domingo, 1 de enero de 2012

EL FARO



 La luz que a mi barco guía
no viene del horizonte,
no nace en playa ni monte
ni en torre del mar vigía.
 Es la noche, cada día,
la que un destino me ofrece
y en estrellas se aparece
con un pálpito de hielo
mostrando un camino al cielo...
que no está cuando amanece.




























































2 comentarios:

  1. Ah, qué belleza, monsieur! Veo que también es usted poeta. Me gusta que haya decidido comenzar así el año.

    Cuide bien sus frascos de tinta, vitales para continuar la comunicación y para que sus versos no se pierdan en la memoria.

    Pero cómo no me va a intrigar usted? No hago más que pensar en qué mal uso o sentido podría verle a un cuatro, redondeado o no. En principio a mí me parecía un simple número inofensivo, aunque antipático. Veo que deberé tener cuidado con él, no vaya a morderme. Aquí sí que hay minas.

    Honestamente no os imagino ruborizado. Creo que el aire y el mar os han curtido tanto que vuestra piel se ha vuelto insensible al rubor, aunque no a los tajos de los piratas de Joló. Aún. Y mire que son pequeñitos esos piratas, pero diablos, vaya tajos que dan, sí. Cómo no va a tener usted pesadillas.

    Puestos a capturar, yo también capturaría artistas. Resultan una amena compañía, aunque nadie diera un luis por ellos.

    Vuestra deducción sobre el campo minado podría ser errónea. Suelo caer fatalmente en ellos, lo cual no me arredra: al fin y al cabo salgo solo un poco magullada, pero siempre entera. No hay emoción en pisar solo hierba, monsieur. Eso se lo dejo a las vacas.

    Y aprovechando que me animáis amablemente a saciar mi curiosidad o parte de ella, decidme, qué os hace suponer que la visita de Singapur fuera un señor y no una señora? ¿Se identificó, o acaso sois uno de esos corsarios que siempre piensan en masculino?

    No quisiera despedirme hoy sin antes comunicaros que el estreno del chal ha sido todo un éxito. Son varias las damas de la corte que pretenden ahora copiarme, pero no podrán conseguir nada igual. Si hubiera visto usted la cara de Madame de Montespan! Estaba verde de envidia.

    Feliz día, monsieur. Que la luz siga alumbrando su camino.

    Bisous

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  2. Madame,

    Confío en que tuvierais una festiva entrada de año. Es un honor que portarais el chal, y que las demás cortesanas hayan pecado de envidia; lo de Madame de Montespan es cosa aparte, pues siendo la favorita debe haber pesado también su verdor en el Rey de vuestro país, con lo que he servido al del mío.

    Os felicito por saber de Joló, lugar tan poco exquisito. Tengo la piel curtida, no tanto como quisiera, pero el rubor no nace de la piel sino del alma, y ésa tiene sus reglas. No obstante, el bronceado del mar ayuda a ocultar aquél.

    Lo de la tinta ha sido un problema por dos días, todo por culpa de un artullero raguso más afortunado de lo previsto. Pero ya está resuelto: hemos saqueado las cuevas del pirata Lorencillo y hemos hallado allí una carga de palo de tinte de Campeche; de forma casera hemos hecho la decocción de la madera y, aunque no disponemos de sulfato de hierro, algo de pigmento hemos sacado y con ello escribo hasta que pasemos por puerto de letras.

    Vuestra relación con el cuatro sigue haciéndoos pensar, así como las minas. Estáis muy acertada al decir que no hay emoción en pisar sólo hierba, aunque creedme que en muchos atardeceres echo en falta pisar sólo eso, y tener el derecho a hacerlo, ya veis qué destinos tan diferentes tenemos. Tampoco os envidio, pues prefiero cien tiburones a cien marqueses, que son los que os rodean.

    Ignoro quiénes son esos corsarios que sólo piensan en masculinos, tenía entendido que muchos ni piensan. Demostráis, no obstante, haber conocido a otros.
    Señora, si yo pensara sólo en masculino se debería en todo caso a la veneración que siento por lo femenino y a lo indigno que me siento de invocarlo, de igual forma a como se nos prohibe tomar en vano el nombre de la divinidad. En cuanto al Señor de Singapur, sois perspicaz y para no defraudaros os remito, si así lo queréis y no os cuesta ni un Luis de los vuestros, a mi entrada de noviembre del año futuro 2010, donde yo mismo me hacía esas preguntas.

    Votre toujours.

    Zarafin

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