miércoles, 16 de noviembre de 2011

FAHRENHEIT 451, ARDEN LOS BONOS.




Creo que el famoso libro de Ray Bradbury decía: “Fahrenheit 451, la temperatura a la que arde el papel” (algo así, y que vengan los puristas a lapidarme). Confieso que el libro no lo he leido, pero creo en Truffaut todopoderoso, así que su película no andará lejos.

Cuando de pequeño la vi, me pareció tan raro un bombero-pirómano como a un yanki pudiera parecerle un bombero-torero. Me quedé para mi infancia con dos imágenes: la de la señora dejándose arder con sus libros, y la del hombre-memoria paseando a la orilla del agua; quizá por eso de mayor me convertí en ambas cosas.

Lo que aleja la buena ciencia ficción de la mala es que la buena, tarde o temprano, deja de ser ficción y se convierte en decreto-ley. Ese detalle siniestro es lo que le dota de credibilidad. Bradbury va por buen camino, porque su 451 de momento ya se ha convertido en realidad para la España de la Crisis: a los 451 se han puesto a arder nuestros papeles. Como libros ya no hay en España, el único papel que nos quedaba eran los bonos a 10 años, y éstos son los que han saltado en ingnición. Ayer saltó nuestra economía la barrera Fahrenheit y se puso en 458, o eso dicen los papeles que no arden (maldito embrujo).

Antes nos decían que el tope estaba en los 400, se ve que a los mercados les gusta Truffaut (por aquello de “Los 400 Golpes”). Ahora el tope está en los 451 Farenheit, y ya han saltado todas las alarmas. A mí me vale sólo para hacer cierta poesía-ficción, me gusta pensar que la misma cifra que salta el papel de los libros es la que hace saltar el papel de los parquets, que la bolsa y mi biblioteca estallarán a la vez, y que todo lo que el viento se llevó arderá en una misma falla a la misma cifra. Mientras, los tontos que nos gobiernan nos parecerán tan tontos como los que gobiernan en el libro de Bradbury, y los supervivientes nos parecerán también incomprendidos, e incomprensibles.

No les quito mucho más tiempo hoy. Sólo les citaré otro relato de Bradbury, que quizá debían haber tenido en cuenta los que nos mandan antes de recalentarnos al baño mercado. El relato es “Las doradas manzanas del sol”, y su moraleja es que no puedes tocar nada en un tiempo o espacio sin modificar la historia futura. Vamos, la abuela del “efecto mariposa” por parte de padre y de “la aldea global” por parte de madre. Ahora muchos intentan buscar el extintor para apagar el papel de los bonos que arden, la gente mira la bolsa los lunes, se olvida del domingo, sin pensar en qué hicimos mal hace mucho... Lunes es, en alemán, el nombre del bombero de Bradbury: Montag. Ahora miramos todos los lunes a Alemania, a ver si está enfadada Doña Merkel y si viene a apagar nuestro fuego, o a avivarlo, que ya ni se sabe. El día de la luna, donde estamos todos mirando las musarañas, mientras arde a nuestro alrededor nuestro papel bursátil, nuestro papel. España luna satélite, fría, sin gravedad, y Botín es su profeta, el gobierno corre como pollo sin cabeza...

Esto me hace recordar otro elemento de ciencia ficción o de Iker Jiménez: la combustión espontánea. Es un fenómeno raro por el que una persona puede de golpe empezar a arder. Yo nunca lo he visto, pero sí lo oí en uno de los libros-persona de Bradbury. Sólo les aviso: si empiezan a notar calorcillo al ver las noticias, échense un poquito de agua, así, por todas partes, es un consejo de corsario.

4 comentarios:

  1. Magnífica entrada, me ha gustado muchísimo el paralelismo de los 451.

    Ah propósito, también leí los 400 golpes. Ese no me gustó, creo que sólo vendió por el morbo de ser la autobiografía supersexual de una cría maleducadísima... A eso también se le podría sacar paralelismo, bien pensado :S

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  2. Gracias, masxus. Yo no he leido los 400 golpes, la verdad es que cuando vi todas esas películas era muy pequeño y nadie hablaba de que tuvieran un libro antes. hoy se pueden ver los libros, pero ya no ponen las películas en ninguna cadena. Oh, tempus!

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  3. Emmm... Pues resulta que yo tampoco he leído (ni visto) los 400 golpes, lo había confundido con "los 100 golpes".

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  4. Ah, qué alivio, porque no recordaba nada de la película sobre eso que decías. Bueno, nos hemos ahorrado 300 golpes. :)

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