jueves, 2 de junio de 2011

LA ACAMPADA VALENCIANA Y FRANCESC DE VINATEA. DE INDIGNADOS A DIGNOS.


((Aviso previo: he recitificado la ortografía de Francesc gracias a un comentario de un lector; lo digo aquí porque el programa ahora no me deja meter mis propios comentarios como antes; asumo mis defectos, no como Ana Rosa, y estar en el mar tanto tiempo los empeora))  

La Historia nunca se repite, pero a menudo se copia.

Un amigo de ésos que tengo en tierra se ha paseado por Valencia, y me ha contado lo que ha visto en la Acampada del 15-M. Lo pongo con mayúscula porque ya tiene entidad, como el Apocalipsis y el Mundial.

Me dice que en la valenciana Plaza del Ayuntamiento se ha instalado un campamento de primavera-verano donde la gente habla, canta, escribe, dibuja, parlamenta, duerme, come, flirtea, rie, grita, aprende, enseña… A estas horas puede que ya no estén, quién sabe. De lo que me cuenta saco varias conclusiones. La primera es que, con todo lo bonito, idealista y romántico que hay en este movimiento, lo primero que hay que tener claro es que se trata de una ilegalidad como una casa; no sólo porque ya lo estableció la Junta Electoral sino porque contraviene no sé cuántas normas y ordenanzas de seguridad, orden público, urbanismo y comercio. Todo lo maravilloso que pueda tener un mensaje se debilita por la base cuando para emitirlo se comporta uno contra la ley, y no ya porque tengamos una mística adoración por el orden sino porque normalmente la ley se ha hecho para proteger derechos de otros y evitarle perjuicios, como es este caso en que se contravienen los derechos de otros a circular por el mismo sitio, de los comerciantes a aprovechar la ubicación por la que pagan impuestos astronómicos, de los vecinos a quienes molesta la aglomeración, de los impedidos que tienen que dar rodeos dificultosos, de los no adeptos que se sienten intimidados, etc., y eso que están teniendo cierto cuidado en evitar las drogas, el alcohol, la violencia y la suciedad. Saltarse la ley suele significar renunciar a la adhesión general.

Lo segundo es la patética actuación de nuestros mandos. Con el espectáculo que están dando nuestras autoridades todas pasándose la pelota, no sabiendo qué hacer porque no les llamen fachas, o aporreando cuando no toca y como no toca porque no les llamen blandos, sin un ápice de inteligencia para resolver un problema de orden público, España ha dado una imagen de pais senil que no sabe o no se atreve a tomar una sola decisión; no me extraña que en Alemania se rian de nosotros con el pepino, o que mañana en Ceuta y Melilla se monte una acampada de “los otros” en plena verja, o que Bildu se aposente en las plazas de ya se sabe. Si no sabemos mover a cuatro gatos pacíficos, ¡cómo será cuando sean cuatrocientos malencarados! Algunos listos dicen que “ya se cansarán”, y es verdad, se cansan unos pero vienen otros con el bocata renovado, y éstos no parecen tener que ir a trabajar al día siguiente, o a renovar el carnet de conducir, así que están felices en sus baldosas gratis. Espero que cuando un ladrón esté atracando un banco, no salga el ministro diciendo también “ya se cansará y se irá”, en fin…

Dicho eso, que no debe perderse de vista, debe disociarse el Movimiento de la Acampada. El Movimiento (que es lo interesante) puede vivir sin la Acampada, pero parece que a algunos les interesa ya sólo la Acampada con o sin Movimiento. En el Movimiento del 15-M se han producido situaciones muy llamativas, que deben dejar una huella de reflexión y que quizá cristalicen en propuestas bien armadas. Yo les felicitaré y me uniré a ellos si me dejan, porque la hartura es general. Pero propongo que pasemos de ser los INDIGNADOS  y empecemos a ser los DIGNOS, con la dignidad que da no el enfado sino la claridad de ideas.

En la Acampada valenciana se ha podido ver gente muy creativa, imaginativa, artista, gente con ilusión por hacer otras cosas aunque puedan estar equivocadas, esa parte vale mucho la pena. Siendo algo irónico, no entiendo que los sectores más conservadores estén en contra del movimiento, pues los supuestos anti-sistema se estaban portando más sistémicos que nadie: se habían prohibido los vicios del fumar y beber, se han puesto a limpiar para que nadie les barra, han montado guarderías facilitando la conciliación, han instalado puestos de ayuda, de información, de seguridad propia, comisiones de todo tipo, comisiones para las comisiones, comisiones para informar sobre las otras comisiones y para coordinar a las comisiones descoordinadas, ¡había hasta una comisión de poesía!, lo que nunca se atrevería a hacer un ministro del sistema. Vamos, que si dura un poco más la Acampada, hasta eligen un Papa y organizan un plan de pensiones; yo que la alcaldesa les hubiera buscado un sitio no problemático para que siguieran haciendo arte, parlamentando, pensando, y de paso hubiera puesto mesas para que los cazatalentos pudieran ir a entrevistar a algunos de estos jóvenes porque muchos de ellos tienen más luces que muchos de los que nos gobiernan, sólo es cuestión de dejarles demostrar algo. Han repetido el sistema a su manera, se han dado sus propias leyes como hacían todos los bandoleros sierramorenos, los ladrones del Notre-Dame de Victor Hugo o los arqueros de Sherwood, no son anti-sistema sino sólo “anti-lo-peor-de-este-sistema”.

Una cosa me llamó la atención: todo este puñado de angelitos estaban apiñados en uno de los extremos de la plaza (la zona de las mascletás), sin acercarse siquiera a cincuenta metros de una estatua que hay en el otro extremo de la plaza. La estatua es de Francesc de Vinatea, y fue colocada hace unos cuantos años ya, en el mismo lugar donde antaño hubo una problemática estatua ecuestre de Franco el Autoritario no Totalitario. Estoy convencido de que si los Acampados supieran quién fue realmente Francesc de Vinatea se hubieran acampado a sus pies y lo hubieran tomado como símbolo, en lugar de no hacerle ni caso. Tampoco Francesc se lo hace, pues da también la espalda a la Acampada. Vinatea fue un jurat valenciano, lo que significa algo así como concejal de Valencia, en algún sitio dice que jurat en cap, o sea como alcalde. Vivió en el siglo XIV, era un notable de Todolella (localidad cercana a Morella) y señor de su castillo, donde tuvo la desgracia de descubrir a su esposa con un amante y los mató a los dos, cayendo en desgracia y recalando en Valencia para rehacer su vida. En esta ciudad vivía cuando hacia 1333 tuvo que liderar una protesta de los indignados; el motivo era que el rey Alfonso el Benigno pretendía sacar del realengo las ciudades más importantes del reino y darlas en señorío a su hijo Fernando, habido con la reina Leonor de Castilla. El pueblo se levantó y prácticamente ocupó la ciudad, designando a Vinatea como interlocutor de la protesta. El rey, ante las buenas maneras y el masivo apoyo de aquél, cedió a las peticiones.

Posiblemente, si alguno de los actuales indignados hubiera tomado como bandera el ejemplo de ese hombre de la estatua, muerto hace unos setecientos años, se hubiera ganado a mucha más gente, y por supuesto a la alcaldesa, ya que Vinatea también fue un alcalde –en este caso reivindicativo en el bando de los indignados-. La lección es que la historia generalmente se recrea y coquetea consigo misma, los que estaban en el lado rebelde se convierten en autoridad, los antaño indignados acaban teniendo estatuas, lo que significa a la postre que el mundo avanza aunque no haya nada nuevo bajo el sol. Un rasgo de cultura y amor por la propia historia no hubiera venido mal a tantos acampados, les hubiera hecho simpáticos a muchos sectores de una ciudad que ama mucho sus tradiciones, es una pena que cuando la masa se mueve lo primero que se olvida es el respeto por lo anterior, quizá sea ley de vida el que la savia joven deba ahogar a la antigua para mantener la vida, Sir James Frazer hablaba de esto en La Rama Dorada, aunque yo siento pena por el pobre Francesc, tan valiente en su día y tan ignorado en el nuestro. Sniff.

5 comentarios:

  1. Corsario, Francesc es sin cedilla ni acento.

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  2. un articulo lleno de interesantes matizaciones, no sabia la historia de Vinatea y me ha resultado muy sugerente.

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  3. Bueno, creo que ya puedo poner comentarios.

    Al primer Anónimo: ¡gracias por la corrección!

    Al segundo Anónimo, aunque sea el mismo que el primero: me alegro de dar a conocerla historia de este hombre, que al fin y al cabo está en la plaza principal de Valencia y creo que casi nadie le conoce.

    Al Señor de Singapur que me lee: sé que ha vuelto a leerme alguna vez. Es Usted un ángel bueno.

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  4. Gracias por un artículo que pone las cosas tan en su sitio, y que lo hace tan claramente y con tan buen gusto que a los demás se nos quitan las ganas de enredar con el tema del movimiento neo romántico, desluce-plazas, asambleario sin destino, molesta vecinos; pero con más razón que un santo.

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