martes, 10 de mayo de 2011

EL CUERPO DE JERONIMO


Como muestra de elegancia, los USA han bautizado su ataque a Bin Laden con el gracioso nombre de JERONIMO.

Empezaré por el final, porque es lo primero que algunos me preguntan: lo que voy a decir sale, entre otros sitios, en el libro “Enterrad mi corazón en Wounded Knee” (Dee Brown, Ed. Turner), y en “El cuerpo derrotado: cómo trataban musulmanes y cristianos a los enemigos vencidos” (varios autores, Ed. C.S.I.C.).

Yo creo que el asesor de imagen de Obama debe estar de baja, porque en otro caso no entiendo. Llamar “Jerónimo” a una operación militar es propio de la Asociación del Rifle, o del Ku Klux Klan, pero no de un gobierno demócrata. Con lo que nos hemos gastado en películas de indígenas buenos para que ahora venga un listo de West Point a hacer de creativo. Ay, Señor, Señor. Dentro de poco veremos al comando General Custer, en la operación El Alamo, contraseña Tío Sam. Luego se quejan.

Goyathlay (verdadero nombre de Jerónimo) fue un lider apache bedonkohe aunque ejerció de chiricahua. A los guionistas les seduce la idea de un guerrero rebelde desde el inicio y sanguinario por vocación, pero Jerónimo fue un hombre relativamente pacífico hasta cierto momento, intentó convivir, comerciar, residir en reservas, cuidar a su gente… se desenvolvió en la frontera entre USA y México y fue casi obligado a guerrear cuando los engaños, mentiras y presiones de los blancos le pusieron las armas en la mano; y entoces las usó, a su manera, hacia 1876, cuando contaba ya 46 años. Sus revueltas terminaron en 1886, cuando se rindió al General Crook y fue llevado a Fort Marion, en Florida; luego a Fort Sill, en 1894, y en 1909 murió, manteniendo aún su estatus de prisionero de guerra. Como verán, poco parecido con el final de Bin Laden, salvo en una cosa: dice la leyenda que sus restos fueron exhumados y llevados a algún lugar del suroeste, quizá a las Chiricahua Mountains o a las Mogollons, o más aún hacia México (Sierra Madre). Ni a él ni a BL se les puede llevar flores a la tumba; si EEUU quería evitar el mito del enterrado, puede tomar ejemplo del mito de Jerónimo, que por no enterrado todavía cabalga libre por las praderas.

Me he tomado la molestia de buscar algo sobre el lanzamiento al agua de un cuerpo molesto. Una conclusión parece clara para la doctrina musulmana de la guerra en el medievo: el cadáver merecía un grandísimo respeto, incluso para el caso de los enemigos, pues el cuerpo debía estar lo más completo posible para el momento de la resurrección. A los vencidos se les solía entregar el cadáver de su jefe, para que lo honraran en funeral, no es algo muy distinto de lo que Príamo pidió de Aquiles al rogarle la entrega de Héctor muerto. La cabeza, por ser algo hecho a imagen de la divinidad, era aún más digna de respeto, y se intentaba respetarla, no torturarla ni desfigurarla salvo en casos muy graves; por eso es comprensible que nadie quiera enseñar una cara destrozada a balazos, y más si hubiera ocurrido a sangre fría. Esto valía no sólo para musulmanes y cristianos, sino que desde mucho atrás las culturas célticas y otras germánicas reverenciaban de igual forma a la cabeza, son tantos los ejemplos que me los ahorro. A veces era preciso separar la cabeza del cuerpo para usarla como prueba de una victoria, pero aun entonces era una regla de la guerra el tratarla con dignidad. Por supuesto que había muchas vulneraciones de este Código, pero en tal caso todo el mundo asumía que se estaba cometiendo algo execrable, y que muy grave debía haber sido el agravio para infligir al enemigo ese perjuicio post mortem.

Respecto al lanzamiento al agua, se consideraba un elemento de los más humillantes, y por eso se aplicaba a los más graves casos de traición efectuados por los hombres de mejor linaje o los más ricos, al ser más imperdonable su falta. Es el caso de las Partidas de nuestro Alfonso X, que equiparan como castigos infamantes el ajusticiar a los traidores “echándoles a las bestias para que los desmembrasen; o matándoles de hambre; o arrojándolos en fondón de las aguas para que los comiesen los pescados hasta hacer desparecer cualquier rastro de ellos…”.

En el milenio de la imagen y la Aldea Global, EEUU ha perdido una ocasión de oro para haber obtenido una victoria magnífica: la de la caballerosidad. La foto del cuerpo bien envuelto de BL siendo remitido a la viuda que quede libre para su entierro hubiera ganado millones de personas a la causa de Occidente, o al menos hubiera desactivado a millones de energúmenos que ahora sólo piensan en hacerse estallar en medio de un mercado. Posiblemente EEUU pensaba ahorrarse algunos frascos de aspirinas deshaciéndose del cadáver (yo no lo creo), pero podía haber salvado miles y miles de vidas con un gesto de buen hacer, generosidad y cultura. A veces es bueno leer lo que hacía Saladino, cuyos gestos de cortesía han dejado huella durante mil años y sigue siendo un modelo de cómo ganar una guerra y sembrar las bases para lograr una paz, qué pena que nuestro Imperio parezca mandado por gente tan poco leida.

2 comentarios:

  1. "¿Cómo que no hubo ningún respeto religioso? Se rezó por Alá.

    ¡¡¡Alá de uno, Alá de dos y Alá de tres!!!"

    Es el chiste que corre por internet.

    Es posible que a muchos americanos no les importe que haya sido así, es más, lo prefieren. Cierto que la imagen internacional no ha quedado muy limpia, pero realmente no parece que les importe mucho, siempre han estado más centrados en lo suyo que en los que pensemos las provincias. Gracias por el recorrido histórico, siempre interesante.

    Cicero

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  2. Ya, yo también creo que es que les da igual la imagen que dan en este tema, porque capacidad para venderte algo cunado quieren la han demostrado con la Coca-Cola, Hollywood y el Burger. Hbrá que aceptar que "son asín"

    Ah, muy bueno el chiste. Es lo bastante políticamente incorrecto como para poder estar aquí.

    salu2

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