El PSOE va a recurrir la absolución de Camps en el juicio de corrupción por los trajes. Diría que los socialistas han caído en una trampa si pensara que los populares son capaces de tenderlas (que no lo son, no por buenos sino por lentos).
Por el principio: el otro día avisaba de que esto podía ocurrir. En otro lugar concretaba más y me inclinaba por pensar que el recurso no sólo era posible sino probable. La sentencia estaba aún calentita sobre la mesa del C.S.I., esperando la autopsia de los medios y los lapidadores, pero la mano negra de la Historia ha decidido que sigamos con el culebrón judicial. Lástima, ahora que empezaba el culebrón político. Del “¡Todos a la Cárcel!” pasamos ahora al “¡Todos al Supremo!”.
Anteayer, todo se presentaba favorable al PSOE: el jurado del pueblo había hecho su trabajo; el Partido en España había jugado sus bazas; el Partido en Valencia había cubierto el expediente; los medios afines habían ganado dinero y cuota; la Bardem, el Boto y la Gijón habían salido otra vez en la tele, ¿Para qué ganar además el pleito?
No creo haber oído a Rubalcaba pronunciarse sobre la sentencia (si lo ha hecho, me estropea el piropo que voy a echarle). Y es que, aunque no le creo tan inteligente ni listo como le describían, creo que algo astuto sí es. El Señor Rubalcaba sabía que lo mejor que podía ocurrirle al PSOE es que Camps saliera absuelto, y dejarlo así. Y si Alarte (el líder socialista valenciano) fuera también astuto sabría lo mismo. Vamos, que chitón. Pero no.
Camps absuelto era una bomba de relojería en el PP, porque no saben qué hacer con él, no saben si reponerlo en su Molt Honorable Trono, o si llevarlo a Madrid, dejarlo de diputado en Valencia… Sus supuestos amigos del Turia -Rita Barberá, Cotino, Rus…- ya le han dicho que “descanse”, lo que me recuerda al “Descanse en paz” de los cementerios o al Motín de Aranjuez, cuando el intrigante canónigo Escoiquiz disimuló lo que fue un verdadero golpe de Estado diciendo que el rey Calos IV estaba “tan cansado” que había decidido hacer lo que llevaba tiempo meditando, a saber, retirarse y abdicar a favor de su hijo Fernandito. Algunos han propuesto, y no sé si es un chiste, mandar a Camps de embajador al Vaticano (me he echado a temblar cuando me he acordado de que: a.- Camps ha sido juzgado por corrupción en trajes; b.- los trajes del Papa se hacen en Valencia; c.- EL Vaticano acaba de tener un escándalo por corrupción en los suministros; ¿Habrá alguna relación entre las tres cosas?). Lo que no sé es por qué se preocupan todos en buscar una ocupación al Señor Camps, yo pensaba que ya tenía una por la que cobra unos 60.000 euros al año –El Consejo Jurídico Consultivo de la Generalitat-. Quizá si se dedicara a ganarse el pan por el dinero que cobra, asesorando de vez en cuando en algo, no haría falta preocuparse por su sublime aburrimiento.
Todos en el PP deben haber temblado al ver a Camps quitarse el traje de rayas (el de presidiario) y reponerse orgulloso los de alpaca azul. Fabra ha temido por su sillita, Rajoy por si suena el teléfono, Rita por si luego sigue el tema, Cospedal por si alguien mira las hemerotecas… A todos ellos, como a los malos del Conde de Montecristo, les interesaba que Camps siguiera en la cárcel de If penando por sus facturas, pero no tenían forma de prolongar el purgatorio judicial. Por eso, si hubieran sido listos, habrían pensado: “¿Cómo conseguir que el juicio siga y que Camps siga leyendo a Job en lugar de llamar a nuestro timbre?” El PP no tenía forma procesal de conseguirlo, pero el PSOE y el Fiscal sí. Por eso la estrategia del PP debía consistir en irritar al PSOE para que éste se animara a recurrir la sentencia, como ha ocurrido.
Todo el PP ha salido a exigir que el PSOE se ponga de rodillas a pedir perdón, que forme columnas de flagelantes por las calles y que manden la sentencia a Pepiño Blanco. El PP ha empezado a capitalizar la sentencia al tiempo que amortiza a Camps. La abusiva sobreactuación socialista en la fase-pre se le vuelve en contra en la fase-post, y al PP le ha bastado con doblar como un boomerang la vara de la Justicia para conseguir que la absolución escueza en Ferraz (sede socialista madrileña) y en Blanquerías (sede socialista valenciana). Ante tal avalancha de revancha, parece que el PSOE no ha podido mirar a otro lado y ha preferido apuntalar su orgullo en puertas de Congreso, ha entrado al capote que el PP le ha puesto a Porta Gayola y no ha tenido ni una pulgada para esquivar.
¿Consecuencia del recurso? El PP respira tranquilo y gana otros dos años de calvario del pobrecito señor Camps al que no habrá que buscar distracción a su melancolía, dos años de poder seguir diciendo que el PSOE no sabe perder, que el PSOE no confía en el pueblo que ha formado el jurado ni confía en la Justicia, que el PSOE va a incrementar el coste millonario de un juicio de Tres Tristes Trajes… Mientras tanto el PP podrá dormirse y dedicarse a disfrutar de los juicios de Garzón que alguno de tres caerá. En fin, parece tan inteligente la jugada que no la veo digna del partido que gobierna, pero tampoco me gusta pensar que es casualidad, seguro que es cosa de Rubalcaba aunque aún no pillo la conexión.
El que gana es Gallardón, por tres motivos. El primero es porque podrá decir que el PSOE no confía en la Justicia que es su competencia. El segundo, por derivación del primero, es que Gallardón podrá decir que no puede confiar en el PSOE para la reforma de la Justicia y que por tanto ha hecho bien en no contar con él ni con el Pacto por la Justicia para anunciar su reforma. El tercero, por derivación del segundo, es que la reforma judicial va a trotar alegre sin problema mientras el resto de reformas (la laboral, la financiera, todas) siguen atascadas como fideos enredados en la barba de Rajoy. La sensación de eficiencia que ha dado Gallardón apareciendo ante un micrófono y diciendo cosas bonitas es mucho más atractiva que la que da Rajoy diciendo que se está pensando pensar. Estoy seguro de que Gallardón ha querido marcar diferencias de estilo con su jefe, y de que Rajoy no quiere seguir ese ritmo hasta que siente a Arenas en Sevilla, por lo que quizá Gallardón está jugando a que Rajoy opte entre sacrificar a Arenas (con tal de no parecer más tonto que Gallardón), o bien sacrificarse a sí mismo (siguiendo igual de lento hasta pasado Marzo con una parsimonia no es comprendida ni por los suyos y que ya nos está costando unos cachetitos de Europa).
Todo esto que cuento parece un guión de novela negra sueca traducida por Torrente, así que seguro que es verdad. Yo no lo sé; quien realmente quiera saber la verdad lo que debe hacer es olvidarse de la política, mirar a un perro y preguntarle qué opina de los humanos.
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