En estos tiempos estamos viviendo diversas crisis a la vez. Lo maravilloso de las crisis es que nos permiten analizarlas para mejorar y no repetir errores. Hoy hablaré de la del PSOE.
¿Qué puede aprender el PSOE de la debacle del 20-N? Yo no soy socialista, pero asumo que la mitad de la sociedad española, como mínimo, es votante potencial de esa tendencia. Por eso me interesa lo que le pase a este partido, y no disfruto viéndolo zozobrar aunque en esta encrucijada lo viera necesario.
Hay varias banderas/temas habituales de la izquierda española: el franquismo, la religión, la república, la descentralización, el ecologismo y por último la participación (e igualdad de oportunidades). Podemos clasificarlas en:
2 emociones para neutralizar enemigos (franquismo y religión)
2 emociones para captar amigos (república y descentralización)
2 grandes ideas de progreso (ecologismo y participación)
Las dos primeras son las que han basado la actuación estelar de los últimos años del PSOE. Le ha salido mal pues mucha de la gente que vota ya no vivió la guerra civil y ya no vive la religión, luego todo eso –por suerte- le ha dado un poco igual. Era un discurso casposo de confrontación y de una calidad ínfima, y lo siento si alguien se enfada pero lo estoy diciendo suave.
Las dos segundas también le han salido mal pues se han quemado en la primera legislatura, con el Plan Ibarretxe y el Estatut Catalán, más el derrape bipolar que supone la convivencia de PSOE, PSC Y PSE, que es como hacer sangría de cerveza. La baza de ETA sólo le ha servido para que en el País Vasco le arañen por Amaiur: ante el anuncio incomprobado de abandono de la violencia, el Gobierno debería haber sido mucho más prudente –como tocaba-, pero sus ganas de colgarse la medalla sólo han servido para que la gente sienta que ya se podía votar masivamente a los nacionalistas e independentistas, y así lo han hecho. En cuanto a la república, es una estrella Vega que esta vez se ha aparcado por no bifurcar el mensaje guerracivilista, pues lo que se pretendía con toda la movida de la Memoria Histórica era vanagloriar a la ideología (izquierda) y no a la forma de estado (república).
Las dos últimas banderas también han salido mal pues, sencillamente, se han obviado, cuando precisamente eran las que podían haber enganchado a la juventud y a la intelectualidad. Sin embargo la obcecación de Zapatero con su ideología le ha distraído de estos graneros de votos, que han sido captados por los movimientos de más izquierda, ecologistas e indignados. La participación se la ha llevado IU y UPD, y el ecologismo se lo han zampado Compromis + Equo con los de siempre.
El PSOE tiene ahora, si quiere, la gran oportunidad y el reto de decidir con qué banderas quiere presentarse ante la sociedad española para recuperar su poder. Debe elegir entre 1936 o 2036, que ya es hora.
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