Dice el cántabro RUBALCABA que hay que “dar la cara”. Ha sido hace dos días, en un Centro Cultural de Valladolid, rodeado de un grupito de socialistas como a él le gusta cuando se hace fotos tipo Mocedades. Era su desafío a Madrid, al poder, pues se trataba de un acto de presentación de su candidatura a la Secretaría del PSOE, avalada por una especie de plataforma de alcaldes castellanos, algo así como Padilla, Bravo y Maldonado arropando al Señor Pérez.
La respuesta del partido no se ha hecho esperar, y de momento los suyos le han dicho que el partido dará la cara en el Palamento ante el PP, pero que el rostro no será el de Alfredo PePunto sino el de otro portavoz. Vamos, que publicidad gratuita la mínima, estando la niña Carmen de por medio.
Péguense a la tele estos días, que temas hay muchos. Aparte de la pugna primaria por el PSOE está el caso Urdangarín llegando al fin del principio, el caso Camps llegando al principio del fin, el caso Cocaína andaluza llegando al limbo nonato y el Pacto Social salido de cuentas; la Merkel sigue corriendo la banda y los mercados siguen jugando a los barquitos con cada vez menos cuadrados libres.
Hoy le toca a Alfredo y Carmen, que no paran de darme ideas. Primero fue lo de los manifiestos, que son como unas Memorias pero al revés: están hechas para que olvidemos. Lo de los manifiestos ha sido una escena “por favor, quiéreme” más Lacrimosa que el octavo tramo del Réquiem de Mozart. El “Mucho PSOE por hacer” sonaba a John Ford en “Qué verde era mi partido”; y el “Yo sí estuve allí” sonaba al “Yo lo ví”, que es el título de la estampa nº 44 de “Los desastres de la Guerra”, de Goya. Y en efecto, los que estuvieron allí con ZP pueden narrar lo que han visto como un desastre, más que total, con el agravante de que ellos han sido protagonistas, justo como en el grabado de Goya, en que se ve a una masa de gente huyendo de alguna catástrofe bélica y junto a ella algunos escapados que parecen considerarse más espectadores que afectados, cuando ellos seguramente han contribuido a la debacle y se han aprovechado de ella. Vamos, como algunos que yo me sé. Después vino otro (¿Solana?) a decir que ya estaba bien de manifiestos, que esto empezaba a parecerse al Cabaret Voltaire de los DADÁ, pero no han podido resistirlo, y la niña Carmen se ha puesto la N final por peineta y se ha bajado a la Almería invocando al “Espíritu de Olula” (Olula del Río es el pueblo del padre de Carmen Chacón, lo digo por los señores de Japón que lean esto). El Espíritu de Olula me da super yuyu, debe ser algo que estará entre las Caras de Bélmez y el Fantasma de la Curva, no sé, igual les ha dado por jugar al Vaso en Olula, toda vez que en Madrid se han puesto a jugar a la Botella. Al tiempo. Y en esto llega Alfredo Gándalf Rubalcaba otra vez, dándolo todo, incluida la cara.
Señores, algo debe tener Cantabria que sus gentes dan la cara. Claro, que yo me refiero a la Cantabria de los tiempos de los romanos, que era un poco mayor que ahora porque miraba al mar cantábrico y no a una diputación provincial. Alfredo Señor Pérez es cántabro puro, del pueblo de Solares según la Wiki, que está (Solares, no la Wiki) a unos 10 kilómetros de Santander. Esos aires de Cantabria hacen que los de allí se pongan el mundo por montañera y desafíen al centro, a los poderosos contra los que no tienen nada que hacer, pero ellos son así de simpáticos. Alfredo no se arredra y ya veremos, porque al menos ha demostrado que es mejor fajador incluso que quien le propuso, le puso y le indispuso, su amado ZP.
¿Y CASCOS? Alvarez Cascos hizo lo mismo hace unos meses. Desde su nido de águilas del norte se sabía acosado por Madrid, pero no se amilanó y decidió dar la cara. Cascos, para los romanos, sería tan cántabro como Alfredo, pues los romanos tuvieron más agudeza que el Tribunal Constitucional y decidieron que las autonomías serían un problema para el futuro de España pero no para el Imperio, así que todos cántabros. Francisco, como buen idem, ha tenido la osadía en las pasadas elecciones no sólo de no entregarse al poder de la Metrópoli sino acudir a ella y presentarse en cuerpo y cuerpo, con una lista y todo, a dar guerra en el mismo campamento enemigo de Génova y de la carrera de San Jerónimo. Y ha sacado un diputado, ha ganado la guerra moral.
Me queda un tercero, COROCOTA, que es del que yo realmente quería hablar. Lo de los otros dos era para hacer un precalentamiento sobre algunos cántabros que han plantado cara estando en minoría, y que cuando todos esperaban su rendición o su caída han dado la sorpresa contraatacando al viento. Este, sin embargo, es más antiguo que Alfredo y Francisco, y mucho más interesante.
Lo que sabemos de Corocota es muy poco, y viene de una fuente: Dion Casio, traducido en su día por Schulten quien nos entregó la siguiente perla: Corocota era un lider cántabro (una especie de caudillo-bandido) muy correoso y hábil. Los romanos, a quienes llevaba por el camino de la amargura, no sabían cómo acabar con él. La dureza de las guerras cántabras obligó al mismo Augusto a desplazarse hasta Hispania para liquidar el problema, y parte del mismo era Corocota. Entonces Augusto recurrió a un típico remedio de rico: ofrecer una cuantiosa recompensa a quien le trajera a Corocota. Doscientos mil sestercios concretamente, una fortuna. Entonces ocurrió algo muy gracioso: el mismo Corocota apareció de pronto en el campamento de Augusto, diciendo que venía a por la recompensa, ya que esta debía darse a quien trajera a Corocota y él lo había hecho. El gran Augusto parece que debió partirse de risa, y se tomó a gracia la ocurrencia del cántabro, porque cumplió lo prometido: le pagó los doscientos mil sestercios y le dejó ir.
La lección, o el paralelo entre los tres casos, podría ser el siguiente: cuando un personaje débil da la cara ante el fuerte, puede causar sorpresa en éste y ello puede propiciar a aquél una pequeña victoria aunque sea moral. Posiblemente el fuerte le dejará seguir ese juego un rato porque confía en derrotarle a la siguiente embestida. Ahora bien, en el caso que nos ocupa hay que tener en cuenta dos cosas: 1) a veces el débil derrota al fuerte que se confía en exceso, y ahí está la historia de David y Goliat o la de Aquiles y la tortuga; y 2) la historia universal posiblemente no sabe que en España hay unos señores que son los cántabros que tienen una especial afición a dar la cara y vacilar a sus enemigos poderosos, y a los que a veces les sale bien la jugada, que se lo digan a Don Pelayo.
Aviso: si alguien de Asturias o de Cantabria (actuales) se siente ofendido por haber hablado de ambos como cántabros a efectos romanos, le pido perdón y que hable con el señor Schulten, que ya no está (pobrecito).
¿Y de qué quiere que se rodee el niño Rubalcaba? ¿De fachas, por ventura?
ResponderEliminar¿Y por qué a la señora Merkel no la llama usted niña, ya puestos? Total, si lleva usted el límite hasta los 40 tacos, bien podría ampliarlo a los 55, o a los 60, no se corte, hombre.
Razona usted de forma tan peculiar que tuve que releer mi último comentario por si se me había ido la pinza. Pero no. Honestamente no comprendo su deducción.
Pero no, no, yo tampoco vería nunca en usted a un revolucionario violento. Ni siquiera a un revolucionario, a decir verdad. Si tenemos en cuenta la definición de "revolución" como transformación radical y profunda del pasado inmediato, la cosa no encaja. Creo que usted tendería más bien a defenderlo y conservarlo con uñas y dientes.
Pero qué sé yo, lo mío es el barroco.
Feliz día, monsieur
Bisous
Ma Chère Dame Masquée, os ruego, Señora, que no utilicéis la palabra "facha" puesto que es una palabra del futuro y no os tomarán en serio en La Corte. Utilizad, si acaso por la ira del momento os sentís tentada, la palabra "huguenot", o en todo caso el término "bellaco" que será más vulgar pero sin duda perdonado por vuestra sin par gracia.
ResponderEliminarJe vous prie de trouver ici, Madame, l'expression de mes sentiments distingués.
Votre dévoué serviteur,
Cicero
No importa, monsieur. Os confesaré que soy yo la que no se toma en serio la Corte, ni la mayoría de las demás cosas, y además por aquí están acostumbrados a mis rarezas, peculiaridades y manías. Pero lo de huguenot me gusta, sí. En adelante imaginaré a monsieur de Rubalcaba rodeado de huguenots. Todo resultará así más llevadero.
ResponderEliminarMerci, monsieur Cicero
Bisous
Madame y Cicero,
ResponderEliminarno sé en qué le he creado a Madame una confusión tal que su pinza ha tomado rumbo propio, si me lo explica quizá pueda restituir la pinza a su hogar.
Celebro que Ustedes puedan compartir la lengua de Moliere, y el gusto por la palabra "huguenot". No la conocía, así que la usaré cuando haga mi próxima captura francesa (en todo combate hay una fase previa de brabuconerías, que en ocasiones evitan el derramamiento de tajos). Gracias a ambos.
Señora, es Usted barroca, pero sobre todo es Usted primorosamente rococó. Corríjame.
Zarafin.
Madame y Cicero,
ResponderEliminarno sé en qué le he creado a Madame una confusión tal que su pinza ha tomado rumbo propio, si me lo explica quizá pueda restituir la pinza a su hogar.
Celebro que Ustedes puedan compartir la lengua de Moliere, y el gusto por la palabra "huguenot". No la conocía, así que la usaré cuando haga mi próxima captura francesa (en todo combate hay una fase previa de brabuconerías, que en ocasiones evitan el derramamiento de tajos). Gracias a ambos.
Señora, es Usted barroca, pero sobre todo es Usted primorosamente rococó. Corríjame.
Zarafin.
Mi muy ilustre corsario, el término "huguenot" lo conoce usted muy bien en su versión española: "hugonote". Hay una ópera denominada así que usted debe conocer: "Les Huguenots", de Meyerbeer, aparte de que el término lo habrá usado usted más de una vez cuando habla de historia.
ResponderEliminarEn cuanto a la pinza imagino que se refiere usted a las tenacillas de rizarse el pelo, pues no sé si en la época del rococó existían pinzas tal y como ahora las conocemos.
Saludos
Cicero
Claro, mi bien Cicero, conocía la versión española de hugonote, pero no el uso incisivo o canino que le puedan seguir dando aún hoy en la Francia en idioma francés, lo que me ha divertido mucho.
ResponderEliminarPensaba que quizá lo hubieran sustituido ya por otro una vez que está instaurada desde hace poco la Fiesta del Ser Supremo y esos apelativos suenan a Antiguo Régimen.
Sobre la pinza, ha sido nuestra muy selecta Dame Masquée quien me ha alarmado sobre ella, espero que nos aclare si es la de rizarse el pelo o cuál sea. Seguramente nos dará una
preciosa lección de ajuar.
Salu2
Zarafin
Claro, mi bien Cicero, conocía la versión española de hugonote, pero no el uso incisivo o canino que le puedan seguir dando aún hoy en la Francia en idioma francés, lo que me ha divertido mucho.
ResponderEliminarPensaba que quizá lo hubieran sustituido ya por otro una vez que está instaurada desde hace poco la Fiesta del Ser Supremo y esos apelativos suenan a Antiguo Régimen.
Sobre la pinza, ha sido nuestra muy selecta Dame Masquée quien me ha alarmado sobre ella, espero que nos aclare si es la de rizarse el pelo o cuál sea. Seguramente nos dará una
preciosa lección de ajuar.
Salu2
Zarafin
No sé si ahora ese término se usa como insulto "Huguenot du diable!", pero creo que ahora no puesto que jamás lo he oído como tal. En su tiempo sí se usaba como insulto, cuando ser hugonote estaba perseguido. Por lo tanto, en recreaciones de batallas históricas lo mismo sí está en su contexto.
ResponderEliminarLo he usado sólo porque quería hacer una broma sobre el anacronismo de la palabra "facha" en un contexto versallesco.
Por lo demás, el artículo que has puesto está bien, sólo que Rubalcaba y Chacón no me motivan demasiado para dar un opinión, quizás por la saturación de haberlos visto tanto estos últimos tiempos. Si se cambiaran de look, al menos, Rubal se hiciera unos implantes de cabello y Chacón unos piercings y tatuajes lo mismo no me aburrirían tanto y darían una nueva cara al partido, la imagen, eso que les preocupa.
Saludos
Cicero
Cicero, comparto contigo que el debate sobre la jefatura del PSOE puede ser bastante aburrido por "deja vu", pero no está de más que lo analicemos, porque lo mismo pasó cuando apareció ZP, no se le dio importancia y sin embargo los últimos 10 años de la historia de España (y seguramente los 10 próximos) han estado marcados por aquel congreso.
ResponderEliminarAlgunos se han acostumbrado a que la política es ese ámbito naif donde se mezclan las nubes, la mantequilla y los tanques con una despreocupación pasmosa por las consecuencias de los cambios. Se han tardado más de 2.000 años en llegar a este sistema de partidos, y ahora resulta que se le regala un partido de medio país al primero que llega.
Espero que no.
Hombre, Rubal y Chacó (creo que hay que catalanizar ese Chacón, que llevar un apellido terminado en "n" no queda lo suficientemente políticamente correcto) no son los primeros que llegan, llevan muchos años ahí, y no aportan nada nuevo. En realidad no creo que tengan ideas nuevas más que un lavado de imagen, y es eso lo que a mí me aburre porque creo que se han basado mucho en la imagen, en la pose hasta el punto de que resultan dificilmente creíbles. Aún así, si tengo que elegir me quedo con Rubalcaba. No me gustan ninguno de los dos, pero a Chacón la tengo atravesada. A Rubacalcaba al menos lo veo austero y creo que en política es una cualidad importante.
ResponderEliminarMás de 2000 años, sí, y es un sistema que funciona con inercia, lo cual es una cualidad. Mal que bien, va funcionado. Lo hemos comprobado aquí, al estar sin gobierno y como el engranaje de la máquina del Estado seguía funcionado y le país no se hundía. Ciertamente, eso no podía seguir así mucho más tiempo -pero aguantó, como los aviones que son capaces de volar con un solo motor si el otro se avería-, se necesitaba un gobierno y por fin lograron ponerse de acuerdo todas las partes. Se lo han currado muchísimo y desde aquí declaro mi admiración hacia Elio Di Rupo, socialista, por su enorme trabajo, más complejo que hacer un encaje de Bruselas. No todos los socialistas son sociatas.
Y mañana sigo dándote el tostón, que tengo ganas de dormirme y no me salen las palabras. Me voy a leer un rato a Suetonio.
Que descanses, Corsario.
Cicero