Como últimamente se juntan tanto Merkel y Sarkozy, ya les han puesto el nombre de Merkozy, ciertamente más sonoro que Sarkorkel. Yo les habría puesto Hernández y Fernández, (Dupond et Dupont -corregido gracias a un comentario-, Thompson Twins...), todo sea por respetarles la paridad, porque si no les citaría a Roberto Alcázar y Pedrín, al Capitán Trueno y Crispín o a Batman y Robin, sin decir cuál es cual. Pero seamos buenos.
Lo que más me gusta de todo es cuando les sacan en las fotos al saludarse; los fotógrafos ya les quieren más que a Carlos y Lady Di, y esperan horas hasta lograr la imagen del falso beso, esa que nos engañaría si cerramos un ojo y nos pasamos de las tres dimensiones a dos, hasta el pecado.
Buscando traducir eso a Europa, me he puesto a pensar en ese hueco que queda entre Nicolás y Angela, y les pido perdón por poner al señor delante, pero es por seguir el izquierda a derecha europeo. Es complicado buscar un nombre para un lugar de las anatomías (recuerden al Paciente Inglés buscando el nombre del hoyuelo pre-esternón), pero más complicado aún es buscar un nombre para el hueco que queda entre dos cuerpos. Ese suspiro de aire entre cancilleres conforma un espacio mágico como un Check Point Charlie que une y separa a ambos líderes a punto de chocarse, de una forma casi tan ortopédica como cuando en la versión muda de King Kong se encontraban las maquetas de dinosaurios, de imposible acoplamiento.
Entonces he recordado la Historia de Europa, y ésta me ha dado la solución. El hueco es Lorena. Para quien no lo sepa, la historia de Europa está marcada por la añoranza de Francia y Alemania por la Lorena (bueno, y la Alsacia también). Todo viene de las ideítas de Carlomagno, que unificó todo ese pantanal que es centroeuropa agrupando la Galia, la Germania, algunos residuos italianos, el fleco hispano de Cataluña... vamos, lo que se dice una parcela muy apañada. A la muerte de Carlomagno le sucedió en su reino el hijo Luis I el Piadoso que lo conservó unido. El problema vino con los hijos de éste, que para simplificar diremos que se repartieron el reino en tres partes: la más francesa para Carlos, la más alemana para Luis, y la de en medio para Lotario (de ahí el nombre de Lotaringia, y sus versiones Lorraine, Lothringen, y la española Lorena). Todo esto pasaba hacia el siglo IX, y desde entonces la historia de Alemania y Francia son mil años de intentar rehacer el imperio de Carlomagno invadiendo el uno al otro país, o al menos hacerse con la Lorena para fastidiar al otro. Ahí meto a Napoleón, a Bismark, a Hitler...
Comprenderán ahora por qué ese limbo flotante que queda entre Merkel y Sarkozy me recuerda a la Lorena, dudando ambos sobre si comerse uno a otro, dejarse bañar por la frontera de seda o barrerla para siempre en un frenesí imperial. Quien visite la Lorena, y Alsacia también, se encontrará con cierta frecuencia pequeños monumentos y tumbas que denuncian ese lugar como de encuentros fronterizos, con nombres de pueblos que tanto se dicen en la lengua de Schiller como en la de Diderot, y con gentes que ya no saben cómo apellidarse. Esa parte, la mala, es una cruz que Lorena ha tenido que llevar durante siglos, la de ser más trinchera que región. Hoy son ambas de Francia, mañana quién sabe. La cruz no es sólo para estos dos países, sino también para los pobrecillos que pilla por en medio (Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Liechtenstein, Suiza...) más todos los que han tenido que salir a la pelea para evitar que se peguen, o para ayudarles a ganar (caso de Inglaterra o Reino Unido, Italia, Austria, por supuesto Rusia...). La España de los Austrias ya salió escarmentada de la pugna cuando estuvo del lado más germano y la Francia de Luis XIV se empeñó en raer una a una todas las posesiones que el Rey Católico tenía en esa franja infernal, por la que discurría un río humano llamado “camino español” que poco a poco fue quedando en arroyo y al final en cauce seco, para gloria del Rey Sol. Una cruz verdadera por Lorena. Y por Alsacia también.
Pero hay otra Cruz de Lorena, de connotación más positiva y más ambiciosa. Me refiero ahora al icono así llamado y consistente en una cruz latina con doble barra horizontal. En España se la conoce como Cruz de Caravaca, por un milagro pasmante en el que ahora no podemos entrar. Según parece, la segunda barra horizontal se añadió en recuerdo del letrero INRI de la cruz cristiana, y habría sido ya utilizada por Renato II de Anjou en la batalla de Nancy, en 1477, para diferenciarla de la Cruz de Borgoña. La tal cruz se encontraba ya antes en la iconografía de las cruzadas y ha perdurado hasta hoy, por ejemplo, en la bandera de Eslovaquia. ¿Por qué la cito aquí?
Muy sencillo. La Cruz de Lorena fue usada como seña por la Resistencia francesa durante la II Guerra Mundial. Significó, para buena parte de los europeos, el símbolo de la rebeldía democrática contra las fuerzas de un nazismo destructor. La resistencia francesa fue quizá, de entre todos los grupos partisanos que lucharon junto a los Aliados contra las potencias del Eje, la que mejor catalizó la esperanza de los demócratas europeos por vencer al mal. Traducido a hoy, podemos considerarlo como un símbolo del sueño de una Europa en paz, unida por unos valores superiores irrenunciables. La victoria aliada supuso que Alemania (la parte que nos dejaron) se sumara al proyecto de los demócratas franceses y de todos los demás, y así hasta hoy.
Yo no sé si alguien piensa hoy en la Cruz de Lorena, pero ésta se muestra ante nosotros con la doble mueca de Jano, o como una moneda de dos caras. En nuestra mano está el dejarla como la cruz nuestra de cada día, el dolor de una voluntad de dominio de unos países sobre otros simbolizando las épocas pasadas de guerras y fronteras, o ponerla de cara, al futuro, como soñaron los de la Resistencia que tanto pugnaron por dejarnos un mundo mejor. Hoy somos los nietos de aquéllos, a ver qué hacemos para los nuestros.
Bueno, pues hasta ahí mi disertación de hoy sobre el hueco lorenaico que dejan cuando se besan los mofletes de la Merkel y la barbilla de Sarkozy. Toda una Lorena. Ah, y Alsacia también.
Dupond y Dupont (que te falta la "d"), Hergé, que nació a dos pasos de mi casa, no te lo perdonaría. :-P
ResponderEliminarAlsacia, Lorena... Les boches... Por mucho que Sarko y Merky se perdonen y se besen con la hipocresía necesaria en los intereses de estos días la memoria colectiva no lo hace. Millones de muertos. Yo he visto algunos de esos cementerios, pero está sembrado hasta tal punto que no sabes cómo la gente ha podido sobrevivir al horror. Porque es un tierra durísima y desolada en invierno. Conozco, sobre todo, Lorena, Alsacia un poco menos. Nancy ya es Francia, un respiro de ligereza y belleza. Adoro esa ciudad. Me escapaba de la frontera en busca de algo de charme en los tiempos que viví cerca de la línea Maginot. En resumen, a los alemanes los siguen odiando.
Buen artículo, Corsario, como acostumabras, aunque geográficamente creo que hay algo que no me acaba de cuadrar, a ver si lo leo otra vez mañana.
Si puedo, ya te hablo otro día.
Saludos
Cicero
Hola,Cícero,
ResponderEliminargracias por tu corrección, ya la he aplicado citándote a medias.
yo he conocido más el lado alemán, y he tenido bastante contacto con francess y con alemanes, pero coincido, la zona está plagada de cementerios, placas, estatuas en una curva, etc., yo también me asombro de que esos países puedan ahora convivir en paz, después de todo lo que ha habido y te cuentan, y lo mejor es no preguntar sobre todo a los mayores, porque aún vive mucha gente que lo sufrió. En fin.
Lo de la geografía, espero que no seas muy duro. He tratado en plan general y amplio la zona de Lorea y Alsacia incluyendo el Benelux y Suiza y Liechtenstein aunuqe no pertenezcan, pero les afectan al fin y al cabo todas esas guerras. Si es otra cosa espero tu corrección.
Vives en una zona muy rica en historia, tienes mucha suerte en ese sentido. Lo de Hergé es un punto.
salu2
Zarafin
Sí, me refería a Suíza y Liechtenstein, principalmente, aunque también a Holanda, no así a los otros dos países del Benelux que han estado siempre mucho más expuestos por ser fronterizos con la zona-trinchera.
ResponderEliminarPor los testimonios que yo he tenido ocasión de conocer -a mí la II Guerra Mundial me persigue, allá donde voy siempre hay algo relacionado con ella- los alemanes son bastante odiados aún hoy en día y aquellos que se establecen en Francia no suelen ser muy bien recibidos. Hay una tensión oculta, el trato es civilizado, pero con sutiles desprecios, y no tan sutiles, que les ponen las cosas difíciles. Muchos franceses, aparte de las pérdidas terribles en la guerra, tuvieron a sus abuelos en campos de trabajos forzados, es el caso de un familiar mío político francés cuyo abuelo volvió destrozado de Alemania despues de estar dos o tres años en un campo de estos como esclavo. También cuentan anécdotas de cómo los soldados jóvenes alemanes que iban a confiscar la comida de las granjas sentían vergüenza de hacerlo. Realmente hubo muchos alemanes víctimas de toda esta historia, no vamos a decir que fueron sólo los franceses puesto que muchos de los soldados invasores eran chicos de 20 años reclutados a la fuerza y que hubieran estado mucho más en su destino sembrando patatas en su pueblo que yendo morir por los intereses megalómanos de otros. Lorena está llena de cementerios militeres de las dos guerras mundiales hasta un extremo escalofriante cientos de miles de muertos enterrados, también Champagne- Ardennes. He visto unos cuantos cementerios militares de ambas guerras, los americanos bien cuidados, con sus cruces perfectamente dispuestas, los franceses un poco menos cuidados pero también bien, británicos... Y los alemanes con sus cruces negras, grises, muchas veces no hay ni nombres y están cubiertos de maleza, olvidados en medio de un bosque. Pasé por Verdún varias veces, pero vi el osario sin atreverme a entrar por ser algo demasiado fuerte. Le chemin des dames también lo vi, dicen que en esa zona aún hoy se pueden encontrar huesos y restos de la I guerra mundial. En Bélgica también hay unos cuantos cementerios de esos, te los encuentras aunque no los busques.
Pero si algo se puede decir de esta gente es que flojos no eran ni son. Sobrevivieron a la I y se reconstruyeron, cuando parece impensable, y luego volvieron a destruírse en la II. Y siguen siendo potencias.
Históricamente toda esta zona es muy interesante, sí, además está un poco olvidada. Parece como si la gente tuviera la necesidad de olvidarse, aunque no lo olviden en el fondo porque no se puede, así que esos lugares suelen estar vacíos o casi. Llevan a los colegios para que aprendan, pero la gente, a no ser que sean aficionados a la historia, no va a verlos.
Un apunte final que no tiene nada que ver con la historia, que tú conoces mejor que yo, por lo que no creo que te pueda aportar nada:
Angela Merkel hizo su tesis final de carrera-mujer de ciencias- en física cuántica. Me pregunto si se trata de física cuántica lo que van a hacer teniendo en cuenta que la realidad económica parece estar en dimensiones paralelas pero incomunicadas la una con la otra. En términos físicos definiría este momento como un fluído en estado supercrítico.
Era un broma, sólo que me hace gracia que una experta en física cuántica sea quien dirija nuestros destinos. Es tan irreal. Totalmente cuántico.
Cicero
Perdón, me equivoqué. Merkel hizo su tesis en química cuántica. Entonces las cosas cambian porque es una cosa distinta, así que mi plantamiento en broma no es válido. Me pasa por hablar de oídas y no haberlo comprobado antes.
ResponderEliminarSaludos
Cicero
Cícero, tu aportación es muy interesante, cuentas casos reales y conocidos de primera mano. Lo que yo pueda conocer del tema personal es coincidente con todo lo que dices, así que sólo podemos llegar a conclusiones parecidas. Por lo demás, cualquier persona normal debe coincidir también en que esas dos guerras son tan odiosas que resulta difícil entender cómo se llegó, y qué cosa tan grave habría de pasar para que se repitiera.
ResponderEliminarLo de los cementerios alemanes es muy triste porque parece que ellos mismos tienen asumido que son vergonzantes, cuando no debería ser así porque también los pobres soldados han sido muchas veces víctimas, obligados, o simplemente ignorantes de lo que tramaban sus jefes, los soldados no tienen por qué coincidir con lo que piensan los políticos que los mandan al matadero.
Sobre las cuestioens geográficas, ya te adelanté que sé que Lorena y Alsacia no son tan grandes, pero yo me estaba refiriendo sobre todo a que el conflicto por esa franja se extiende a todos los espacios en los qeu Francia y alemania pueden chocar para invadirse o pelearse; a veces pilla en medio, pero a veces les toca subir o invadir Holanda para asegurar el flanco norte, o directamente Bélgica como cunado a Francia le evitaron la línea Maginot, o por el sur como cuando Napoleón tenía que asegurar los pasos de los Alpes o Italia o tuvo que destinar fuerzas en Suiza que le hubieran venido muy bien en Waterloo pero debía proteger la entrada sur... Era una forma de distinguir las zonas que se ven afectadas físicamente por la guerra de los dos enemigos, de las otras zonas que no se ven tocadas pero só involucradas por pactos de alianzas qeu al final llegan a los mismo. Sobre el camino español, pasaba también por Suiza y llegaba hata Holanda, pues al fin y al cabo de lo que se trataba era de consolidar el paso entre Francia Y Alemania desde Génova hasta el Mar del Norte de Flandes, para mí todo eso tiene una unidad estratégica que es la que le da unidad de sentido y también lo tuvo para Luis XIV, por eso las meto en el mismo saco a esos efectos.
De la Merkel, sabía que era de ciencias pero no qué carrera; sobre todo me interesa de ella algo que no suele decirse ahora en España, y es que proviene de la Alemania Oriental, y eso marca mucho, su inicio político fue en aquella zona, y por eso muchas de las cosas que nos parecen ahora problemáticas para ella son una tontería comparado con o que vivió.
Bueno, me alegro de tener tus "aportaciones de campo" sobre esa zona europea porque a mí me gusta mucho y suelo citarla, así que yo encantado de que corrijas todo lo que haga falta.
Hasta la próxima!
Zarafin.
Bueno, sólo te he corregido una "d", que tampoco tiene tanta importancia. Lo de la geografía me parecía un poco extenso porque me estaba ciñendo a las dos guerras mundiales, y principalmente en esa franja de tierra -aunque es bien sabido que por algo se llaman mundiales y allí participó todo el que pilló cerca o incluso lejos-, pero tras leer tu explicación detallada me ha quedado claro. En realidad, yo no puedo corregirte nada en historia porque dominas el tema y yo tengo conocimientos más superficiales. Gracias por tu explicación.
ResponderEliminarAntes de trasladarme a vivir aquí estuve tres años viviendo por la zona, muy cerca de la frontera con Alemania, por eso lo conozco un poco. Y voy a Francia a menudo, a Holanda también, aunque me aburre más, prefiero las grandes extensiones francesas un poco menos de enanos de jardín y más salvajes, a veces me voy a Lille a pasar el día- preciosa ciudad- porque aquí no hay distancias. Por el camino hay historia todo el rato, y si te adentras en Francia aún más porque esa zona del norte (independientemente del departamento), mires por donde mires, es pura historia. Hace unos meses, en un viaje para ver las bodegas de la Champagne pasé por Saint Quentin, donde se armó la de San Quintín. Me hizo mucha gracia.
Saludos
Cicero
la d de Dupond está muy bien corregida, por los hergeístas y sobre todo por mí que ahora ya no se me olvidará y sí tiene su toque de significado añadido, al diferenciarlos en algo mínimo los acerca más a Fer- y Her- y los aleja de los Thompson. Viviendo a dos calles de Hergé me parece una buena excusa para sacar el tema. :)
ResponderEliminarPor favor, retira mentalmente lo de que no puedes corregirme, que me agobiaré. Nadie me va a cerrar el blogg si me equivoco aquí, así que adelante. Lo que también me da mucha envidia es la experiencia personal que tienes de toda esa zona, que -ciertamente- está plagada de historia por metro cuadrado. La parte francesa que citas no la conozco, yo de Francia no he subido más allá de Lyon y apenas de Estrasburgo. Alemania la conozco algo más de unas cuantas veces que he estado, y los Benelux de apenas un fin de semana raquítico. Echo mucho de menos pisar todos esos sitios y respirarlos, comprenderlos mejor sobre el terreno, pero tendré que tener paciencia... snif!
Por eso vienen muy bien tus anotaciones de "corresponsal", espero que te mantengas ahí.
Realmente, Dupond et Dupont se diferencian en el bigote.
ResponderEliminarFrancia es muy grande, tampoco yo la conozco toda, aunque sí he estado muchas veces en bastantes sitios. Pero hay sobradas razones porque tengo familia allí y, aparte de eso, vivo muy cerca. A Alemania iba mucho cuando vivía en la frontera, pero era ir a cenar, a dar una vuelta a comprar algo, a ver algún castillo... Nunca me quedaba a dormir. No hablo alemán y en esa zona rural mucha gente no habla inglés. De hecho en algún castillo de por allí había guías sólo en alemán, en ningún otro idioma. Aparte de eso, no me acaba de gustar, y no por belleza o méritos artísticos o históricos (que tien muchísimos), sino porque me siento mucho más a gusto con los franceses o con los belgas. No acabo de conectar, me pasa como a un norteamericano que conocí que contaba su viaje a Alemania y cómo chocaban sus diferentes culturas. Con los franceses hay una mayor afinidad, son más de savoir vivre, y los belgas están tan acostumbrados a que los invadan ya sean ejércitos u hordas de inmigrantes que actúan como en la La Kermesse héroïque. Salvo en lugares muy turísticos -donde están los negocios de intentar timarte- son gente amable en su mayoría. La ciudad que me gusta mucho de Alemania es Aquisgrán -fronteriza y no de la alemania profunda-, más que Trier, que me resultaba bonita pero agobiante, y eso que ésta última tiene un monumento romano muy importante.
En principio mi idea es quedarme aquí. No tengo quejas. El clima es bastante duro en invierno, pero lo llevo bien, soporto mejor el frío que el calor.
Saludos
Cicero
En mi caso he tenido emparejamientos con Francia y con Alemania, y por tanto con las respectivas familias y amistades; lo suficiente como para ver que en todas partes hay buena y mala gente, pero coincidiendo contigo en que tenemos más proximidad con los franceses por mentalidad. Aparte de los motivos sentimentales, antes de todo eso sí me había sentido (y sigo) seducido por la cultura alemana sobre todo del XVIII-XIX, y por eso mi afición de haber ido allí algunas veces.
ResponderEliminarAdmiro mucho realmente a esos dos países, y prácticamente a cualquier otro de Europa porque la cultura es tan rica en la mayoría que me excede; ni en cinco vidas la podríamos conocer bien. Ojalá ellos tuvieran por España la misma curiosidad y admiración que tenemos aquí (algunos) por ellos.
Lo del bigote no lo sabía (¡Gracias por el dato!), no soy un experto en Tintín, aunque le reconozco que es un comic de primera clase, es una verdadera obra de arte, pero lo descubrí tarde, de mayor, de niño le tenía algo de manía, no sé por qué.
Zarafin