viernes, 16 de septiembre de 2011

ZAPATERO, LAS NUBES Y BERENICE


   Hay una historia celeste del Egipto Ptolemaico, que dice: Berenice, la esposa del faraón Ptolomeo III, tenía una maravillosa cabellera. En cierta ocasión el faraón tuvo que marchar a la guerra, y su esposa, preocupada por la suerte de aquél, se cortó la melena y la depositó como ofrenda en un templo. Algún desalmado sustrajo la preciosa prenda, lo que sumió a  Berenice en desolación. Entonces, el astrónomo real, que había localizado una constelación todavía sin nombre, le dijo a Berenice que la cabellera no había sido robada sino que los Dioses se la habían llevado por ser una ofrenda tan preciosa, colocándola en un lugar preferente del cielo. La nueva constelación fue llamada Coma Berenices (Cabellera de Berenice), y es un riego de estrellas en forma de pequeña cola de caballo, que luce sobre Virgo.

   Ahora hablaré del cielo de Zapatero y de sus nubes. ¿Le gustaría a nuestro José Luis ser arrebatado al cielo por los dioses como la melena de Berenice? Para el que se libra de estar en El Estado Español o de leer la prensa, le diré que me refiero a la epitáfica reciente perla del Presidente del Gobierno de España, quien ha dicho que su vocación real es la de ser “supervisor de nubes”, y que lo suyo sería “estar tumbado en una hamaca, mirando el cielo”. O algo así. Vamos, extasiado como el Príncipe Salina de “El Gatopardo” mirando a Venus, o como la Beatriz de Dante mirando a las estrellas mientras Dante la miraba a ella.

   Supongo que los socialistas no se me enfadarán por lo que diga, pues lo normal es que ya debieran estar mosqueados por sí solos al oír a su líder. Más enfadados deben estar aún los millones de españoles que están en una hamaca a la fuerza, por falta de trabajo, o porque les hayan cerrado los ambulatorios, o por la falta de medicinas que ya no llegan a las farmacias por los impagos de la administración... A la vejez viruelas y a la despedida poesía. Podía ZP haber empezado soltando esa parrafada en el congreso aquél en que se presentó contra Bono, a lo mejor los militantes socialistas nos podían haber ahorrado ocho años de poesía y a Zapatero ocho años de prosa.

   Pero mantengamos la calma, no sea que distraigamos al supervisor de nubes.

   Desde que Felipe dijo aquello de que Héctor era nombre bíblico, algunos socialistas no gustan de citar la Antigüedad, será porque hay que hacerlo en latín o griego y ya sabemos que ZP dijo una vez que “sólo en español”. Yo, sinceramente, creo que aunque el Presidente no cite a Berenice tiene motivos de sobra para decir que lo suyo es el cielo; no hay más que mirar la cara de la Merkel en las portadas de todos los periódicos e imaginar acto seguido qué cuerpo se le pone a ZP en el desayuno, debe estar queriendo que los Dioses se lo lleven como a la melena faraónica, y lo depositen en Raticulín o en Ganímedes, no sea que antes lo llame el supremo Obama para dictarle alguna reforma.

   Por cierto, que Ganímedes fue otro humano divino que también se fue al cielo raptado por los Dioses, bueno, por uno –Zeus-, contra el mal rollo de una diosa –Hera-. Se parecía mucho a nuestro Presidente: Ganímedes era un pastorcillo de alma hermosa e ingenua, como la de Zapatero; era mortal hasta que fue convertido en inmortal, como Zapatero; y como troyano que era llevaba un gorro frigio, como... la República. Zeus –o su equivalente romano Júpiter- se lo llevó consigo dos veces, como Obama se ha dirigido ya por segunda vez a España para llevarse nuestra soberanía. Hoy el troyano Ganímedes-ZP es en el Sistema Solar un satélite del planeta Júpiter-Zeus-Obama, luego lo del Encuentro Planetario era, al fin y al cabo y a su manera de esclavitud, cierto, y ello a su vez convierte a Leire Pajín en Casandra, la también troyana y predictora de catástrofes (con esto no quiero decir que el PSOE se haya convertido en la Casa de la Troya, es mera coincidencia).

  Sin embargo, como yo no creo que la labilidad sea además signo de bondad, me temo que cuando ZP ha dicho lo de las nubes no haya actuado como un egeo pastoril, sino que lo ha hecho como un astuto romano, más bien retorcido. ¿Que por qué digo eso? Miren... Todo tiene que ver con Rubalcaba sí. “Rubalcaba sí” es el segundo de ZP, lo que me recuerda al personaje del TBO de “El Doctor No y su Ayudante Sí”, o mejor aún, al “Número 2” del doctor Maligno, en “Austin Powers”. ¿Se acuerdan? Al Doctor Maligno le molestaba mucho que Número 2 fuera más inteligente, más atractivo, más capaz que él, y por eso intentaba humillarlo cada vez que podía. Imagínense qué no hubiera hecho el Doctor Maligno si, además de todo eso, hubiera tenido que ceder el poder a Número 2 por la disidencia interna... ¡chispas!. ZP dijo el otro día que estaba “más cerca que nunca de Rubalcaba”; esto no hay que entenderlo como signo de solidaridad con su segundo; yo lo asocio con lo que le diría el pisapapeles al folio. No hay que ser un genio para ver los regalitos que el 1 le viene haciendo al 2: convocatoria de elecciones cuando dijo que agotaría; fijación del 20-N; impuesto del Patrimonio; reforma de la Constitución convenciendo a Alfredo por la noche... ¿Les suena? Los alemanes dicen “Faust im Nacken” (puño en el cuello) para referirse a ese tipo de cercanía, y los franceses dicen “le feau au (pitido)” que significa “el fuego en el (pitido)”.

   Temiéndome alguna relación entre lo de las nubes y lo de Rubalcaba, me he ido al diccionario a ver qué significa realmente lo de “supervisar las nubes”, y me he llevado una sorpresa. He encontrado algo muy interesante que reconcilia a Zapatero con las humanidades clásicas, va a ser verdad que griego no pero romano sí. Miren, la palabra “nube” tiene que ver con “nupcial”, y con “velo” entendido como algo nebuloso, entre traslúcido y transparente, pues las novias llevaban el velo al casarse. Los que se casaban ejercían el ”ius connubium”, o derecho con la nube. En la ceremonia romana, la novia no podía quitarse el velo hasta su conclusión, momento en que el novio podía retirarle el velo –la nube-, es decir, la “desvelaba”. Con el rito nupcial, la esposa quedaba completamente marcada por su total dependencia respecto al marido.

  Por tanto, señores, lo que ha querido decir ZP al afirmar que “supervisa las nubes y que está muy cerca de Rubalcaba”, es que está haciendo con él lo mismo que el marido romano hacía con la esposa al casarse con ella: está supervisando que la Novia Alfredo no se quite la nube-velo de segundona en ningún momento y que, tras el rito de sumisión que están celebrando tan juntitos, quede marcado como Número 2 para siempre. Ya saben, a ZP sólo le falta decir eso de “Y-etamo-tanagutito” que se suele decir en las bodas.

  Así pues, estamos ante una BODA MISTICA, rara, como la del Rey y la Reina de la Alquimia, como las Bodas Químicas de Christian Rosenkreuz o como las del Dogo de Venecia con el Mar. Un poco arcana, sí, pero boda al fin y al cabo, y si no, por sus hijos la conoceréis.

   No quiero insistir más por si todo esto es una estupidez, así que agradezco su paciencia a quienes hayan aguantado hasta aquí este Sueño de Verano paseándose conmigo por Grecia, Roma, Hispania, la Via Lactea... Rubens.

   Lo que no me resisto a contar es otro episodio, este sí real, sobre otra cabellera maravillosa. Con ello cierro este sueño como se cierra la pesadilla de Alicia, volviendo al origen. Al comienzo hablé de la cabellera de Berenice, ahora les contaré lo de los rizos de Sarah Jennings según lo cuenta Winston S. Churchill.

   Sarah Jennings fue una mujer fascinante, bellísima, sagaz y difícil. Su época es la de la Inglaterra de los Estuardo, y su escenario la Corte. Había nacido en 1660, y a los dieciséis años se casó con otro joven de leyenda: John Churchill, quien con el tiempo se convertiría en duque de Marlborough -el célebre Mambrú- y en una de las figuras militares y políticas más importantes de toda la Historia Británica. Sarah (Churchill de casada) fue siempre una mujer muy consciente de su valía y ocupó un lugar relevante en la esfera de Jacobo II y de sus hijas María y Ana, ambas también reinas. Para su tiempo demostró como mujer casi tanto o más que lo que podía demostrar su marido como hombre. John Churchill estuvo siempre enamorado de ella, y ella de él en el tiempo que les quedaba entre enfados, coquetería y batallas. Fueron una pareja imponente.

   Sarah tenía un cabello proverbial, entre rubio y pajizo, que era la mitad de su belleza. Lo cuidaba como John sus armas, quizá por igual motivo. Un día, el matrimonio discutió fuertemente. Sarah, en un arranque de orgullo, se encerró en su cuarto, cogió unas tijeras y cortó entera su melena. Después salió de su cuarto y, sin decir nada, depositó sus rizos cercenados encima de una mesita, para que su marido los viera al pasar. John pasó al poco rato junto a la mesita, pero no dio señal de reacción alguna, para gran frustración de Sarah.

   Pasados muchos años, muchos, John Churchill murió siendo casi un anciano, tras mil batallas, debates políticos y destierros. Al ordenar sus efectos personales apareció entre ellos, perfectamente envuelta, la cabellera de Sarah. La había llevado siempre consigo.



5 comentarios:

  1. Está muy bien. No conocía la historia de Lady Churchill. Por lo demás, aprovechando el desliz de ZP haces un paseo por la historia, sus costumbres, anécdotas y una pizca de romanticismo. Yo creo que este hombre lo dijo en un intento de quedar como persona poco ambiciosa, a la que en realidad el Poder no le interesa, que ha caído ahí, que le ha tocado estar, pero no es más que otra mentira porque una persona que sigue una carrera política, con todo lo que ello significa de vivir sólo para eso, tiene deseos de Poder, ambiciones. Si no, nadie se traga todos esos sapos diarios, esas luchas intestinas, esos navajazos rastreros en el propio partido.

    Pero una jugada maestra mística de ese tipo cae forzosamente en el ridículo, sobre todo con los tiempos que corren y teniendo en cuenta que en cuanto se retire estará "asesorando" y dando conferencias pagadas como Felipe y otros... A no ser que las dé sobre metereología.

    Creo que flaco favor le han hecho a este hombre todos los intectuales bienintencionados y bienpensantes que siguieron la campaña de La Ceja. Ahí perdió el sentido de la realidad del ridículo, quizás pensó que él no podía caer ahí porque como es de izquierdas y está henchido de superioridad moral no es posible.

    Hay toda una generación de políticos de izquierda, que no se sueltan del Poder ni a tiros, que es así.

    Cicero

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  2. Crítica a la izquierda: cómo han permitido que todo esto ocurra (me refiero al fenómeno ZP y sus derivaciones)

    Crítica a la derecha: creo que en ella se dan también los mismos comportamientos que dices de no soltar el poder, me temo que es algo inherente al poder y no a la ideología.

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  3. En lo que también coincido contigo es en que esta generación de políticos lo pone aún más difícil, pero es porque nunca se han dedicado a otra cosa que a la política, y -como dijo Anson- a muchos de ellos no los contratarían ni de ayudante del becario de un subdepartamento.

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  4. Porque la Izquierda está enamorada de si misma hasta tal punto que no ve fuera de ahí. Ser de izquierdas, para muchos es una pose de superioridad moral, de estar dando la vara a los demás con lo políticamente correcto más que de pensar si las soluciones que ofrecen sirven para algo o no. En España además, son los héroes que vencieron a Franco, que murió en su cama del hospital, pero eso es un detallito sin importancia.

    Yo estoy de acuerdo con algunas cuestiones de la izquierda, no creas. El divorcio me parece un invento fantástico -posiblemente uno de los mejores del siglo-, también estoy de acuerdo con el matrimonio homosexual, con el aborto siempre que sea justificado, con el estado laico, con que haya una seguridad social fuerte que sea un colchón de ayuda... Sin embargo, creo que no aguanto a la gente que se dice de Izquierdas. Y es por la actitud, por ese gritar continuo -ese ruido de consignas tan poco propicio al pensamiento-, por ese victimismo eterno, por ese volver a la guerra civil una y otra vez, por ese odio hacia los que tienen algo. Y mira que se supone que yo era de izquierdas o algo así.

    Con la que está cayendo veo que lo que piden es que no haya recortes de ningún tipo, algo imposible, claro, y la actitud es de no estar en la realidad.

    Por cierto, aquí llevamos un año sin gobierno y, curiosamente, las cosas van mejor que en España. Tenemos crisis, pero todo sigue funcionado según lo previsto. Como nadie hace nada la inercia de las infraestructuras se mantiene. Incluso algunos profesionales liberales que conozco están muy contentos porque no les suben los impuestos.

    Cicero

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  5. Es muy sensato todo lo que dices, creo que no soportarías vivir ahora en España.

    Zarafin

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