decidir nada, pues los acontecimientos de un país convulso se los
llevaron por delante como hormigas en medio de un huracán. Los verdaderamente
culpables, malos y retorcidos suelen ser minorías y todo el resto suele ser la
víctima ya de unos o ya de otros.
Pasear las
banderas que lucían orgullosos los criminales de uno y otro bando me parece
inmoral, por todo el dolor que generaron, y sin que sea excusa el que bajo
tales banderas también hubiera mucha gente bienintencionada, intelectuales
preparados, personas con humanidad.
Los republicanos
de hoy podrán decir que ellos no tienen la culpa de lo malo que pasara en la II
República y que siempre hay ”descontrolados” en toda campaña hermosa (en fin,
habrá que comprarles esa historia, si es la que les gusta), pero yo sinceramente
no puedo sentir mucho aprecio por una II República que se levantó en el Ateneo
pero se fue a dormir a una Checa, y les planteo lo siguiente:
El día que los
republicanos renuncien a la franja morada y adopten la bandera roja y gualda,
ese día sí deberá temblar la monarquía española porque es cuando multiplicarán por
cinco sus adeptos. Si aceptaran un consejo, yo les diría que ser republicano no
exige adorar una bandera que sembró el horror en millones de españoles (aunque
quizá ellos piensen que esos aterrorizados merecían sufrir ese terror). Lo
cierto es que mientras mantengan la franja morada, para media España seguirán
pareciendo un montón de conciudadanos empeñados en revivir momentos traumáticos
para millones de españoles. Y lo mismo pienso para los que sacan orgullosos la
que tanto usó Franco.
No puedo entender
que unos compatriotas quieran que otros sufran de miedo o de dolor, ni con una
bandera ni con la otra, y para entender eso no hace falta que llamemos al
Tribunal Constitucional ni a los Juzgados de Instrucción.
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